Capítulo 44 - El calor del hogar

Capítulo 44 – El Calor del Hogar

BPOV

- No me dejes, permíteme ser digno de ti – exclamó Edward en la entrada de la que alguna vez seria nuestra casa, nuestro hogar. Me apreté la blusa cerca del corazón, miedosa de que se arranque de mi pecho. La casa era todo lo que había soñado la primera vez que la vi. Verdaderamente un  hogar. – ¿Qué me respondes Bella? – me centre en los ojos expectantes de Edward.

-Te amo Edward, esto es maravilloso… - me miro desconcertado y el anhelo quedo congelado cuando cerro los ojos, yo respire profundo y lo inste a mirarme otra vez – Edward, no te voy a dejar, te amo demasiado.

-¿Pero?...  – murmuro con la desilusión pintada en la cara.

-Amor, hagamos las cosas bien… yo tengo que resolver asuntos en Barcelona, tenemos que pensar en los niños – tome su mano y la puse sobre mi corazón – ya hemos pasado por mucho, hemos sufrido los costalazos de la vida, es hora de tomar decisiones como adultos responsables, como padres. Quiero estar contigo, quiero vivir junto a ti, quiero compensar todo el tiempo que no estuviste con Carlie, pero quiero hacerlo bien amor – me abrazo fuerte alzándome en el aire.

-Me asustaste… pensé que no – me beso con pasión apoyándome en la pared del hall de entrada – Oh Isabella, gracias – beso – te adoro – beso – Toda la vida, viviré por ti y por nuestros hijos – Ahora lo bese yo. – cuando nos separamos, Edward me guío por la casa hasta el living y nos sentamos en un gran sillón –

- Bella te prometo que será todo mejor. Como te lo explique anteriormente, yo verdaderamente te ame en ese entonces, con la visión de la vida equivocada, con soberbia y arrogancia como baluartes… ahora que he cambiado, que me he dado cuenta de mis errores, te amo mucho más que antes y este es un amor puro, lleno de entrega – tome su mano  y él me tomo para que me sentara en sus piernas – Quiero hacer las cosas bien Bella, no quiero cometer errores, ustedes son demasiado importantes para mi, son mi vida.

-¿Y como quedamos entonces? – pregunte coqueta mordiéndome el labio, sintiéndome llena de vida, revitalizada… nuevamente una mujer.

-mmm – susurro perdiéndose en mi pelo, besando bajo mi oreja, logrando que mi cuerpo reaccionara después de todo este tiempo de letargo – La última vez… eras mi novia, mi prometida – me tense y él lo notó porque busco mi mirada inmediatamente -¿No quieres retomar nuestro compromiso?

-Es muy pronto… - susurre acariciando su cabello, para que se relaje – novios si, me encantaría ser tú novia, volver a conocernos, amarnos comenzar un proyecto juntos… - el asintió entendiendo mi punto

-Pero nada de compromiso matrimonial – ahora fue mi turno de asentir mordiéndome la boca, no es que no quiera, pero la verdad es que me da pavor. – Entiendo, será a tú ritmo mi vida. – Nos abrazamos y besamos disfrutando de nuestra cercanía, de tener nuestros corazones acompasados.

Edward me guio por la casa, mostrándome las habitaciones, como si fuera la primera vez, y de verdad en esta ocasión todo era perfecto, el amor era el cimiento de este hogar. Cuando llegamos a la terraza frente a la piscina enrejada Edward me invito a sentarme.

-Voy por el postre – me beso suavemente y volvió a la casa, lo seguí con la mirada hasta verlo desaparecer por el ventanal.

Respire hondo, aguantando el momento en que sentía la felicidad entrar de lleno en mi corazón, tomando el tiempo de las distancias como una manera de madurar, de aprender y de fortalecer lo que estaba destinado para ser eterno. Sentí los pasos de Edward, me gire para verlo, tan hermoso y mucho más hombre que antes.

-Traje tus favoritas – dejo un plato rebosante de frutillas cubiertas con  chocolate, para terminar sentándose frente a mí –Ven acá preciosa – estiro su mano invitándome a ubicarme en sus piernas.

-Me voy a mal acostumbrar – le murmure ya instalada y besando  suavemente su mejilla, dejando delicados besitos por la cicatriz, mientras él acercaba una frutilla.

Después de terminar las frutillas y darnos muchos besos llenos de anhelos y deseos, finalmente Edward me llevo de vuelta a casa de Alice. Me sentía como una quinceañera, apenas cerré la puerta, tuve el impulso de gritar y reír como histérica… volvía a tener a Edward en mi vida, en mi corazón, en mi alma…

Subí las escaleras directo a mi habitación, entre sigilosa porque Carlie ya que ha esta hora esta durmiendo. Me acerque a la cuna que me presto Alice y bese su frente.

Tan hermosa mi bebita…

Cuando termine de desmaquillarme y verificar que Carlie este arropada, me metí a la cama y tome del velador un pequeño libro que Alice me dejo hace unos días…

“No importa lo que dure. Créeme que no importa. Un minuto, un año un siglo. Pero mientras dure decime que es para siempre, que vamos a alcanzar la eternidad con las raíces de este amor que crece para adentro y desde adentro nos empuja al cristal de la risa, al silencio que late con corazón de pájaro, al chocar de planetas que es nuestros cuerpos juntos recreando el temblor, el universo, el canto”

…

-Estoy tan contenta que usted este de vuelta Srta. Isabella – me abrazo Carmen afectuosamente – sé que usted tendría sus razones, pero la extrañamos demasiado todo este tiempo.

-Oh Carmen eres muy amorosa – sus palabras me conmovieron y remecieron mis cimientos por que una vez más confirmo que mi egoísta decisión afecto a tanta gente que me quería de verdad.

-Esto quedo precioso – Exclamó Kate, con el bombín de los globos en la mano – Noah estará encantado

-Esa es la idea – mire el reloj en mi muñeca - ¿Te confirmo Esme verdad? – le pregunte dudosa.

-Si, deben estar todos por llegar… - justo en ese momento sonó el timbre y me apresure hacia la sala.

Los Cullen, entraron en la sala decorada de colores para darle la bienvenida a Noah, todos sonrieron hasta que Esme me vio y aparto la mirada. Me senté junto a Sue, sin siquiera intentar saludar a Rosalie porque ya nada quedaba de la amistad que alguna vez tuvimos, sin embargo Emmett me brindo una cálida sonrisa. Mire a mi hija que se  entretenía con unas serpentinas.

La risa de Nick antecedió a la panza de Alice que llego a mi altura, mientras mi sobrino se sentaba frente a Carlie para hacerle morisquetas.

-Quedo precioso  - me levante para que se sentara en el sillón junto a Sue – Esta sorpresa le encantara a Noah, tantos colores…

-¿No crees que es muy pronto para hacer una fiesta? – la voz de Rosalie resonó en mi espalda, así que me volví para responderle.

-Nunca es pronto para darle color a la vida de un niño que necesita alegrías. Además es una fiesta de la familia, una bienvenida… - Rosalie se quedo callada alisando su pelo ignorando mis palabras y guardo silencio sobretodo por el gesto de enfado de Emmett.

-¡Ahí vienen! – gritó Kate, saliendo de la cocina junto a Carmen y Esme, todos nos pusimos de pie, tome a Carlie en mis brazos y esperamos que aparecieran…

 -¡Bienvenido! – gritamos todos apenas Noah entro por el pasillo y su sonrisa de oreja a oreja nos ilumino a todos. Edward inmediatamente me busco con la mirada y beso la cabecita de Noah.

Los abuelos se acercaron y lo tomaron en sus brazos para sentarlo en el sillón, la sonrisa de Noah resplandeció cuando vio a Carlie en mis brazos, por eso me acerque con ella para quedar a su altura.

-Hola hermanita – Carlie le sonrío, así que la siente a su lado y ella apoyo su cabecita en el hombro de Noah… la imagen es tan tierna que se me llenan los ojos de lágrimas. Sentí los brazos de Edward rodear mi cintura.

-Son nuestros… - me susurro y beso mi oreja

-Nuestros – le respondí.

Almorzamos todos en el gran comedor, disfrutamos de la alegría de los niños, si bien Esme y Carlisle aun están molestos conmigo, no dejan de desatender a mi hija, la llenan de mimos igual que a todos sus nietos y de verdad agradezco eso de ellos, aunque nunca lo dude es un alivio confirmarlo, sobre todo cuando Carlisle tiene a mi niña en sus piernas y trata de enseñarle a decir “Abuelo”…

-Vamos a tomar el postre en el living – dice Edward, dándome una mirada cómplice, así que tome la manito de Noah y nos fuimos hacia el living siguiendo a su papá.

Justo en el centro de la sala, había una caja grande con un gran lazo rojo, Edward se coloco al lado de la caja y me tendió la mano

-Hijo, Bella y yo te tenemos un regalo – Noah me miro y me abrazo fuerte por un momento y después a Edward, quien lo tomo en brazos y riendo tiro del lazo y yo levante la tapa, dejando ver las orejitas asomadas de un cachorro labrador color chocolate…

-¿Es para mi? – Edward sentó a Noah junto a Carlisle que tenía a Carlie en brazos y yo tome al cachorro para acercarlo a los niños, cuando el travieso me lamio la oreja.

-Es para ti – puse el cachorro cerca de sus piernas para que lo pueda tocar, Carlie se estiro también y le tomo una oreja, Noah lo miro sin poder creer que el cachorrito era para él - ¿Vas a cuidar de este pequeño?  - Noah asintió y lo acaricio con más confianza.

Todos los niños se acercan y acarician al cachorro quien esta feliz con las atenciones, yo abrace a Edward quien mira a los niños, con un brillo especial en sus ojos. Cuando me volví para darle un besito ligero en sus labios, Carmen se acercó a nosotros sigilosa.

-Sr. Cullen, en la reja de acceso esta una pareja de detectives, uno de ellos dice ser el Detective Dávalos, piden hablar con usted. – ambos nos miramos y Edward frunció el ceño extrañado.

-Hazlos pasar Carmen – Edward tomo mi mano y me llevó junto a él para la puerta de entrada.

-¿Qué crees que pasa? – le pregunte

-No tengo ni idea – ambos nos fijamos en el sentra negro que avanza por la gravilla hasta la entrada principal donde estamos esperando, expectantes de saber que sucedía. Dos hombres bajaron del auto, y se acercaron a nosotros.

-¿Es usted Edward Cullen?

-Soy yo, ¿Qué sucede? – Edward le extendió la mano y saludo a los dos hombres.

-Soy el detective Dávalos, de la prefectura nororiente de NY – le muestro la placa - ¿Podemos hablar en privado?

-Por supuesto, por favor acompáñenme a mi despacho – los detectives nos siguieron, mientras travesamos el living, todos nos miraron extrañados pero no hicieron preguntas.

-¿Qué celebran? – pregunto el detective cuando entramos al despacho.

-Es una bienvenida para nuestro hijo, él ha estado hospitalizado por leucemia y ha sido dado de alta hoy.

-Lamento interrumpir tan hermosa celebración con esta noticia. – Edward apretó mi mano e insto al detective a tomar asiento.

-Su hijo, es también hijo de Leah Clearwater

-Si – respondió Edward, frunciendo el ceño – pero cuando nos divorciamos ella renuncio a la custodia compartida y me entrego la potestad completa a mí.

-¿Cuándo fue la última vez que vio a la Srta. Clearwater? – mire alternadamente al detective y a Edward, sin entender a que iba todo esto.

-Hace casi dos meses, fui a su departamento, pidiéndole si podía hacerse unos exámenes para ver si era compatible para el trasplante de médula de Noah, mi hijo.

-¿Ella accedió? – pregunto el detective

-No, me hecho de su casa y desde ese momento no la he vuelto a ver.

-Bueno, le informo que ha sido usted el último en ver con vida a la Srta. Clearwater… - ambos nos miramos y mis manos subieron a mi boca por la impresión – ella falleció.

-¿Cuándo? ¿Cómo? – le pregunte mientras Edward tiene la mirada fija sobre el escritorio.

-Fue en un incendio hace cuatro noches, según lo determinado en el informe policial, ella se durmió con un cigarrillo encendido y producto del alcohol ingerido, su cuerpo ardió en llamas, las quemaduras comprometieron un 90%  de su cuerpo, los niveles de alcohol en su sangre eran elevadísimos.

-Dios mio… - me apoye en el escritorio porque sentía las piernas de lana – esto es horrible – Edward me rodeo con sus brazos y me puse a llorar apoyada en su hombro, porque a pesar de todo lo que hizo Leah, nadie merece este tipo de muerte…

Edward, se despidió de los detectives, con una citación a declarar ya que fue el último que vio a Leah. Me volvió a abrazar y escondió su cara en mi cuello, sé que no lloraba, pero esta tan consternado como lo estoy yo.

Cuando Edward le comunicó a la familia, las reacciones fueron variadas, obviamente nadie se alegraba, pero tampoco es un dolor profundo, más bien es pesar por la forma en que ocurre y la soledad profunda de la vida de Leah, porque Edward nos relato su encuentro y lo que él vio de la mujer que en definitiva es la madre de Noah, no fue muy alentador.

…

Una semana después de la muerte de Leah, acompañamos a Sue al aeropuerto. Ella decidió irse antes porque las ultimas semanas Rebecca no ha estado muy bien de salud y es una preocupación que se cierne sobre mi, y me mantiene en la disyuntiva, no quiero alejarme de Edward, pero también llegara el momento que tenga que partir y solucionar lo que tengo en Barcelona.

-¿En que piensas? – me pregunta Edward mientras conduce

-Estoy preocupada por Rebecca – tomo su mano que estaba sobre los cambios.

-No te preocupes hija, yo cuidare de ella, has tus cosas tranquila – comento Sue desde el asiento de atrás, así que me volví  a mirarla y ella me cierra un ojo.

La dejamos casi en la puerta del embarque, nos abrazamos fuertemente por varios minutos, hasta que llaman nuevamente su vuelo.

-Procura ser feliz hija… - me dice y besa mi mejilla, después se giro en dirección a Edward para despedirse, toma sus maletas y se va. Me quedo mirando su espalda hasta que la pierdo entre la gente.

-Sé que llegara el día que tú y Carlie crucen por esos detectores y no te niego que me aterra, pero logro entenderlo, mejor dicho trato de entenderlo…

-Pero cuando llegue ese momento, yo volveré, te lo juro y tú sabrás donde estoy, sé que por Noah no puedes viajar pero te prometo que siempre estaremos mi amor. – Edward toma mi rostro entre sus manos y me besa, frente a todo el mar de gente del aeropuerto.

Durante la semana disfrutamos tanto los cuatro, viendo películas, jugando a ratos en el jardín con Scott, el hermoso cachorro. Creo que nunca antes había sido así de feliz.

Ahora que las cosas se relajan, con Edward nos damos mucho más tiempo para estar juntos, para volver a sentirnos y disfrutar de nuestra compañía. No hemos intimado como pareja en todo este tiempo, y a pesar que nuestros cuerpos lo piden a gritos, son otras necesidades las que suplir…

-¿Qué te gusta de Barcelona? – me pregunto mientras acariciaba mi pelo, tendidos en el pasto de nuestra casa. Pensé en la pregunta de Edward por unos minutos.

-Es la historia que la sientes en cada paso, su gastronomía – le respondí soñadora –Cuando me fui, en realidad nunca pensé que la ciudad fuera tan maravillosa, tan distinto a EEUU, empezando por  la alegría de la gente, esa calidez, y por cierto el acento español que es muy sexy – lo oí gruñir levemente, haciéndome reír – Aunque en Barcelona se habla mucho catalán, aprendí una que otra palabra…– alce los ojos para verlo sonreír – pero lo que más me sorprendió fue el cariño de Rebecca, ella es maravillosa – me removí hasta abrazarlo - te encantara cuando la conozcas, si adoras a Sue, a Rebecca la vas a amar.

-¿La extrañas?

-Sí, mucho… - entrelace mis dedos a los suyos – aunque no quisiera mi amor, debo volver para convencerla de venirse conmigo, con Sue… - sé que será una batalla perdida pero tengo que intentarlo.

-No quiero que te vayas, todavía no… - me alce sobre él y para besarlo profundamente.

-Tampoco yo mi vida, pero tengo que hacerlo – Edward me abrazo y me acurruque sobre sus piernas, fascinada por su calor y lo distinto y maduro que es nuestro amor.

-Antes que viajes, me gustaría que regularizáramos la paternidad de Carlie ¿Qué opinas? – aparto un mechón de mi cabello

-Sería maravilloso Edward, Carlie tiene tu apellido…

-Lo sé, le pediré a Irina que interponga los antecedentes para reclamar la paternidad, tanto en EEUU como en España

-¿Por qué Irina? – pregunte intrigada, tal vez con un leve toque de celos.

-Simplemente mi vida, que no quiero perderme ni un segundo de estar con ustedes – me alce para volver a besarlo - ¿Te quedaras hoy? – la misma pregunta de todos los días…

-No puedo Alice quiere que la acompañe temprano a su cita semanal con el médico, ya le queda poco a esa panza.

-Esta bien, pero yo me quedo con Carlie así que la paso a buscar temprano… - nos miramos fijamente durante un rato, repasando nuestros deseos y anhelos profundos, pero que aun necesitaban algo de tiempo, ese momento donde los cimientos se refuerzan y se hacen irrompibles – te amo, y será en tú tiempo te lo prometí.

Carlie estaba fascinada con su baño matutino, mientras enjabonaba su cuerpecito, ella jugaba con sus hipopótamos. 

-Cariño, debemos apurarnos porque tú papá vendrá a buscarnos pronto

-¡Papi! – dejo inmediatamente sus juguetes y se puso a chapotear

-¡No! me vas a mojar toda – nos reímos hasta que la saque de la tina y comencé a vestirla – vamos donde la tía Alice y tío Jasper ahora, porque  que nos esperan para tomar desayuno. Ya listas bajamos, y nos encaminamos al comedor.

-¡Que belleza! – Jasper se levanto y tomo en brazos a Carlie y ella lo abrazo y beso en la mejilla – las estábamos esperando para tomar desayuno.

-¿Alice? – le pregunte a Jasper, tomando el biberón de Carlie y entregándoselo, Jasper la dejo sobre el silloncito para que tomara su leche tranquila.

-Fue a la cocina por más melón – ambos sonreímos porque los antojos de fruta de Alice eran totalmente exagerados, si por Nick era loca por las frambuesas, por este bebito era el melón. – ¿A que hora viene Edward?

-En una media hora más – sonreí al pensar en él.

-Espero que el doctor me diga que llego la hora, parezco elefante este bebe esta tan cómodo, que no da señales de querer salir – exclamó, mi mejor amiga entrando al comedor con una panza a rebosar por su pequeña estatura.

-Tranquila, el bebé vendrá cuando quiera… - le respondí enternecida por el proceso, porque a pesar de los dolores y a veces la desesperación traer al mundo a tú hijo es lo más hermoso que le puede pasar a una mujer.

-Pero ya estoy en la semana 39, una semana más y colapso – se sentó junto a Jasper que la miraba enternecido.

-Hay bebes que nacen a la semana 42… - comentó Jasper y Alice lo miro furiosa.

-Amiga, tranquila – mire a Jasper que recién se dio cuenta de lo desatinado de su comentario – vamos a ver que todo este bien… salgamos a dar un paseo caminando lento, eso ayuda en el parto y acomoda de mejor manera al bebe.

-Gracias Bella, estoy tan feliz de que estés acá, te quiero amiga.

-Te lo prometí, no volveré a Barcelona hasta que nazca mi sobrinita o sobrinito…

-¡Te vas nuevamente! – El grito de Esme nos sobresalto a todos y Carlie que estaba en el silloncito soltó su mamadera y comenzó a hacer pucheros - ¡¿Cómo puedes ser tan egoísta Isabella?!

-Mamá, estas asustando a Carlie – dijo Alice, tratando de ponerse de pie – además las cosas no son como tú piensas.

-¿Qué no son como pienso? – tiro su cartera sobre la mesa, furiosa como nunca antes había visto a Esme, como una leona defendiendo sus cachorros – ¡Está mujer se llevara a mi nieta, cuando no tuvo la desfachatez de decirnos de su existencia! Y ahora se la quiere llevar nuevamente… ¡No lo voy a tolerar!

-Esme no es así, si me dejaras explicarte – en ese momento Carlie comenzó a llorar asustada por la actitud de Esme, camine al sillón y tome en brazos a la niña que se escondió en mi cuello.

-¿Explicarme qué? ¿Qué pensabas desaparecer nuevamente? ¿Qué sólo Jasper y Alice supieran donde estas con mi nieta? – Apunto a la pareja temblando de furia – ¿Qué ellos sean tus alcahuetes otra vez?

-Esme contrólate por favor – Jasper se acercó a ella y la tomo de los hombros para que dejara de temblar – por favor suegra, esto no es lo que piensas, respira… ¿Bella me alcanzas un vaso de agua? – me apresure a entregárselo justo cuando Edward entro en el comedor y sopeso el ambiente y la escena.

-¿Qué ha pasado? – pregunto sin quitar la vista en su madre…

-¿Tu…tú sabias que ella se va a llevar a Carlie? – pregunto Esme derrumbándose en los brazos de Jasper y comenzando a llorar.

-Mamá, Bella no va desaparecer de nuestras vidas, nunca más…

-Pero ella se va… - su mentón tiritaba mirando a su hijo – se va a ir…

-Mamá – Edward se acercó a ella y Jasper permitió que la abrazara – Yo se donde estarán, tampoco será por un largo tiempo… - levanto la barbilla de Esme obligándola a mirarlo – Bella me ha perdonado y yo a ella, te toca a ti… tú la quieres y ella también, no puedes estar así toda la vida, no es sano… - Esme se apoyó en el hombro de Edward y lloró, le pedí a Jasper que sostuviera a Carlie y me acerque a Esme.

-Esme… – alzó la cabeza y Edward la ayudo a sentarse y le paso el vaso de agua – Entiendo tú molestia y dolor, soy la primera en decirte que me equivoque, que tome una mala decisión y fui egoísta, es verdad… - me agache para que pudiera mirarme a los ojos – pero tenia miedo, estaba encerrada y sin salidas por mi terror, por mi angustia y mi dolor, tampoco fue fácil para mí. Fui cobarde porque cuando me di cuenta de mi error, nunca pude reunir la suficiente entereza para volver a contactarme con ustedes y darles el derecho de saber de mi hija… Sí no eres capaz de perdonarme, lo entiendo sé que no es algo de la noche a la mañana…

-¿Con todo lo que tú misma viviste con tú madre porque hiciste esto? – me recrimino y yo agache la cabeza…

-Ni yo tengo la respuesta. – subí los hombros – Pero de algo estoy segura, no volveré a cometer el mismo error, nunca…

-¿Creo que llego la hora?... – murmuro Alice aferrándose a la mesa con los nudillos blancos por la presión y los dientes apretados.

-¿Contracciones? – ella asintió y Jasper le paso a Carlie a Edward quien miraba extrañado como Alice endurecía sus fracciones por las contracciones y Jasper comenzaba a revolotear alrededor de Alice.

-Tranquilo Jasper – me puse de pie y me acerque a Alice - ¿Es la primera que sientes? – mire el reloj para comenzar a tomar el tiempo – Alice asintió, relajando su expresión – Jasper llama al médico y coméntale que Alice comenzó con contracciones, si el recomienda que asistamos igual a la consulta o esperamos la evolución de las contracciones, por el momento no son de cinco minutos – Jasper me miro y esbozo una sonrisa y saco su celular, yo me enfoque en Alice – ¿sientes que viene otra?

-Aun no - miro a Esme que aun estaba en la silla junto a Edward y Carlie – mirándonos – mamita, no me gusta verte enojada, desde que volvió Bella, estamos completos nuevamente…  - Apretó mi mano con fuerza que sentí crujir mis dedos.

-Es mejor pasearse Alice, se sienten menos intensas caminando lentamente – cuando termino la contracción, la ayude a ponerse de pie y comenzamos a caminar lentamente por el pasillo.

Catorce horas más tarde, nació Hugo Jasper Hale.

Edward se llevo a Carlie en su casa para cuidar de ella, mientras yo me quedaba con Alice en la clínica.

Jasper dormía en el sillón agotado pero feliz, Alice también, el parto fue duro y muy distinto al de Nick, la sorpresa fue que cuando mi mejor amiga pidió a su hija con los brazos estirados hacia el doctor  y el médico le entrego a un hermoso niño de casi cuatro kilos… inmediatamente ella comento.

-Entonces serás Hugo – yo me puse a reír, no pude evitarlo, porque algo que le había fascinado a Alice en su visita a España, era justamente Hugo, pero Hugo Silva…

-No te rías, tú le pusiste Lorelai como segundo nombre a Carlie, todo por las Gilmore Gilrs – me calle de inmediato y fue el turno de Jasper de reírse por nuestras tonteras y tomando al pequeño Hugo desde sus brazos.

Salí la habitación cerrando suavemente la puerta, los tres estaban durmiendo plácidamente, saque mi celular para ver la hora, cerca de las cinco de la mañana, demasiado temprano para llamar a Edward…

-Bella – me di la vuelta a la voz de Esme, vi a Carlisle a su lado

-Hola, están durmiendo los chicos… yo iba a llamar un taxi.

-¿Podemos conversar? – pregunto Carlisle tentativamente, sabiendo la reacción que tuvo Esme.

-Claro, me apetece un sándwich y un café ¿Vamos a la cafetería? – ambos me sonrieron por mi respuesta y nos acercamos al elevador en silencio.

Nos acomodamos Esme y yo en la mesa de la cafetería, mientas Carlisle iba por nuestros cafés y sándwich.

-Discúlpame por la forma en que reaccione ayer – susurro Esme doblando una servilleta en rectos pliegues.

-Lo entiendo Esme, no es fácil – en ese momento llego Carlisle y se sentó junto a su esposa – estas defendiendo a tú familia, a tu hijo, a tus nietos…

-Lo mismo hiciste tú con Carlie… la defendiste de lo que a ti te había hecho daño – una lágrima se deslizo por la mejilla de Esme al escuchar a su esposo – No hemos sido lo suficientemente comprensivos contigo, al principio nos alegramos porque habías aparecido… pero cuando llegaste con la niña, nos sentimos traicionados por ti, por que no lográbamos entender completamente lo que pasaba.

-Hasta ahora – Susurro Esme, desplegando de la servilleta un cisne de origami – lo entendí, tú eres una mujer fuerte, y te pido disculpas por haberte comparado con lo que hizo tú madre, tú al contrario de ella, luchaste por tú hija, por protegerla de las mentiras y los engaños que se tejieron en la relación con Edward…

-No fui muy distinta Esme… - ella me miro frunciendo el ceño – deje a Noah… Yo era como su madre y no pensé en él hasta que me sentí segura en Barcelona, y ya no podía volver…  - solloce revelándoles mi tortura que sólo Edward sabía, la culpa que sentía por no haber estado desde siempre con Noah.

-No te culpes por eso hija – exclamó Carlisle tomando mi mano por sobre la mesa – volviste cuando más te necesitaba, no sólo Noah, mi hijo también… volviste cuando el aprendió a amar de verdad.

Nos sumergimos en el silencio por varios minutos, tomando sorbos de café, mirando las manos de Esme que no paraban de hacer figuritas de origami, como una especie de acto compulsivo.

-En España volví a ver a mi madre – susurre, tomando un  cisne de papel.

-¿La contactaste tú? – pregunto Esme dejando de hacer figuritas

-No, fue una coincidencia de la vida, nunca imagine encontrarla ahí… cuando la vi, ni siquiera la reconocí, hasta que ate cabos y todo fue confuso… - admití sin mucha emoción

-¿Qué te dijo? ¿Ella te reconoció? – pregunto ansiosa Esme

-Claro, porque vio a Sue primero y vasto un segundo para que supiera quien era yo… - Deje el cisne en la mesa y lo mire fijamente – es difícil perdonar algo así, al principio fue una ebullición de dolor, ira y odio, lamentablemente ningún sentimiento bueno… después una especie de anestesia que a pesar de quitar el dolor, tampoco te deja ver la perspectiva de la situación…

-¿Pero ella mostro algún arrepentimiento? ¿Trato de explicarte lo que paso?

-Si, se acercó, trato pero yo puse muchas barreras para separarla de mí… ¿pero sabes por qué?  - levante la mirada y solo encontré compasión – porque no quería que me volviera a dejar…

-Es comprensible hija – cerré los ojos llena de emociones porque pensé que nunca más oiría esa palabra de la boca de Esme – ¿Qué piensas hacer ahora?

-Aun no lo sé – tome la mano de ambos y la apreté suavemente - ¿ustedes de verdad me perdonan?

-Claro que si Bella – asintió Carlisle respondiendo a mi apretón de mano – tal como dijo Alice, volvemos a estar completos contigo acá, con nosotros…

Después de la conversación con Carlisle y Esme, se ofrecieron para llevarme a casa de Edward, estaba cansada pero en mi corazón sentía esa llamita del perdón, esa fuerza maravillosa de sentirse redimido y protegido por el amor que con lleva el ser perdonado… Edward,  el amor de mi vida perdono mis errores, como yo perdone los suyos… mi niño bello, en la inocencia de su niñez volvió a confiar en mí y ahora Esme y Carlisle me entregaban su cariño incondicional nuevamente.

Me despedí de ellos en la entrada de la casa, viendo el automóvil girar para volver a salir… me cerré la chaqueta sentándome en el escalón de la entrada apoyándome en la pared helada, tome mi celular y lo lleve a mi oído.

-Disent…

-Aló… ¿mamá? – el suspiro de Renné me sobrecogió

-Hija… mi Isabella…

…

-Te amo…

-También te amo… - ambos sonreímos y levante la mano tocando la pantalla de la laptop - ¿Cuándo vuelves?

-Amor… -mire mi reloj y sonreí – llevo recién nueve horas en Barcelona…

-Lo sé pero es una eternidad.

-Es verdad, ¿Cómo esta Noah? – le pregunte extrañándolos montones-

-Se quedo dormido, las vitaminas lo arrebatan y le dan apetito, así que come y duerme… ¿Mi niña preciosa?

-También se durmió, el cambio de horario la pobre esta cansada todavía – mire hacia la puerta y Sue estaba apoyada en el marco – Sue te manda saludos, dice que sigues igual de guapo que siempre… - ambos nos pusimos a reír.

-¿Cómo esta Rebecca? – cerré los ojos por un momento, la tristeza me embargo…

-No muy bien… El médico no es muy optimista, mañana llega Phill y Renné…

-Amor, ya veras que todo mejora… - asentí brindándole una sonrisa

-Cuando acerque a Carlie, pareció reconocerla… por unos minutos volvió a ser ella.

-Tranquila mi vida, ya veras como se soluciona todo y Rebecca volverá a estar bien.

Después de una larga despedida, y miles de te amo, cortamos la conexión. 

Extrañaba montones a Edward y Noah, pero también a mi Abu, que se perdió entre sus recuerdos y ya no quiere salir de ahí.

Estábamos en la cocina tomándonos un té con Sue, cuando llego Ana la enfermera de Rebecca.

-¿Cómo esta? – le pregunte preparándole una taza de té.

-Sus constantes se debilitan, es como ver una llama apagarse de apoco

-¿Pero como ocurrió? Todavía no me explico que le paso.

-Una semana después que llegue de NY, me levante para comenzar a preparar el desayuno, y le fui a avisar a Rebecca que estaba todo listo, pero no respondió, me asuste pensando que se había caído en el baño, así que abrí la puerta y estaba en la cama con los ojos desenfocados – susurro Sue – no controlo el esfínter y estaba llena de sus deposiciones y orina, llame inmediatamente a la ambulancia.

-Mi Abu querida… - solloce

-Los médicos descartaron un infarto cerebral, sólo mencionaron una especie de desconexión senil… o algo así.

-Es una descompensación del cuerpo, la vejez es implacable… - comento Ana – En estos casos, cuando no hay un estado clínico específico, no es mucho lo que se puede hacer, ella ahora esta consciente, pero no coordina sus movimientos…

-Voy a estar con ella – me levante de la mesa y con la tristeza que me embargaba entre a su dormitorio.

Me senté a su lado en la cama, ella estaba mirando el cielo, murmurando algo que no entendía. Acaricie su blanco pelo con ese ligero tono lila tan elegante…

-Abu… ¿estas ahí? – acariciando su cabello espere una respuesta que no llegaba – Sabes Edward aun me ama… ¿Quieres que te cuente? - Me levante a su tocador y tome una de sus cremas para las manos y comencé a masajear sus dedos, comencé a contarle todo lo vivido en NY, la reacción maravillosa de Edward cuando conoció a Carlie, el lindo bebé de Alice, el perdón de Esme, la recuperación de Noah, el hermoso hogar que me espera junto a Edward, nuestro futuro, la madurez que nos dio la distancia, por momentos Abu, cerraba los ojos y parecía dormir e inclinaba su cabeza en mi dirección, como si me reconociera y tratara de buscarme en el laberinto de su mente, otras abría sus ojos sin expresión y comenzaba a murmurar otra vez…

-Hija, ya es muy tarde – me susurro Sue apretando ligeramente mi hombro – Le di su biberón a Carlie y esta mirando televisión sobre tú cama.

-Iré a verla ¿Te quedas con ella? – bese la frente de la Abu y reconocí lo que murmuraba, era la canción de cuna que le cantaba a Carlie cuando era bebita, me enternecí y mis ojos se llenaron de lágrimas.

-Ve tranquila, yo la cuidare…

Así pasamos la semana, cuidando a Rebecca, atendiendo a Carlie, mis llantos de tristeza cuando hablaba con Edward y cuando Carlie lloraba por ver a Noah…  La llegada de Renné y Phill, el pobre lloro horas junto a su madre y por más que tratamos de reconfortarlo, nuestra propia tristeza nos rompía.

Hablamos durante horas con Renné, de distintas cosas, nada de mi padre, de Sue o de lo que paso hace ya tantos años atrás, nos estábamos convirtiendo en una especie de amigas que no se veían hace mucho, donde una vez existió plena confianza pero el tiempo resquebrajo, y esas similitudes y miles diferencias en las cosas que conversábamos sellaban algo de esas grietas.

El perdón es un proceso, un proceso donde el amor es el detonador… en esta relación esa flor del amor se seco, pero aun quedaban raíces a donde echar mano, con el tiempo volvería a surgir, de eso estaba segura.

Mientras cepillaba en silencio el hermoso cabello de mi Abu, escuche la exclamación salir de sus labios…

-¡Oh Adam! – sus palabras fueron seguidas por su brazo que estiro en dirección a la ventana. Me puse de pie cuando un escalofrío me recorrió la espalda y la mano de la Abu, cayo sobre la cama y el pitido de la maquina retumbo en mis oídos…

-¡Phill! – grité – de sopetón Phill entro en la habitación y miro a Rebecca con los ojos llenos de lágrimas dejándose caer de rodillas a su lado, detrás de él venía Ana, quien me miro y comenzó a revisar las constantes de la maquina, pero ya mi Abu se había ido.

Con Sue nos abrazamos y ambas lloramos por nuestra amiga, confidente y abuela… Renné abrazo a Phill, sosteniendo a su hombre y consolando su pena, mientras los miraba recordé las palabras de la Abu…

-¿Quién es Adam? – le pregunte a Phill, quien se separo de Renné y me miro con los ojos rojos.

-Mi padre – murmuro

-Ella dijo su nombre… - Phill asintió y esbozo una pequeña sonrisa, quizás reconfortado porque su madre se marcho junto a su padre…

Verdes prados y frondosos árboles acompañaran a la Abu en su último camino. Lentamente caminamos detrás de su féretro, la familia y los muchos amigos de Rebecca, gente importante de la socialité española, despedían a esta hermosa mujer… mire a Carlie en su cochecito y no podía sentir más que agradecimiento por todo lo que ella me dio, por quererme a mí y mi bebe, por aceptar a Sue y ser amigas… por las cosas de la vida convertirme en casi una nieta, tal como ella lo había dicho esa noche en que Renné volvió a mi vida.

Nuestros pasos lentos y respetuosos armonizaban con mis las lágrimas que caían libres…

-No estas sola… - mire la mano que me extendía un pañuelo blanco y después al hombre que me tomo por la cintura y me insto a seguir caminando – ¿Pensaste que te dejaría sola en este momento? – lo mire sin ser capaz de pronunciar palabra, lloraba de tristeza por mi abuela, y de emoción por tener a Edward a mi lado.

Cuando llegamos al mausoleo, Edward tomo a Carlie y me abrazo sosteniéndome… en el desfile de personas que dejaban sus flores estaba Emily y Sam, ella se acercó a mi lado y nos fundimos en un abrazo lleno de emociones.

-Bella… gracias por estar con ella, le diste felicidad en sus últimos días y eso es impagable.

-No debes agradecerme Emily, es una mujer magnifica, le debo mucho -Nos besamos en la mejilla y volvimos a abrazarnos.

Phill, estaba muy afectado, sollozando a su madre, indiferente a los abrazos y palabras de consuelo que le brindaba la gente, me acerque a él.

-¿Phill? – el levanto la mirada y sus ojos acuosos me atravesaron, la mano de Renné estaba sobre su antebrazo, como señalando su presencia – Ella no esta sola – le susurre mientras lo abrazaba, esta con tú papá, con el amor de su vida… ¿Sabes lo que eso significa?

-No… - murmuro apenas audible

-Que el amor es eterno, que no termina con la muerte… busca tu fortaleza en todo el amor que ellos te han dado y lo mucho que se amaron… - El asintió y beso mi frente…

-Gracias Bella, muchas gracias… - me solté de su abrazo y me encamine para refugiarme en mi hombre, el hombre de mi vida… porque tal como Rebecca y Adam yo quiero un amor como el de ellos, eterno junto a Edward.

…

Edward, nos acompañó dos días mientras guardábamos nuestras cosas, había arrendado un avión donde también trajo a Emily y su esposo.

Con mucha tristeza de dejar a tras Barcelona y lo vivido en estas hermosas tierras, nos embarcamos en el avión… Mi madre nos fue a despedir en el aeropuerto con la invitación hecha de ir a Francia a visitarlos y que ellos vengan a NY.

El avión comenzó a avanzar por la pista, mire a Edward, besándonos suavemente los labios.

-Volvemos a casa… - susurro sobre mi boca

-A nuestro hogar, a ser una familia – me abrace todo lo que pude por el cinturón, pero me sentí completa, una mujer distinta, madura e irrevocablemente enamorada de mi hombre.

…

-Buenas noches mi niño – Bese la frente de Noah y lo arrope – que tengas dulces sueños.

-Gracias… - se dio la vuelta y se acomodó mientras yo me levantaba y dejaba el cuento en su mesita de noche.

-¿Tú vas a sel mi mami? – susurro volviéndose hacia la puerta que yo aun no alcanzaba.

-¿Quieres que sea tú mami? – el asintió y me senté en la cama nuevamente.

-¿papá va a sel feliz como ahola, siemple?

-Lo prometo con todo mi corazón – acaricie su cabecita, donde su pelito cobrizo ya había aparecido.

-Entonces sí… - se sentó y me beso en la mejilla – buenas noches mami.

-Buenas noches hijo.

Apague la luz, llena de amor por mis hijos, porque volvía a tener a Noah en mis brazos para ser su madre y ser familia junto a Carlie.

Entre en nuestra habitación, el ventanal estaba abierto y las suaves cortinas se mecían por el viento veraniego.

-¿Disfrutas del crepúsculo? – Edward se dio la vuelta y abrió sus brazos para que me perdiera en ellos.

-Disfruto de la felicidad cariño, de nuestros hijos, de mi amada mujer, de nuestro hogar, de sentirme pleno…

-Te deseo… – susurre, abrazándolo, tomando el calor de su piel, la fuerza de sus brazos – hazme el amor.

Edward me alzo y girándome me sentó en el barandal de la terraza, me beso desesperado, liberando todo ese deseo contenido. Con mis piernas rodeando su cintura, avanzamos hasta el dormitorio, para ser uno… para entregarnos.

-Te amo Isabella… - mientras su boca dejaba besos suaves por mi cuello, recordé el poema que había leído en casa de Alice.

“No importa lo que dure. 
Vamos a hacer volar a todas las palomas, vamos a hacer repicar las campanas de todos los campanarios, vamos a bebernos el viento del verano en las copas de las casuarinas, en la paz del crepúsculo, cuando la luna es apenas una hostia sin comulgar en el cáliz azul de la tarde. 
No importa lo que dure. 
Mira, la piel que vos tocaste, la caricia quemando aún mi cintura ha florecido... 
Soy una primavera. 
Vos lo hiciste.
Me tomaste la cara entre las manos y tu ternura fue como un viento tibio que barrió todas las hojas secas que poblaban mi otoño.
Allí donde las piedras le cerraban la salida a mi soledad, vos hiciste una puerta y por la puerta se metió el sol y de mí nacen ahora las estrellas.
Mi cuerpo es una costa donde tu barco se hunde,
donde tu barco muerde la arena, como un pez.
Mar cabrilleando orillas.
Mar galopando dentro. 
Furor de hoguera roja quemando el jazminero. 
Entonces se desdobla la latitud del alma 
y se quiebra una fuerza en la fuerza del cuerpo. 
No importa lo que dure. 
De veras, no me importa. 
Esto es tanto, tan mío, es tan nuestro,
es tan herida y risa y cielo al mismo tiempo, 
que aunque un día te vayas,
aunque un día me dejes,
aunque lo tuyo se haga astillas de viento,
en mi quedará el huerto..., 
el huerto..., las raíces de lo que en él sembraste..., 
el huerto empecinado 
en seguir floreciéndole a tu ausencia, a tu olvido, a tu adiós. 
Y nunca estaré sola, aunque me dejes sola,
porque en mi vida recibí tan poco (y lo poco tan triste),
que la dicha que vos me das ahora
me alcanzará para seguir usándola
hasta que de mí no quede nada. 
No importa lo que dure.
Pero decime que es para siempre. 
Mientras dure decime 
que vamos a alcanzar la eternidad con este amor... 
y yo me sentiré pequeña,
mientras tiembla mi carne
con leves aleteos de mariposas nuevas...*”

-Te amo Edward…

*Poldy Bird – Un minuto, una año, un siglo

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Bueno en este capitulo pasan muchas cosas importantes y necesarias para la historia.

Para mi querida Laurix, ya tienes lo que me has pedido hace tanto…  Good bye Leah…

También quiero agradecer todos los comentarios que he recibido, tanto en el blog como en Fanfiction, me siento muy alagada por sus reconocimientos y teorías, muchas gracias.

Como muchas han visto, en la mi página de Facebook puse un adelanto de mi nuevo proyecto, aun no tengo la fecha en la que comenzare a publicar, pero espero sea pronto.

¡Espero que les guste el nuevo look del blog!

Un beso enorme,

Axavenus