Capítulo 42 - El Mundo es un pañuelo

Capítulo 42 –  El Mundo es un pañuelo

BPOV

Conmocionada aún por lo que Jasper me conto, no fui muy consciente de haber llegado a casa, estaba tan perpleja y acongojada. Saque las llaves del bolso, mientras Jasper acomodaba el coche en el ascensor.

-Aun no puedo creer lo que me contaste – Apreté el brazo de Jasper

-Lo sé… soy un idiota no debería haberte contado nada de eso – las puertas del ascensor se abrieron y salimos.

-¡No! Tienes que decirme esas cosas aunque sean difíciles Jasper no puedo estar ajena, más aun cuando indirectamente soy la culpable… - metí la llave en la puerta y apenas abrí, sentí las voces de Rebecca y otras personas.

Entramos en el living hermosamente decorado de Rebecca, me percate de la mirada angustiada de Sue sentada junto a la Abu, cuando el hijo de Rebecca se puso de pie seguido por una mujer rubia.

-Hola – les dije antes de tomar a Carlie en brazos, la esposa de Phill se llevó la mano a la garganta cuando vio a mi niña y me pareció demasiado extraño.

-Ella es Isabella – Sue se puso de pie y se acercó a mí, la mire sin entender que le pasaba – el guapo joven a su lado es Jasper – nos presentó la Abu – hijos, estos son Phill mi hijo amado y Renné su esposa.

Creo que me llevo medio minuto entender la expresión de Sue al detallar en las facciones de la mujer que estaba frente a mí, sus ojos, su pelo e incluso las arrugas en el costado de sus ojos. Di un paso atrás, apretando el agarre de mi niña en mi regazo… no podía ser verdad… Jasper noto mi cambio y me rodeo la cintura con su brazo, la mujer vio nuestro intercambio y bajo la mirada.

-Vamos niños, ¿desde cuándo son tan tímidos? – comento Rebecca indiferente al cambio en el aire – vengan a sentarse y pásame a la niña – miro a su hijo – esta pequeña ha sido la luz en mi vejez, no sabes lo maravilloso que ha sido estar en todo el proceso de Bella – Abu me miro tan cándida como siempre, pero yo estaba tan espeluznantemente quieta que no pude responder  a su gesto, pero cuando reaccione le entregue a Carlie y me volví a Jasper y Sue indicándoles que estaba bien, así que avance y le tendí la mano a Phill primero y luego a su esposa.

-Un gusto Isabella Swan – la mujer tomo mi mano y la apretó levemente, sus ojos brillaron en una mezcla de tristeza y añoranza.

-Tienes una hermosa niña – comento la mujer, mirando a mi hija - ¿puedo tomarla? – apreté la mandíbula ¿Cómo puede ser tan descarada?

-No, es hora de mudarla – me levante y con un gesto la tome de las manos de Rebecca que me miraba como si tuviera un tercer ojo – tranquila Abu, todo está bien – con mi niña en brazos avance hasta mi dormitorio, cerrando la puerta tras mi espalda, acune a mi niña por varios minutos, hasta que finalmente reuní las fuerzas para continuar.

Puse a mi niña en el mudador y comencé a sacarle el pañal, mientras lo hacía, las lágrimas caían por mis mejillas… definitivamente el mundo es un pañuelo…

-Hija – la suave voz de Sue, me conmovió mucho más, ella era mi madre, la que me crio y me protegió – Yo… apenas al llegar la vi… ella me reconoció pero no dijo nada… y tú llegaste en ese momento, hija ¿Cómo estás?

-Confundida… ¿Por qué aquí? – tome a Carlie mudada y lista para dormir su siesta - ¿Por qué en este momento? – le pregunte acostando en la cuna a mi niña.

-No lo sé, ¿Hablaras con ella?

-¿De qué tengo que hablar? – me acerque a mi nana, la abrace llenándome de su aroma silvestre que siempre me acompaño durante mi niñez y mi vida – Tú eres mi madre, esa mujer de allá no lo es, no tengo nada que hablar con ella – la solté del abrazo y camine hacia la puerta – vamos, le debo una explicación a Rebecca.

Camine decidida hasta el living, sintiendo como Sue me seguía, apenas entre vi a Jasper sentado conversando con Phill y a la mujer de él mirando sus manos sobre su regazo.

-Abu, ¿Necesitas ayuda en la cocina? – Rebecca me miro y entendió claramente mi mensaje, así que lentamente se levantó ayudada por Jasper siempre tan caballero – me prometiste un tentempié… - alcance el brazo de la Abu y juntas nos fuimos a la cocina.

-¿Me vas a decir que os sucede? – Asentí, acercándole una silla del comedor diario.

-Bueno, no es algo fácil y te pido disculpas por esto… - me senté frente a ella, justo cuando Sue entro y comenzó a preparar la bandeja con los platillos, sabía muy bien que esa era su arma para evitar colapsar – te acuerdas que te conté que Sue me crio cuando pequeña…

-Si lo recuerdo – Rebecca tomo mi mano y me miro sabiamente

-Eso sucedió porque mi madre se fue de casa y nos dejó a mí y a mi padre… yo tenía 9 años – evocar esos recuerdos ya no dolían, no porque había un final de esa historia, ya estaba escrito el desenlace.

-¿Esa mujer es la esposa de mi hijo? – Sue y yo nos miramos

-Soy vieja hija, la vida no ha pasado en vano por mí, y mis ojos ven mucho más de lo que tú crees… Tienen rasgos muy parecidos, pero definitivamente tú padre se impone más en ti.

-Siento que todo esto esté ocurriendo…

-Permiso… - las tres miramos hacia la puerta, donde Renné estaba de pie – disculpen que interrumpa, pero quisiera hablar contigo Isabella.

-Disculpe Sra. Pero yo no tengo nada que hablar con usted – la mire fijamente, tratando de recordar los años en que era mi madre – si tiene algo que decir, puede hacerlo acá, este es el momento, no habrá otro.

-Lo siento – me miro por varios minutos – te pareces mucho a Charlie… él debe estar tan contento porque es abuelo.

-Mi padre no conoció a mi hija, el falleció hace casi más de dos años –le conteste tan fría como si habláramos del clima – pero sé que él está orgulloso de mí, lo siento acá en mi pecho… - la mire fijamente – es así como se sienten los padres de sus hijos ¿Verdad? – ella asintió y dio un paso dentro de la cocina.

-Vamos a llevar las cosas al living, Sue ¿me acompañas? – Rebecca se puso de pie y miro a Sue quien tomo la bandeja que estuvo preparando.

Renné tomo asiento en la silla que desocupo Rebecca y miro sus manos.

-Eres una mujer hermosa…

-Gracias…

-Bella… - Cerré los ojos al escucharla

-Isabella así debe llamarme, Bella es como me llama la gente que me ama – fui hasta el lavaplatos y tome un vaso abriendo el grifo lo llene de agua y tome, refrenando el impulso de recriminarle todos estos años.

-Está bien Isabella, sé que no puedo exigirte nada ¿tú sabes quién soy verdad?

-Fuiste la esposa de mi padre, y la mujer que me dio a luz, es todo lo que he necesito saber.

-Soy tu madre…

-No, mi madre es Sue, ella ayudo a mi padre a criarme y guiarme en la vida. Usted señora es la esposa de ese hombre que está sentado en el living en la casa de su madre.

-Isabella, tienes que escucharme, no puedes tener solo una versión de los hechos, no puedes quedarte con lo que te dijo Charlie – la mire con desprecio.

-Señora, la única versión que tengo es la que yo misma vi. Mi padre jamás dijo nada de ti, ni bueno ni malo, nada… - respire profundamente – yo te vi marcharte, te vi y corrí detrás de ti el día que saliste de la casa, llore cuando me caí y no te pude alcanzar – la apunte con mucho dolor, con los ojos nublados  de lágrimas – no hay más versiones de la que yo mismo viví, así que no vengas hoy diciendo que hay más…

-Lo siento tanto Isabella…

-No lo sientas de verdad, no tienes que hacer esta escena, ni mostrar esta máscara cínica, porque en todos estos años nunca te acercaste a mí, la vida te puso en mi camino pero por casualidad ¡Quizás por el juego del destino! Si no hubieras venido acá, o yo no estuviera viviendo en este lugar, jamás habrías sabido nada de ti.

-Lo intente…

-No fue suficiente, así que puede irse… - apunte a la puerta – siga con su juego y su actuación, yo no la delatare frente a tu esposo…

-Él sabe que tengo una hija… - susurro limpiándose las mejillas

-No, usted tuvo una hija… - deje el vaso en el fregadero y salí de la cocina.

Finalmente al caer la noche Phill su esposa se fueron al hotel donde se alojaban, ellos se quedarían unos tres días más en Barcelona.  Una vez que cerraron la puerta, me escabullí a la cocina llevando las cosas que habían sido ocupadas, estaba abrumada, después de la charla con Renné, no me sentía de ánimo para nada más, que signifique pensar y al parecer todos los demás lo entendieron, porque cuando me fui a mi habitación y comencé a preparar el baño de Carlie, nadie me siguió.

…

-Te voy a extrañar – le susurre a Jasper, con los ojos llenos de lágrimas – mucho amigo – lo abrace fuertemente.

-También yo Bella – acaricio mi cabello lacio y rubio – hablaremos lo antes posible y espero que encontremos la manera que estés con nosotros cuando nazca mi bebé.

-Claro, dale muchos besos a Nick y Alice… diles que los quiero.

-Lo hare, te lo aseguro.

-Te quiero Jazz – beso mi frente

-Te quiero Bella – tomo su maleta y se dirigió a la zona de embarque internacional del Prat.

Me di la vuelta, en dirección al estacionamiento. Ya extrañaba a Jazz y toda esa calma que siempre me da, entre al auto y me uní a la fila de coches que salían del aparcadero del aeropuerto.

Aún quedaban dos días para que Renné  se fuera de vuelta a Francia, lo que significaba que iría a casa de la Abu e insistiría en una conversación sin sentido, sin Jazz ya no tenía más escusas para tomar a la niña, salir  a hacer turismo y no volver hasta entrada la tarde. Pero es que no quería que mi hija este cerca de ella, las únicas abuelas de ella eran Sue, Rebecca y… Esme…

Cuando llegue a casa, escuche las voces de ellos desde el vestíbulo y me prepare mentalmente para aguantar y ser cortes por mi querida Abu.

-Buenas tardes – deje las llaves en el recipiente de porcelana que estaba en el arrimo.

-Hola Isabella – saludo Phill gentilmente - ¿Ya se fue tu novio?

-Jazz no es mi novio, es mi mejor amigo y el esposo de mi mejor amiga – le respondí sentándome al lado de Rebecca y recargando mi cabeza en su suave hombro.

-Es muy simpático, un buen hombre – argumento él, tomando la mano de Renné quien lo miro, y cerró los ojos levemente - ¿Tú te divorciaste? – los mire, entendiendo la dinámica, Phill preguntaba por Renné…

-Sí, me divorcie de Jacob Black – le respondí mirando a Renné, ya cansada con este jueguito del tira y afloja – antes que mi padre muriera nos casamos. Pero mi hija no es de Jacob – de esa forma zanje el interrogatorio.

-Es muy hermosa, según lo que me ha contado Renné, se parece a ti cuando bebé, salvo el pelo y los ojos – asentí mordiéndome el labio.

-Abu… voy a estar en mi dormitorio ¿Sabes dónde está Sue? – ella me tomo la mano.

-Salió de compras al almacén con Carlie – me levante y bese su frente

-Ok, gracias.

Me refugie en mi dormitorio, abrí las ventanas de par en par, saliendo al pequeño balcón, con el corazón oprimido, porque nunca antes había albergado en mi sentimientos de odio y la sensación de que corroe desde dentro me está sofocando…

-No lo entiendo, ¿Por qué me dejo? ¿Por qué es ahora que me duele? – le dije a Esme cuando celebramos la navidad en su casa – Es tan difícil ahora sin mi padre, sin Jake… - llore tratando de encontrar una respuesta, tratando de entender porque ella se había ido – Tu eres madre Esme ¿Qué lleva a una mujer a dejar a su hijo? –

-Hija – la contención de la voz de Esme me hizo quererla un poco más – no puedo imaginar que sería tan importante como para hacer eso, pero sé que te quiero como una hija, eres una hija para mí Bella… me duele verte así – ambas sollozamos y nos abrazamos – Eres una mujer maravillosa, que ha vivido muchas cosas, nunca te sientas sola… a pesar de lo que dice tu apellido eres una Cullen.

Cerré los ojos, sintiéndome tan triste porque Renné siempre fue una sombra en mi vida, y lo que estoy sintiendo sea tan terrible cuando quizás nunca Esme me perdone, tal como lo estoy haciendo yo ahora…

-¿Isabella? – el suave golpeteo  y la voz de Renné tras la puerta, me dieron la respuesta.

-Adelante – me di la vuelta y me senté en la cama, mientras ella entraba y miraban mi habitación.

-Mañana nos iremos a Paris – dijo mirándome y acomodando un mechón de su pelo rubio  ¡Que ironía! – Quería poder pedirte algún número de contacto para que cuando estés preparada pudieras hablar.

-¿Por qué? – susurre

-Bueno… - vaciló – sé que no he sido lo que tú querías y necesitabas, pero creo que nunca es tarde, ahora tú eres madre y entenderás ciertas cosas…

-¿Perdón?... – me puse de pie y la mire directamente a los ojos, esos ojos que ahora eran tristes y hace miles de años estaban llenos de luz y alegría - ¡Tú no sabes nada de mí ni de mi hija! ¿Qué quieres que entienda? ¿Te has preguntado qué  hago acá en España? ¿Sabes porque vivo acá en vez de Seattle o NY?

-Si lo he hecho, así como tantas cosas que quiero preguntarte, tanto que quiero saber de ti… - me reí en su cara...

-Estoy en España, porque me vine protegiendo a mi hija que crecía en mí vientre, protegiéndola de lo que creía la dañaría, sola enfrente el mundo y ahora son mis brazos las que sostienen a mi hija y la protegen… ¿Cómo piensas que te entenderé? ¿Qué justifica que dejes a tú única hija?

-La infelicidad… el engaño – entrecerré los ojos

-¿Qué dices?... – se acercó al balcón y se giró para enfrentarme

-Tú padre y Sue fueron amantes durante años, cuando me fui ella solo ocupo el lugar que tuvo en las sombras.

-¡Cállate! – la mire furiosa - ¿Eso justifica tu actuar? Podrías haber dejado a Charlie, divorciarte… ¿pero a tu hija?… ¿a mí? – la escuche sollozar fuertemente – nada de lo que digas bajara del pedestal a mi padre o a Sue, si lo que dices es verdad, ya no importa… porque ellos no se fueron y no me dejaron, porque mi padre en su último aliento procuro mi felicidad, mi bienestar y que no estuviera sola.

-La vida no es tan fácil Bella, las cosas no eran así antes…

-Renné… lo siento, de verdad quiero que sepas que ya no guardare ningún rencor, ve tranquila por la vida y vuelve a lo que has hecho estos 19 años vivir sin saber de mí.

-Isabella… hija –cerré los ojos liberándome de ese sentimiento ácido…

-Ve en paz Renné… - la mire ya con la quietud de mi espíritu – cuando esté lista del todo, yo te buscare… ya sé dónde. – Mi madre asintió y seco sus lágrimas, me miro por última vez y salió de mi dormitorio cerrando la puerta a su espalda.

Lloré…

El aroma suave y delicado de mi bebé y el hundimiento de la cama al otro lado me hicieron abrir los ojos, mire a Carlie y toque sus suaves rizos cobrizos.

-Hola bebé ¿Cómo estuvo tú día? – ella gorjeo encantada y tratando de agarrar el conejo que Sue le mostraba - ¿Se fueron? – Sue asintió y se acomodó en la cama dejando al medio a Carlie.

-¿Se puede? – ambas miramos a la puerta  abierta donde Rebecca venía con su bastón por el pasillo.

-Claro Abu - me levante y le acerque la silla del tocador.

-El mundo es un pañuelo ¿verdad? – Exclamó Rebecca sentándose – Nunca imagine que mi nuera sería tú madre – suspire acariciando los rizos de Carlie.

-Así es… increíble como suceden las cosas. Durante años me pregunte qué sería de ella, y trate de buscar respuesta a todos esos porque… ahora estoy hecha un lió, de verdad pero ya no siento rencor, ya las cosas fueron así, y el tiempo no pasa en vano – mire a Sue – Ella dijo que tú y mi padre eran amantes, que por eso se había ido… - Sue sonrió apenas y me miro.

-Sí, lo fuimos…

-Lo sé – hasta un tiempo atrás lo entendí, comprendí tu apego y tú amor – extendí la mano – nada cambiara nana… él siempre será el mejor padre del mundo y tú mi madre.

-Gracias hija – mire a Rebecca quien reflexionaba viendo nuestra interacción.

-Hay algo bueno en esto – dijo sonriendo – De alguna manera, igual eres como mi nieta… al final Phill me dio una nieta y una bisnieta – las tres nos miramos y nos pusimos a reír.

-Te quiero Abu…

-Te quiero mi niña.

…

Cuatro meses después

Con la laptop sobre la cama y Carlie jugando entre mis piernas, estaba esperando que Alice o Jazz se conectaran vía Skype, ya llevaban como varios minutos atrasados.

-Parece que tus tíos se quedaron dormidos – le dije a Carlie mirando la hora –Tiiiip – dijo mi niña, increíblemente el tiempo pasa y ya estábamos a días de que cumpla un año.

-¿Quién es la princesa más bella del universo? – le pregunte besando sus mejillas y ella reía

-¡mi! – riendo me deje caer sobre la cama, alzándola en el aire con los brazos extendidos y finalmente acostarla a mi lado y hacerle cosquillas - ¡maaamiiiii! – gritó entre risas, mire el laptop al escuchar el bip de la conexión.

-Mira es tú tío Jasper – Carlie rodo hasta arrodillarse frente al laptop donde la imagen de Jazz se veía nítida.

-¡hola guapas! – la voz de mi amigo inundo la habitación y Carlie aplaudió.

-Tiop aspel – le dijo lanzándole un besito

-Hola amigo ¿Qué les paso? ¿Está todo bien?

-No puedo hablar mucho, de hecho me conecte para avisarte, Emmett está en la sala… Alice esta donde Edward…

-¿Qué pasa Jasper? – odie esta maldita conexión, cuando el miro sobre su hombro -  ¿Jazz?

-Lo siento… lo que pasa que Noah está enfermo, no habíamos querido decírtelo antes, porque estaba mejorando… - volvió a mirar sobre su hombro 


– Bella, Alice te llamara más tarde o mañana, ahora me tengo que ir…  - corto la conexión cuando se escuchó la voz de Emmett de fondo.

¿Noah enfermo? Tome a Carlie en mis brazos y rogué a Dios porque no sea nada grave…

…

-¡Cumpleaños feliz! – Carlie sonreía con su corona de princesa y sus alitas en la espalda.

-¡mi! – aplaudió cuando le enseñe a apagar la vela, pero estaba más interesada en meter las manos en la crema.

-Te amo mi princesa – bese su mejilla, mientras Sue nos tomaba fotografías. Ahí estábamos las tres celebrando a mi pequeña en su primer año.

-Increíble cómo pasa el tiempo – dijo Sue – dándole su vasito con jugo a Carlie y una galleta – toma mi vida.

-No puedo creer que ya tengo una hija de un año.

-Sera tan hermosa como lo eres tú hija – comento Rebecca- mira ese cabello tan lindo y ondulado, las pestañas largas y rizadas…

-Es hermosa verdad – embelesada seguía sus movimientos en que tomaba jugo de su vasito y jugaba con la galleta, el sonido de mi celular me distrajo y lo tome por sobre la mesa.

-¿Diga?

-Bella… -un sollozo interrumpió a Alice, algo pasaba… oh no

-Alice, ¿Qué paso? ¿Es Noah? – me levante de mi asiento asustada, llevándome la mano al pecho porque mi corazón se saldría de lugar por el galope.

-Esta grave Bella…

-Pero ¿Qué es lo que tiene? Alice, Jasper no me dijo hace cuatro días que espero tú llamado… ¿Qué pasa?

-Leucemia, Noah tiene leucemia y el tratamiento de la quimio… - me quede estática mirando la nada – no está dando le resultado esperado, Los médicos – hipo – ellos… dicen que lo mejor es un trasplante de médula…

-¿Trasplante? – mire a Carlie comer su galleta sonriendo y la mirada preocupadas de las abuelas…. - ¿Edward puede donar?

-No… la hepatitis de niño se lo impide – sollozo nuevamente mucho más fuerte – él va… va a pedirle a Leah que lo haga… pero yo sé que no, esa maldita mujer no lo hará – me derrumbe en la silla, y comencé a sollozar junto con mi amiga…

-¿Qué puedo hacer? – mire a Sue, quien se acercó  a mí.

-Carlie… es hermana de Noah…

-Iré para allá, haremos todo lo que este en nuestro alcance…

-Gracias Bella… nunca podre agradecerte

-Tranquila Alice, veré los vuelos inmediatamente y mañana estaré allá, abraza a mi niño de mi parte. - Cuando la llamada se cortó, mire a Sue y ella asintió.

-Abu, tengo que volver a NY, por favor ven con nosotras, será por un tiempo…

-Pequeña… - yo estoy vieja para salir corriendo, ve tranquila… pero vuelve, te esperare acá – miro a Sue y a Carlie con los ojos vidriosos – vuelvan las tres.

Alrededor de doce horas después estábamos de vuelta en NY. Acomode el gorro de verano de Carlie para evitar el sol resplandeciente del medio día.

-Vamos por un taxi, hasta el hotel – le dije a Sue, quien tiraba del carrito con nuestras maletas.

-¿Estas segura de hacerlo así? – pregunto cuando entrabamos al taxi

-Sí, no puedo arriesgarme, debo ver cómo reaccionan conmigo… y si Edward acepta mi ayuda.

-Claro que lo hará.

Bese a mi bebé sintiendo que mis piernas eran de lana, pero que debía hacer frente a esto, la vida de Noah estaba en juego y yo debía estar acá.

-Las llamare en cuanto pueda. Me juntare con Alice en la clínica.

-Cuídate hija – me abrazo – si no te sientes segura de algo no lo hagas.

-Te lo prometo – tome mi bolso y lentes de sol – nos vemos las quiero… Recuerda llamar a Rebecca para que se quede tranquila.

En el lobby  espere el taxi que el hotel me llamo, los nervios me comían viva, de golpe llegaría a las vidas de los Cullen nuevamente, y no sabía que iba a ser recibida, pero sobre todo cual será la reacción de Edward.

¿Cómo te diré que tenemos una hija? ¿Cómo te digo que pude ayudar a Noah? ¿Me amas tanto como yo aún lo hago?

De pronto el frio atravesó mi pecho… ¿Estará sólo?

Apenas baje del taxi, vislumbre a Alice con su gran panza, tan hermosa y delicada como siempre. Me abalancé a ella y nos abrazamos fuertemente, sollozando por tantas noches  de distancia.

-Tranquila amiga, respira esto no le hace bien a la bebé – ella respiro secándose las lágrimas y sonriéndome.

-Estas acá… - asentí, viendo a Jasper con grandes lentes de sol aparecer por el lobby.

-Bella… gracias a Dios – me abrazo levemente y sostuvo a Alice besando su coronilla.

-¿Dónde están?

-Esme y Carlisle en el cuarto de Noah, Edward bajó a la capilla – Alice lo miro y el asintió – Le fue mal con Leah

-¡Perra! – Alice se aferró a Jasper.

-¿Dónde queda la capilla? – pregunte ansiosa, necesitaba comenzar, necesitaba verlo… Oh Dios estábamos tan cerca.

-Sigue por el pasillo pasando la sala de estar a la vuelta… ¿Estas segura? – asentí mintiéndole, mintiéndome a sí misma, porque nunca estaría lista para perderlo nuevamente.

Avance por el pasillo que me dijo Jasper, con las manos sudando, y el corazón galopando la carrera de su vida, nada sería como antes después de este día… Ya no podría seguir ocultándome…

Las dos hojas de las puerta estaban abiertas, la capilla era sencilla, con bancas color haya y de paredes amarillas, en el fondo un altar con Cristo crucificado…

Arrodillado, en las primeras bancas estaba él, su espalda estaba encorvada y el suave susurro de su oración calmo mi corazón… ¿Cómo pude estar alejada tanto tiempo?  Sus hombros vibraban levemente, conteniéndose, guiada por un hilo invisible avance hasta sentarme detrás de él, contemplando su cabello cobrizo, tan igual a mi niña.

Después de varios minutos él se movió y girando su rostro para secar su mejilla… la cicatriz… Ohhh Dios la cicatriz. Cerré los ojos sintiéndome tan culpable y cobarde… 

Cuando se levantó vi su rostro demacrado y acongojado…

-Edward… – me miro y el brillo de sus ojos me dio tantas esperanzas, hasta que bajo los parpados y yo simplemente di los pasos que nos separaban para abrazarlo, para darle fuerzas, para gritarle con mi cuerpo que nunca más volvería a irme.

Aspire su aroma llenándome de él, apreté mi abrazo hasta que él me rodeo con los suyos y los fue subiendo hasta alcanzar mi rostro y obligarme a mirarlo.

-Bella… ¿Eres tú? – asentí con los ojos llenos de lágrimas y él sonrió apenas acariciando mi mejilla yo imite su caricia y pase delicadamente las yemas de mis dedos por la de él.

-He venido… - el me silencio con  su dedo y volvió a abrazarme por varios minutos – Edward… he venido para ayudarte… - me solté de su agarre – Supe lo de Noah, pero estoy acá para lo que necesites.

-Gracias -paso su mano por mi cabello tomando un mechón rubio entre sus dedos – de verdad te lo agradezco ¿Vienes conmigo? – asentí sin protestas y dejando mis verdades por el momento, claro que lo seguiría.

Caminamos en silencio y abrazados por el pasillo hasta llegar al ascensor, cuando se abrieron las puertas el marco el número cuatro, otras personas entraron y me soltó del abrazo pero tomo mi mano, y yo la apreté levemente, no quería dejar de tener su calor, su contacto, temía que desapareciera…

Sonó el ding del ascensor en el cuarto piso por lo que salimos, él volvió a abrazarme y guiarme hasta el cuarto 404, abrió la puerta para mí y vi a Esme y Carlisle sentados en el sillón, una vez  nos adentramos más en la habitación, vi la cama de Noah, mi pequeño niño… solté a Edward y me fui directo a Noah.

-Mi niño… – susurre y comencé a llorar, tome su manito, mi respiración se agito tanto que dolía respirar – cerré los ojos queriendo borrar todo esto, queriendo que nada de esto le pase a ningún niño… - sentí las cándidas manos de Edward en mis hombros.

-¿Isabella? – abrí los ojos  y mire a Esme, ella estaba tan sorprendida… pero asentí mordiéndome el labio, sin poder evitar llorar más de lo que hacía. Esme rodeo la cama y me abrazo tan fuerte.

-Esme… - susurre en su hombro

-¿Dónde has estado todo este tiempo? – me recrimino mirándome a los ojos - ¿Sabes las noches que pase preocupada por ti?

-Lo siento – fue lo único que pude decir, porque Edward tenía que escuchar mis verdades primero. Cuando me soltó Carlisle me abrazo y beso en la mejilla… me sentí tan mal y egoísta por todo el tiempo que le arrebate de este amor a mi hija.

-¿Edward? – todos nos volvimos a la voz femenina que abrió la puerta de la habitación, cuando lo vio se acercó a él y rodeo con sus brazos su cuello – supe que no te fue bien con Leah…

-Irina – dijo él y yo me volví para tomar la mano de Noah, mordiéndome el labio, yo no podía recriminar nada, no podía hacer nada salvo cumplir con lo que me traía acá, deje la mano de Noah suavemente y me gire a Edward.

-Necesito decirte algo importante, debe ser ahora – la mujer soltó a Edward y me miro, quería gritar, pero no tenía derecho… - por favor – apenas susurre y me dirigí a la puerta, abrazándome.

-Bella, ¿te quedaras verdad? – pregunto Esme cuando alcance el marco de la puerta.

-Sí, todo el tiempo que sea necesario – le sonreí apenas y salí de la habitación… ¿Qué esperabas besos y abrazos y miles de te amo?

-Bella… - la voz ronca de Edward llego de mi espalda justo cerca de mi cuello, no pude reprimir el escalofrío que subió por mi espalda.

-Lo que necesito decirte es importante y delicado – me gire para encararlo – pero debe ser en privado.

-Bien, pero no quiero alejarme de la clínica, ¿la cafetería? – lo pensé pero no era el lugar para soltar una bomba.

-¿Andas en auto? – el asintió - ¿puede ser en el estacionamiento? – me miro frunciendo el ceño, pero finalmente asintió, yo tome aire… - allá vamos, es ahora o nunca…

-Ya estamos acá – dijo Edward mirándonos dentro del auto girando en mi dirección – pero antes que digas lo que tengas que decir, Isabella te debo miles de disculpas que jamás podre recompensarte… - sus hermosos ojos verdes brillaron en la oscuridad del estacionamiento – te pido disculpas porque en este momento mi mente está en Noah y aunque deseo buscar la forma de decirte todo, todo lo que no fui capaz de decirte y oculte durante tanto tiempo, pero es justamente tiempo el que me falta… - levante la mano y lo silencie así como él lo había hecho conmigo.

-No me debes nada Edward…- respire acompasando mi corazón – al 
contrario yo te debo todo – sentí la potencia de su mirada

-Te ves bien así – tomo un mechón de pelo y lo deslizo entre sus dedos, repitió la caricia por lo que me distraje - ¿Qué sucedió Bella? ¿Por qué te fuiste?

-Porque estaba embarazada… – sostuve la mirada aunque sentí como su mano dejo de tomar mi pelo y caer entre ambos – Sé que no es la mejor manera de decírtelo, y tampoco la mejor manera que te enteraras, pero nuestra hija hace unos días cumplió un año…

-Espera – me detuvo y me miro sin emociones - ¿Tenemos una hija? -Asentí – una niña de un año…

-Así es, Edward, sé que es difícil, que tienes que procesarlo, que quizás complique tu relación actual, pero quizás Carlie, pueda ayudar a Noah, o si yo también puedo someterme a las pruebas y ayudarle en el trasplante…

-¿Carlie? – Sonrió levemente - ¿Nuestra hija se llama Carlie? – cerré los ojos porque Edward estaba perdido en los detalles, necesitaba que reaccionara, aunque eso signifique que termine gritándome.

-Sí, es Carlie, mezcle los nombres de Charlie y Carlisle… Es Carlie Lorelai – Edward extendió los brazos y me tomo el rostro mirándome fijamente – Sé que estas molesto, te juro que te daré todas las respuestas que necesites, pero ahora es Noah el importante… nosotros, bueno después podemos conversar…

-Siempre has sido un ángel… - dudo un momento mirando mi rostro y beso mi frente – quiero verla, quiero ver a mi hija, ahora.

-Está bien… - susurre sintiendo el hormigueo de sus labios en mi piel – estamos en el hotel W – él me soltó y encendió el auto, para salir del estacionamiento.

-¿Cuando nació? – me pregunto sin dejar de ver hacia la calle

-Él 30 de Julio, a las 12:50… fue el mejor momento de mi vida… - lo mire y una lágrima se derramo por su mejilla.

El resto del camino fue silencioso, no tenso pero si melancólico, yo no podía sacarme de la cabeza a Noah sedado y enfermo en esa cama y por lo visto Edward no podía dejar de pensar en lo que le dije.

Llegamos al hotel y bajamos rápidamente, él le tiro las llaves al valet y caminamos directamente al ascensor, tal cual lo habíamos hecho en la clínica, sólo que esta vez para ver a mi hija… nuestra hija.

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Este es un capítulo intenso… por fin se reúnen… ¿merezco comentarios?

Un beso las y los adoro

Axavenus