Capítulo 33 - Trazando el Futuro

Capítulo 33 –  Trazando el Futuro

EPOV

-Ya viene mi niña – dijo Sue bajando las escaleras, mientras  nosotros esperábamos con Noah a que bajen e irnos al tan famoso matrimonio de Black – Se ve preciosa – me susurro alisando una arruga inexistente de su falda.

-¿Cree usted que Noah estará bien con la niñera que le recomendaron? – ella me miro con sus ojos sabios y sonrió.

-Edward, estará en muy bien en manos Rachel, ella es una excelente niñera, de todas formas le entregue los números de esos aparatos celulares que usan ustedes – me reí por su expresión y la manera en que movió las manos, de verdad es encantadora y podía entender porque Bella la quiere tanto.

-Ok – me acerque a ella y la abrace – confió en usted – me deleitaba viendo como al acercarme ella enrojecía.

-¡Me voy a poner celosa! – ambos nos volvimos a mirar a Bella que bajaba la escalera, con un hermoso vestido gris ajustado y con detalles de encajes - ¿Qué tal? – dio un giro sonriendo, me acerque dos pasos para tomar su cintura.

-Estas gloriosa mi amor – bese suavemente sus labios.

-Tú también te ves bien, seré la envidia de la fiesta – nos reímos.

-Vamos que se nos hace tarde- dijo Sue consultando su reloj- despídanse de ese angelito y vámonos.

Trate de disimular mi malestar al ver a Bella, tan emocionada por que vería a Jacob, no podía evitar pensar en el tiempo que ellos estuvieron juntos y ese cariño irracional que ella le tiene a pesar que él le hiciera tanto daño. Porque por mucho que ella este en mi vida ahora y sea mi mujer, no borra el pasado entre ellos y lo que vivieron.

Tome su mano, buscando su calor, y con el fin de sentirla mía todo el tiempo, porque juro por mi hijo que no la soltare…

Llegamos a una propiedad enorme, con grandes arcos de ladrillo en su exterior, en el centro de los arcos estaba decorado con flores y esas cosas típicas de los matrimonios.

-¡Wow! – exclamó Bella cuando bajamos por las escaleras laterales hacia el enorme jardín que donde se había habilitado el altar y las sillas para los invitados - ¡Esto es hermoso! – sus ojos brillaban mirando la decoración, ¿Cuánto desearía Bella algo así para ella? Me pregunte al ver lo animada y fascinada que parecía.

-¡Ahí está el novio! – Gritó Sue soltándose de mi brazo que caballerosamente le había ofrecido. Sentí a Bella deslizarse de mi agarre pero alcance a tomar su brazo delicadamente.

-Vamos los dos – le susurre al oído cuando ella se tensó por mi gesto – compláceme – Bella me miro a los ojos un segundo y asintió, por lo cual rodee su cintura con un brazo y nos dirigimos hacia donde Black estaba sonriéndole a Sue, al vernos su enorme sonrisa apareció y sentí la agitación de Isabella.

-¡Bella! Estás preciosa – abarco el espacio que quedaba tomando sus manos. Tranquilo Cullen…

-Jake… te ves genial – Ella lo examino y él se regodeo con su cumplido, por lo que gruñí… Cálmate Cullen…

-Cullen – me tendió la mano el maldito perro, la que tome en modo de saludo, consciente de que Bella veía nuestro intercambio y que sentía la presión de mi mano en su cintura.

-Black, felicitaciones  - Acerque un poco más a Bella hacía mí.

Los demás invitados comenzaron a llegar y nosotros nos fuimos a sentar esperando que la boda comience. Bella estaba muy callada desde que saludamos a Black, aun sentados tenía sus manos entrelazadas con las mías, pero ella estaba girada hacia Sue que hablaba y hablaba como si el mundo se fuera a acabar.

Cuando la marcha nupcial comenzó, nos pusimos de pie, ya estaba molesto porque sentía que Bella me ignoraba a pesar de tener su mano entre las mías, y sentirla a centímetros de mí.

-¿Qué te sucede? – le susurre pegado a su cuello

-¿No te das cuenta? ¡Es tú actitud Edward!– no me dijo más por lo que fruncí el ceño, siguiendo la dirección de su mirada, hacia una hermosa chica de pelo cobrizo que avanzaba hacia el altar – Se ve hermosa – dijo Bella- me encanta como luce su vestido con su pancita- me fije en la chica y efectivamente ella estaba embarazada.

Durante la ceremonia, recordé toda la parafernalia de mi boda con Leah, la sensación de cargar una enorme piedra, el sentimiento de que cometía el peor error de mi vida, ahora después de varios meses de divorcio puedo afirmar que fue un error tremendo. ¿Sería un error con Isabella? Claro que no, ella es perfecta una mujer leal, cariñosa, llena de amor y de vida… me permití viéndola caminar hacia mí, vestida de blanco preciosa y sus mejillas sonrojadas llenas de su mágica belleza… Isabella Cullen…

Los votos matrimoniales de Black y su mujer, emocionaron a Bella, note como una pequeña lagrima se arremolinaba en la comisura de sus ojos… apreté su mano, y rodee su cintura lleno de unos celos tremendos al ver que otro hombre provoca sentimientos tan profundos en ella… y lo peor de todo que ese hombre, fue parte de su vida, y lamentablemente lo sigue siendo.

-Edward, me está doliendo – no entendí al principio su queja – la cintura Edward, me estas apretando – solté mi agarre levemente - ¿Dejaras de compórtate como un cavernícola? - me pregunto dejándome de pie y encaminándose a saludar a la pareja.

La vi alejarse y mezclarse entre la gente que felicitaba a los recién casados. Me maldije porque ahí quedaba mi juramento, en el temperamento de ella.

-Mi niña es testaruda Edward – Sue tomo asiento y la imite sin reírme – Es una mujer leal.

-Lo sé – claro que lo sabía ella es leal, integra y tremendamente generosa de espíritu – pero nunca entenderé como es capaz de perdonarle todo el daño que ese hombre le hizo – puntualice mirando como ella abrazaba a Black y después a la esposa de este.

-Ella no es rencorosa… nunca podrá albergan en esa alma tan pura sentimientos de odio o rencor por alguien – tomo mi brazo – ¡Vamos a saludar a los recién casados! Al principio me resistí, pero mi mujer estaba ahí y la necesitaba como un sediento al agua.

Caminamos en silencio por el jardín rodeando una fuente de agua hermosa con peces rojos y dorados nadando, Bella se detuvo frente a la fuente.

-¿Qué sucede? – tome su mano que ella se negaba a darme – Bella no continúes ignorándome – la enfrente comenzando a molestarme.

-¿Por qué te comportaste así frente a Jacob? – alzo la ceja izquierda esperando mi respuesta.

-Nunca fue de mi agrado, tú sabes que estoy  acá por ti.

-No era necesario que te pusieras así – se giró y comenzó a caminar lentamente – Yo te amo a ti y lo sabes, sabes lo que Jake significa en mi vida, pero a pesar de todo lo que pasamos él y yo – no pude evitar el gruñido y tomarla por la cintura– tu eres todo para mí – la sinceridad de sus ojos me maravillaron.

-Lo sé, pero amor puedes entender que los celos son inevitables, tú lo quieres y yo te quiero solo para mí – ella sonrió fascinada y rodeo mi cuello – Te amo Isabella – me incline para besarla.

-Te amo Edward – susurro pegada a mis labios –aunque seas un ridículo neandertal.

Me senté en la barra a tomar un vaso de whisky, mientras Bella y Sue iban con la novia a ayudarla para irse a su luna de miel… por lo que vi del comportamiento del perro estaba ansioso por marcharse, como si no tuviera la tarea adelantada.

Mire indiferente hacía la gente invitada que disfrutaba de la comida, del baile y los tragos que iban y venían. Volví a darle un sorbo a mi trago apretando la mandíbula porque no era la marca que acostumbraba.

-Cullen – deje el vaso sobre la barra conociendo a la perfección cual sería el tema de conversación.

-Black – me gire para mirarlo.

-Sé que Bella, no tolerará lo que te diré, pero espero que tú seas lo suficiente hombre para cerrar el pico – me reí burlescamente por su idiotez.

-¿Qué mierda quieres? – me puse de pie para quedar a su altura, pero apoye el codo en la barra, relajado esperando su verborrea ridícula.

-Ella te ama… - bajo la cabeza y el tono de su voz – Bella nunca se había enamorado antes, es de ideas fijas y también es tremendamente frágil. No la cagues con ella…

-Jacob… - me enderece sorprendido de verdad por lo que me dijo, no lo esperaba.

-Espera… - levanto una mano y la otra la metió en el bolsillo de su pantalón – no se de verdad que es lo que ella ve en ti – sonreí – pero se ve feliz, como nunca antes la había visto y eso termino de confirmarme lo que ella me había dicho – saco la mano del bolsillo y me entrego una medalla con un relicario, que tome en mis manos – Este es el momento de que sea feliz como se merece, y eso está en tus manos. – Abrí el relicario fijándome en la pequeña foto donde aparece mi Bella de unos dos años con un par de trenzas a cada lado.

-Jacob, la hare feliz de eso no dudes – era tan obvia esa promesa porque su felicidad sería la mía siempre.

-Esto me lo entrego Charlie, su padre cuando nos casamos con Bella, sobre esa cadena me hizo jurar que ella sería feliz… - tense la mandíbula porque el hizo de todo menos feliz a Bella -  Le falle a Charlie y a Bella… - admitió

-No hay duda de eso Black – sus ojos oscuros relampaguearon por mis palabras pero se contuvo.

-Esa tarea ahora es tu responsabilidad… no te hare jurar porque será tú deber - nos miramos desafiantes por varios segundos, hasta que el bajo la mirada – no pienses que por eso no estaré pendiente, porque un paso en falso Cullen, y te mato – Ahí estaba las amenazas que esperaba desde un principio, guarde la cadena en el bolsillo interior de mi traje.

Sonreí cerrando el tramo que me separaba de Bella, la tome en mis brazos y la bese apasionadamente olvidándome dónde estábamos, como siempre ella gustosa me devolvió la caricia, demostrándome cuan mía era.

Bailamos y disfrutamos el resto de la noche, tenía que reconocerlo, me estaba divirtiendo junto a ella, verla tan alegre llena y plena es gratificante, al ritmo del suave vals nos paseamos por la pista, disfrutando la suave brisa.

-Me alegro por mi amigo – comento pegada a mi pecho – el merece ser feliz y Melissa es todo lo que él siempre ha querido.

-¿Tú tienes lo que quieres? – le pregunte esperando poder darle a ella todo lo que la hiciera feliz.

-Si estas a mi lado, tengo todo – la apreté levemente aspirando su delicado aroma, permitiéndome trazar en mi mente nuestro futuro juntos.

Bella dormía sobre mi pecho, su brillante pelo caía por su espalda y yo no podía dormir, repasando todo este tiempo juntos, lo perfecto que somos los tres.

Esperaba que cuando volviéramos a Nueva York la corredora de propiedades tenga las referencias de casas para poder decidir cuál comprar y proponerle a Bella definitivamente una vida juntos, tenerla el resto de mi vida así durmiendo en mi pecho, y ser completamente una familia.

-Rosalie – dejo de caminar cuando me escucho – Tenemos que hablar – se volvió en mi dirección sonriendo cínicamente.

-Yo no tengo nada que hablar contigo – me miro de pies a cabeza con ese gesto despectivo que sólo tenía reservado para mí y que tanto tiempo no usaba. Tome su brazo impidiendo que se fuera.

-Sí que tenemos que hablar Rosalie, así que por favor entra a mi coche y daremos una vuelta – Eleazar abrió la puerta del auto y ella me fulmino con la mirada pero entro al auto.

-¿Qué quieres? – cruzo sus pierna enfundadas en unos jeans de diseñador probablemente.

-Saber porque le metes cosas en la cabeza a Isabella… - ambos tensamos la mandíbula – Quiero que dejes de entrometerte en nuestra relación.

-Ella tiene derecho a saber la clase de hombre que eres – su voz estaba teñida de veneno - ¿crees que me iba a quedar tranquila esperando que le destruyas la vida como a Charlotte?

-Yo no le destruí nada… hasta cuando sigues con lo mismo Rosalie.

-No descansare Edward hasta contarle todo a Bella... – me reí en su cara.

-Ella ya sabe de Charlotte, sabe de su obsesión y de la ceguera que tienes a pesar de todos los años que han pasado.

-¿Así? ¿Sabe Bella de que por tú culpa Charlotte perdió a tú hijo? – me empine casi sobre ella

-¡Ella nunca estuvo esperando un hijo mío!

-¡Sigues siendo un maldito egoísta Edward Cullen!… ¡aún lo niegas cuando eso fue lo que llevo a la locura a mi amiga! – me grito apretando los puños-

-¡Estoy seguro que no era mío!

-¿Y porque estas tan seguro?

-¡Porque me acosté con ella dos años antes y nunca más la toque! – Rosalie se quedó callada mirándome fijamente, con el pecho subiendo y bajando agitada.

-No te creo

-No espero que lo hagas –la mire por sobre mi hombro - tampoco me interesa, pero una cosa quiero que tengas claro Rosalie… Bella es la mujer de mi vida, y hare todo lo posible e imposible para estar con ella el resto de mi vida.

El fin de semana fue uno de los mejores de mi vida, disfrutamos como una familia verdadera, amándonos, preocupándonos de Noah, deleitándonos de las cosas simples que con Isabella son maravillosas.

Así como disfrutamos de una tarde en el parque, disfrutamos de hacer la cena para Sue así ella aprovechaba el tiempo de regalonear a mi hijo. Junto a la chimenea revisamos fotografías de la familia de Bella, ella me conto de su padre, las aficiones que tenía por la pesca, como disfrutaban de los juegos que él veía en televisión y como compensaba la falta de su madre.

Dejamos a una sollozante Sue en la puerta de la casa y tomamos el auto que nos llevó al aeropuerto.

-Gracias Edward – acaricie en círculos su mano.

-¿Por qué agradeces Isabella?

-Por querer ser parte de esto, de darte el tiempo por mi familia – bajo la vista hacia nuestras manos – porque aunque no estabas cómodo en el matrimonio te quedaste por mí.

-Isabella… - acaricie su mejilla y acomode el mechón de pelo detrás de la oreja – Lo hago porque quiero todo de ti, tu pasado, tu presente y tu futuro, adoro todo lo que eres y como llegaste a serlo, me fascino verte en tu mundo porque siempre ha sido mi familia los que nos ha unido, pero ahora es mucho más, y de verdad adoro esto. Además deje tan enamorada a Sue que creo que nos visitara pronto – ambos nos reímos extasiados de felicidad.

-Eso no lo dudes – me contesto cuando dejo de reírse – eres todo un  casanova Cullen.

…

Casi una hora después de dejar a Bella en la universidad, las puertas del ascensor se abrieron, di un paso en dirección a mi oficina.

-Buenos días Sr. Cullen – me saludo Ángela desde su escritorio

-Buenos Días – entre en la oficina sintiendo como ella se apresuraba detrás mío.

-¿Tienes la agenda de la semana? – saque mi laptop del bolso y me instale en el escritorio, mientras Ángela me servía el café.

-Se la envíe a su correo electrónico – se quedó de pie junto a la silla – Lo más relevante de esta semana es el baile de beneficencia de la UNICEF el viernes. ¿Asistirá? Hay que confirmar la asistencia a más tardar mañana.

-Asistiré – le respondí revisando el correo – confirma dos cupos, iré acompañado

-Por supuesto – respondió – El señor Dimetri Bernardi tiene una cita con usted dentro de 10 minutos.

-Cuando llegue que pase – tome mi BlackBerry y le deje un mensaje a Bella para que me llamara cuando se desocupara.

Ángela se retiró cuando comencé a responder los correos pendientes, al poco rato entro Dimetri con su típico aire de mafioso italiano.

-¡Amigo! – Paso directamente al bar y se sirvió una vaso de coñac para después sentarse frente a mí en mi escritorio – Tanto tiempo sin saber de ti, desde que te divorciaste que no hablamos.

-Ya no tengo tiempo para farras Dimetri, ahora soy padre – me recargue en el respaldo del sillón – además tengo más de un motivo para estar en casa.

-¿Así? ¿Quién es la pobre ilusa esta vez? – alzo una ceja mientras bebía y fruncía la boca al tragar - ¿La conozco?

-No la conoces. Tampoco es una ilusa.

-¿Por qué te ha dado por jugar a la familia Edward? – me miro con curiosidad e interés – antes te burlabas de eso y ahora pareces cada vez más deseoso de ser el esposo de alguien – ignore sus palabras y cruce los brazos.

-¿Has hecho lo que te pedí? –

-Toma este es el informe – abrió su maletín y me entrego una carpeta – Charlotte Smith está internada en el Greil Memorial Psychiatric Hospital de Chicago.

-¿Quién mantiene su estadía? – le pregunte sabiendo realmente la respuesta.

-Tu cuñada, Rosalie Cullen – puntualizo dejando el vaso vacío sobre el escritorio.

-¿Tienes copia de su expediente médico? – hojee la carpeta en busca de lo que había pedido.

-Un resumen nada más, porque la tipa de verdad se le va la chaveta. No puedo creer que después de todos estos años aún tengas problemas por culpa de ella – lo mire simpatizando con él, porque obviamente él era mi compañero de juerga en mi adolescencia y conocía de cerca la historia obsesiva de Charlotte.

-Aunque no lo creas así es – cerré la carpeta porque con esto daba por cerrado el capítulo con esta mujer porque ella no será un fantasma en mi relación con Bella – Le pediré a Ángela que tramite pagos mensuales por beneficencia a la institución.

-Eres un jodido generoso – se burló Dimetri carcajeándose abiertamente – ¿el dinero lo arregla todo verdad?

-Así es y no te burles que tú tampoco lo haces mal, la diferencia es que lo despilfarras en antros de mala muerte.

-Te equivocas – me apunto con su dedo índice – lo invierto en placeres. Hablando de placeres ¿te conté que me casare? – deje de leer el informe para mirarlo.

-No

-Bueno estas invitado y tu novia nueva igual, primero haremos una fiesta de compromiso, es el sábado subsiguiente – se ruborizo algo digno de grabar – te llegara una invitación

-Un momento- me puse de pie - ¿Te vas a casar? – el asintió y no pude evitar reírme fuertemente – recién te burlabas de mí ¿Por qué lo vas a hacer?

-Por amor creo… - camine al bar para servirle otra copa y brindar esta sorprendente noticia – Victoria es especial – su nombre algo removió en mi memoria pero no logre visualizar que.

-Entonces felicitaciones viejo amigo, ahí estaré con Bella en tu ceremonia de compromiso – le apreté el hombro jocosamente – ver cómo te pones la soga al cuello, no me lo pierdo por nada.

…

-No me convence – mire alrededor de la sala vacía sin ningún entusiasmo – no es lo que me imaginaba.

-Sr. Cullen, aún tenemos otras alternativas – escuche a la corredora mientras abría el ventanal que daba al jardín donde una enorme piscina 

gobernaba el terreno.

-Y yo le dije que quería algo seguro para niños – apunte el jardín – esta piscina no tiene rejas ni protecciones de seguridad.

-Eso es fácil…

-No – la interrumpí – quiero una casa donde pueda instalarme y hacer los menores cambios posibles ¿tiene otra alternativa? – la mujer me miro consternada.

-Sí, está a unos veinte minutos de acá.

-Vamos – Salimos de la propiedad hacia mi auto donde Eleazar nos esperaba – espero Leonor que esta sea la última propiedad que visitemos porque fui muy explícito en lo que quería.

-Estoy segura que esta le encantara.

-Lo mismo dijo de las cuatro anteriores – conteste fastidiado tomando mi BlackBerry  que vibro en mi bolsillo, la revise y era un mensaje de Alice con el plan de vacaciones que tomaríamos los cuatro y los niños.

-Esta es Sr. Cullen – alce la vista para ver una preciosa casa blanca de estilo victoriano, cuando el auto se detuvo inmediatamente salí de ahí sabiendo que este era el lugar donde formaría mi familia con Bella y en ella viviríamos los mejores momentos de nuestras vidas.

-¿Vemos el interior? – me pregunto la corredora con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

-Por supuesto – entramos en la estancia. Cada habitación, cada centímetro la hacía más perfecta, cuando revisamos la cocina me imagine a Bella preparando comidas y en ella disfrutaríamos de tantos momentos familiares 

– Es perfecta – me volví hacia la corredora – Leonor quiero ofertar ahora, y asegúrate que sea mía.

-Así será Sr. Cullen

…

Me recline en el sillón de cuero de mi estudio, moviendo las llaves de nuestra futura casa, pensando cuando sería el mejor momento para proponerle a Bella el vivir juntos definitivamente, formalizar y ser una familia.

-Serás mi esposa Isabella Swan, y me encargare de hacerte la mujer más feliz del mundo.

Me levante del sillón ya era hora de arreglarme para el famoso baile de beneficencia.

-Eleazar, pasaremos a buscar a Bella a la casa de Alice, de ahí nos iremos los cuatro en la limusina. Debes estar atento para cuando te avise para que nos vayas a buscar al baile – le dije terminando de arreglar el smoking frente al espejo.

Eleazar estaciono detrás de la limusina, apenas salí del auto, Jasper abrió la puerta de su casa enfundado en un smoking.

-Las chicas ya vienen – se acercó para palmearme la espalda y acompañarme a entrar – según ellas en 10 minutos bajarían.

-A Bella le creo, no puedo decir lo mismo de mi hermana.

-¡Ya estoy lista! – ambos nos dimos vuelta al escuchar la voz de Bella. Cuando apareció por el pasillo, con ese hermoso vestido, apegado a su cuerpo como un guante.

-Bella te ves…

-Hermosa, gloriosa como quieras – me interrumpió Alice apareciendo detrás de Bella – apurémonos ya vamos con retraso y como a ti – me apunto – te molestan tanto los fotógrafos es mejor que lleguemos antes.

Jasper se fue sonriendo de lado caminando detrás de su mujer, mientras Bella y yo nos miramos, moría de ganas tocarla contra la suavidad de la tela de ese vestido.

-Hola tú – me susurro empinándose para alcanzar mi boca - ¿te gusto? – sonrió coqueta después de besar levemente mis labios.

-No – alzo una ceja por mi respuesta – me tienes loco Isabella Swan.

Apenas las puertas de la limusina se abrieron el destello de los flashes nos dieron la bienvenida. Cuando le tendí la mano a Bella para ayudarle a salir, note lo sonrojada que estaba, era tan evidente que esta exposición la incomodaba, y es lo que más adoro de ella, es tan simple, nunca busca sacar provecho de mi posición y eso me hace amarla mucho más.

Entramos en el hermoso salón del Museo Metropolitano, dispuesto para una de las galas más importantes del año. Jasper y Alice nos seguían a cierta distancia, el anfitrión nos dirigió a la mesa correspondiente, mucha gente al paso me saludo y pude ver entre ellos tantos de mis socios y clientes, eso es lo importante de estos encuentros, no solo es la beneficencia altruista por los niños del mundo, sino tejer las redes de negocios mucho más elevados que los millones que eran donados.

-¡Bella estas preciosa! – una mujer menuda que no conocía se acercó a nosotros prestando atención solo en mi Isabella.

-¡Emily! – Ambas se abrazaron afectuosamente, hasta que Bella sonrió en mi dirección – Emily, te presento a Edward Cullen, mi novio – la mujer nos sonrió a ambos e intercambio con Bella una significativa mirada que la hizo sonrojar.

-Un gusto Sr. Cullen – me tendió la mano – Soy Emily Young la editora de Isabella.

-El gusto es mío Sra. Young – conteste a su saludo

-¿Entonces este es el motivo porque no me has enviado los adelantos de tú trabajo? – el reproche se tiño de un sentido jocoso y Bella no pudo evitar reír.

-Toda la razón Emily, sumándole las clases de la universidad, te prometo que pronto verás adelanto de mi trabajo – la abrazo cariñosamente

-Tranquila Bella, disfruta la vida – se volvió hacía mí  - nos vemos pronto – camino en dirección a su mesa y Bella la siguió con  la mirada

-Es un amor – dijo sonriendo.

-¿Lleva mucho tiempo siendo tu editora? - nos acomodamos en la mesa justo cuando llegaban mis padres.

-Comencé con ella, y es la mejor para mí.

Mis padres rodearon la mesa después de saludarnos y me fije en la mirada triste de Esme.

-¿Sucede algo madre? – ella levanto la vista pero negó con la cabeza.

La cena dio comienzo y con ello las murmuraciones se acallaron. Extrañamente mi familia estaba muy silenciosa exceptuando las respuestas escuetas que daban, sobre todo mi madre que siempre es alegre y Alice que nunca se queda callada ahora estaban demasiado sosegadas.

Se dio comienzo a la apertura de la beneficencia con la contribución de las empresas y personas, para posterior hacer una subasta de antigüedades donadas, cada cierto tiempo se ofertaba algún baile con algunas de las mujeres asistentes.

-Tienes que pujar alto para que bailemos juntos –me susurro Bella al dirigirse al escenario para la subasta.

-No lo dudes, eres mía y nadie pondrá sus manos sobre ti.

-Me encanta cuando te pones posesivo Cullen – me pego levemente con sus delgados dedos en el hombro - ¡Ya sabes!- se alejó junto a Alice.

Después de donar en la puja unos 6.000 dólares para tener la exclusividad de bailar con mi mujer, avise a Eleazar para que nos recoja a la salida, me lleve a Bella del baile sin despedirnos de nadie.

-¿Dónde me llevas? – me pregunto cuando ya estábamos en el auto.

-Es una sorpresa - tome su mejilla y la acerque a mi boca – pero ahora te tengo esto – le acerque la pequeña caja de regalo, ella lo tomo dudosa y antes de abrirlo me miró fijamente, tratando de adivinar que me proponía.

-¿Qué es esto Edward?

-Averígualo – termino de abrirlo dejando al descubierto una cinta gruesa de seda negra, me miro ceñuda sacándola de la caja y me reí por su expresión.

-Repito Edward ¿Qué es esto? – tome la cinta para deslizarla suavemente de sus manos.

-Es parte de la sorpresa – me acomode para colocarle la cinta cubriendo sus ojos. Ella siempre confiando en mí, no pregunto más. Al cabo de unos cuarenta minutos nos detuvimos y la ayude a bajar de el auto, extendiéndole un mano.

La guie tomando su cintura guiándola por la entrada, y me quede detrás de ella en el punto exacto que vería toda la panorámica.

-¿Estas lista? – Asintió un tanto agitada, solté la cinta - ¿Quieres casarte conmigo?

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Discúlpenme por el atraso, pero el modem de internet murió el ayer en la noche y aun no me lo vienen a reparar de la compañía, así que me tuve que meter en un ciber lentísimo…Sorry =P

En cuanto al capítulo, espero todos sus comentarios porque ustedes saben lo importantes que son, este capítulo es importante y está lleno de emociones.

¿Pueden diferenciar la personalidad de Edward con Bella v/s las demás personas?...

Las y los adoro...

Axavenus