Capítulo 32 - Perfectos

Capítulo 32 –  Perfectos

BPOV

Suspire dejándome llevar por la suave música blue que sonaba en mi cabeza…

Me encontraba en ese estado maravilloso, entre la tierra y el cielo, sintiendo la textura del pasto bajo mis pies, la brisa en mi rostro y el calor delicioso del sol en mi cara, llenándome de vida, de energía como una planta anhelando, empinándose por alcanzar esa luz maravillosa, concentrada en los detalles rojizos detrás de mis parpados… la pequeña carcajada me distrajo, abrí los ojos poniendo mis manos como viseras, girándome para verlos.

Padre e hijo jugando…

Edward tenía entre sus piernas a Noah quien tomaba su juguete y se lo llevaba a la boca y él evitando que lo hiciera le mostraba otro, me apoye en los codos, maravillándome de la belleza de ambos, Noah pequeñito con su cabello cobrizo un tomo más oscuro que su padre, la piel clara pero no tan blanca como la de él… eso es herencia de ella, aunque sea muy poco, bueno sus ojos esmeraldas igual de hermosos que los de su padre… él la perfección, su piel, sus labios… su todo, él adonis, mi adonis. Levanto la mirada encontrándose con la mía, dándome esa maldita sonrisa sexy que me hace vibrar.

-¿Eres feliz? – frunció el ceño por mi pregunta, volviendo la atención al pequeño, tomándose el tiempo en responderme.

-Sí… ahora que me lo preguntas y lo analizo, si soy feliz… los tengo a ustedes – gatee por sobre la manta para llegar a su lado y recostar mi cabeza en su pierna, Noah inmediatamente me toco el pelo y yo reí.

-¿Me quieres Noah? – Edward lo levanto sujetando sus bracitos y el comenzó a brincar, soltando pequeñas carcajada.

-Creo que eso es un sí… ¿Quién no te amaría Bella Swan? – me volví para mirarlo - ¿Por qué perdí tanto tiempo Bella? -  su mirada se ensombreció de frustración. Yo sabía que esa molestia era hacia el mismo.

-Es el tiempo justo Edward… - me incorpore sentándome a lo indio a su lado, extendiendo los brazos para tomar a Noah que brincaba feliz.

-Nunca se me hubiera imaginado que disfrutaría tanto de un picnic de día domingo en el Central Park – me entrego a Noah… - jamás se me habría ocurrido.

-La vida está llena de estas cosas simples que nos hacen felices… - apoque al pequeño entre mis piernas pasándole unos juguetes - ¿te diste cuenta que le salió un nuevo dientecito?

-¿En  serio? – se agacho para ponerse a la altura de Noah - ¿me muestras tus nuevos dientes? – yo me reí fascinada por lo maravilloso que es Edward con su hijo.

-¿Te hacemos feliz? – me pregunto, ladee la cabeza mirándolo fijamente

-Muy feliz… - no termine la frase porque los labios de Edward tomaron los míos.

Después de guardar las cosas nos encaminamos hacia mi auto, mirando a las familias que disfrutaban de este exquisito día, los niños jugando con sus perros, gente leyendo recostada en la sombra de un árbol, jóvenes corriendo detrás de una pelota, todo un hervidero de vida y tranquilidad…

-¿Qué raza de perros te gustan? – me pregunto Edward mientras manejaba en dirección a su departamento.

-La verdad, que prefiero a los gatos, pero si eligiera un perro creo que estaría entre un labrador y un dálmata ¿Por qué me preguntas?

-Pensaba en una mascota para Noah… - Sonreí – la verdad es que no sé mucho de animales – admitió pasando su mano por su revuelto cabello – Era Emmett el que tenía mascotas.

-Podrías decirle a él que te asesore con respecto a que raza.

-Tienes razón – nos quedamos en silencio, pero podía sentir su mirada en mí, como si quisiera decirme algo, o esperando algún tipo de reacción, le devolví la mirada entrecerrando los ojos.

-¿Qué estas planeando Edward Cullen?

-Ya lo sabrás… - entre al estacionamiento del edificio, dejando pasar su comentario, porque no picaría mi curiosidad, por lo menos ahora no.

Juntos bañamos a Noah quien es tan feliz en el agua, mientras Edward terminaba de secarlo y ponerle su pijama, yo le preparaba su biberón en la cocina.

-¡No te das cuenta Bella que lo único que está buscando es un sustituto de madre para su hijo! – Me grito en la cara Rosalie - ¿No lo ves?

-¡Cállate Rosalie! – Me puse de pie y la encare, viendo lo vidrioso de sus ojos y el dolor y la rabia que sentía - ¡¿Cuál es tu problema?! ¡¿No te has preguntado acaso si es lo que yo quiero?!

-¡Eres tan ilusa! –

-¡Los amo Rose! ¡Amo a Edward y a Noah! – Las lágrimas de impotencia se resbalaban por mis mejillas - ¿Por qué me haces esto?

-¿Por qué te quiero amiga? – Levante la vista para verla ponerse de pie y caminar hacia mí – Es el momento que sepas muchas cosas, ahora que estas a tiempo… - negué limpiándome las lagrimas

-¿Qué ganas con todo esto? – la mire a los ojos buscando algo que me indicara que mierda se propone, porque no me deja ser feliz.

-Ella era mi mejor amiga – seguí negando no la quería escuchar – más que eso era casi mi hermana, era hija de la nana… Mary prácticamente nos crio juntas…

-Rose… por favor… - ella tomo mi mano

-Charlotte… él la ilusiono, logro que se enamorara, le prometió la vida entera pero al final la destruyo Bella… no quiero verte así a ti – me levante, dejándola ahí con su veneno, corrí al estacionamiento y me metí a mi auto, no quería que ella sembrara nada de eso en mí…

-¿Qué piensas? – Me pregunto Edward de pie en el umbral  - te ves tan concentrada y triste…

-Estupideces - ¿Vas a dejar que las palabras de Rosalie arruinen tu felicidad? – Voy a darle la leche a mi pequeño – avance unos pasos y Edward me rodeo la cintura.

-¿Me vas a decir lo que pasa? – lo mire fijamente, si quería que las cosas funcionaran había que sacar los esqueletos del armario…

-Lo hare, pero si tú estás dispuesto a darme respuestas… - se tensó a mi lado y me soltó. No quise mirarlo para ver su cara de desconcierto, quizás la única forma es enfrentar y saber de él que sucedió con esa tal Charlotte…

Deje a Noah durmiendo en su cuna, acaricie su mejilla como tantas veces en estos dos meses desde que Edward y yo somos novios, si bien oficialmente no vivimos juntos, son muchas las noches en la semana que no soy capaz de dejarlos… ni ellos dejarme ir. Volví a la cocina para preparar  la cena, sorprendiéndome a ver a Edward, revolver la ensalada y tener todo listo en la isla de la cocina.

Cuando me vio entrar, sonrío y me indico que me sentara, en silencio obedecí, buscando la forma de llegar a lo que quería saber. Me tendió un plato con pechuga de pollo adobada y un poco de vino en la copa.

-¿Qué quieres saber? – me pregunto antes de tomar de su copa. Tome  los cubiertos para hacer tiempo, cortando un trozo de pechuga y llevándomelo a la boca – Dime amor, ¿Qué te preocupa?

-Hace unas semanas hable con Rosalie – lo mire buscando algún resquicio de que eso lo alertara, pero no vi nada – bueno, ella hablo más que nada… - deje los cubiertos sobre el plato – ella no está de acuerdo con nuestra relación.

-¿Eso es lo que te inquieta? ¿Necesitas la aprobación de Rosalie para estar tranquila? – molesto me miro dejando de comer.

-No, pero desde un principio se opuso a lo nuestro, ella fue a casa de Alice solamente a hablar conmigo…

-Bella… es simple, tú tomas tus propias decisiones, no necesitas de nadie más… ¿Me amas? ¿Quieres estar conmigo? Si eso es lo que quieres es suficiente – Tome valor y me prepare para las dos alternativas que tenía, que él me digiera la verdad, o simplemente no lo hiciera.

-¿Quién es Charlotte? – tocio ahogándose con el vino, solo me quede mirándolo viendo sus reacciones

-¿Rosalie te conto de Charlotte? – su mirada furiosa, me dejo ver que había mucho más que una simple historia de Edward con ella - ¿en qué demonios pensaba?

-mmm… creo que dijo algo así “Te destruirá como lo hizo con ella”…. – Edward se quedó mirándome pero sus ojos rugían de rabia

-¿Qué te conto Rosalie? – apretó la mandíbula -

-Solo eso, porque me fui, no quise seguir escuchándola – frunció el ceño mirándome, evaluando lo que le decía – No quise saber más porque quería saberlo de tú boca.

-Bella… - se llevó las manos a la cara refregándose frustrado, se puso de pie y yo espere paciente a que me digiera algo, después de varios minutos de paseos, se sentó frente a mí, me tomo las manos – Esta historia tiene dos versiones…

-Lo sé, pero me interesa la que tú me vas a decir… -  bajo la mirada, acariciando mi mano levemente con  su pulgar.

-Mi familia con la familia Hale, siempre fueron unidas, bueno el padre de Jasper y Rosalie… - me miro esbozando una sonrisa irónica – porque tú conoces como es Didyme – asentí, presa de una emoción nueva, Edward estaba confiando en mí – Charlotte era la hija de la empleada de los Hale, ellos se criaron juntos prácticamente… - soltó mi mano y se comenzó a pasear nuevamente – Ella y yo tuvimos una especie de noviazgo adolescente por un verano… Nunca fue más que eso, pero ella se empeñaba en estar junto a mí, me llamaba a diario, iba a mi casa, se metía a mi cuarto… Hasta llego a decirle a todos que éramos novios cuando no era verdad… me sentí libre cuando llego el momento de partir a la universidad, porque ella se quedaba acá con su maldito acoso y yo partía a Harvard con una idea fija, ser el mejor.

-¿Y donde esta lo grave del asunto? – le pregunte, porque no le encontraba sentido a la acusación de Rosalie, si era Charlotte quien prácticamente lo acosaba.

-En las “promesas” que supuestamente yo le hice… - agacho la cabeza sin mirarme – cada vez que volvía a casa, ella estaba ahí, no te niego Bella, me acosté con ella, tuve sexo con ella, pero jamás le prometí nada. Mis estudios siempre fueron primero, tenía ambiciones y metas que cumplir… pero también era egoísta y no lo voy a negar… - levante una ceja, aun esperando – Ella le dijo a Rosalie y a todos que yo le prometí una vida juntos, estaba emocionada, tenía muchos planes para cuando yo me graduara y estaríamos juntos, de eso me entere mucho después de que todo pasara – él se sentó frente a mí  nuevamente – en la universidad conocí un nuevo mundo, nueva gente, muchas mujeres, no me iba a quedar con una niñita obsesiva y que no me provocaba nada…

-¿Tu familia sabía lo que pasaba? – él asintió

-Ella prácticamente tenía el vestido de novia listo, cuando postule a la beca para ir a Oxford. Ese verano fue un caos porque mi madre tenía reservaciones y varias cosas preparadas para cuando llegue a casa, todos esperaban que diera la noticia, yo no entendía que mierda pasaba.  Hasta que Charlotte apareció con un anillo de compromiso que supuestamente yo se lo había dado… Me moleste con todos y sobretodo con ella… discutimos mucho, ella lloró y buscaba consuelo en Rosalie – se refregó la cara-

-¿Todos le creían a ella?

-Creo que sólo Rosalie, por que los demás ya notaban que era extraño que yo quisiera casarme antes de empezar una carrera. Alice me apoyo y también estuvo enojada con Rosalie por eso, porque ella creía ciegamente en lo que Charlotte le decía.

-¿Qué paso después?  - le pregunte devolviendo la caricia en su mano.

-Me fui a Inglaterra, tenía una beca para Oxford y hasta el último día ella intento meterse en mi cama… pero yo estaba harto de todo su show – comenzó a acariciar mis dedos - ¿Sabías que no fui invitado al matrimonio de Emmett?

-¿En serio?

-Rosalie no quería verme… a partir de ese momento me distancie de todos.  Lo peor fue cuando estaba en Inglaterra un mes después de la boda, que Charlotte apareció en mi departamento – me erguí para verlo – no sé quién o como consiguió mi dirección pero ahí apareció.

-¿y? – me mordí el labio esperando a que continuara…

-Yo estaba con otra mujer, no recuerdo quien… - bajo la mirada – Charlotte se paró en medio de la sala, le grito a la chica, tuve que sujetarla para que no se lanzara sobre ella– contuve el aliento por eso – comenzó a gritar trastornada – rabia crispo sus hermosas facciones – miles de cosas, me acusaba de no cumplir, cosas que nunca en mi vida le prometí… al final salió del departamento dejando sus bolsos… - me acerque a él porque sentía que algo de eso no era bueno – No volvió, después de eso nunca más supe de ella, ni la volví a ver…

-¿Qué le paso? – susurre, tomándole las manos

- No lo sé, Rosalie nunca me dijo nada más, apenas me habla… y si lo hace creo que es por Emmett.

…

Termine de guardar el último sweater que tenía en el closet de Edward en mi maleta para cerrarla. Mire a Carmen quien estaba en la misma labor pero guardando las cosas de Edward.

-¿Esta emocionada por el viaje? – me pregunto, cerrando la maleta de Edward.

-Sí, la verdad es que extraño a mi nana y a Jake, que es mi mejor amigo, además tengo que aprovechar que Edward quiera viajar conmigo para el matrimonio.

-Usted es muy buena Srta. Bella y es normal que el  señor quiera estar donde usted este -  me sonroje por sus palabras ya que ella siempre era muy silenciosa y discreta.

Llevamos las maletas al pasillo, sólo esperábamos a Edward para que se cambiara y nos fuéramos a Seattle. Me extraño que estuviera retrasado, pero con su trabajo nunca se sabe.

-Las cosas de Noah están listas Srta. Bella – Negué frustrada…

-Kate, Bella… sólo Bella – tome de sus brazos a Noah para llevarlo al living ahí esperar a Edward. Senté a Noah en su silla saltarina mientras le pasaba juguetes. A la media hora apareció Edward sonriente, besándome fuertemente, y alzándome para levantarme del suelo.

-¿Qué sucede? – me reí por su ímpetu

-Te amo y estar contigo me hace tremendamente feliz… mi mundo es perfecto a tu lado – esta vez lo bese yo.

-¿Dónde estabas? Tenemos que irnos al aeropuerto.

-Pensando en el futuro… - me volvió a besar y tomo en brazos a Noah que gorjeaba estirando sus manitos en dirección a él – ahora vamos... – se volvió a mí - ¿si es que aun quieres ir? – sus ojos brillaron expectantes.

-¡Claro que sí!… mi nana nos está esperando en casa y muere de ganas de conocerlos.

Nos subimos al avión, estaba nerviosa porque esto era un paso más en nuestra relación y me hacía inmensamente feliz, una vez que estuvimos en el aire, solté el cinturón y me apoye en su pecho, relajándome con su aroma y su acompasado corazón.

Desde nuestro primer encuentro, de la maravillosa forma en que nos amamos y las miles de maneras de decirnos los te amo, hemos afianzado tanto nuestra relación, todo es tan fácil y llevadero con Edward. Cada día que pasa lo amo mucho más y Noah es la perfección en nuestra relación, ambos nos complementamos.

Noah es la extensión del amor que siento, tenemos mucho apego, disfruto el tiempo en familia que tenemos, si en familia porque eso es lo que somos, aunque no hay una etiqueta, amo a mis dos hombres y por ellos daría todo.

-Es incómodo – Edward dejo de acariciar mi espalda desnuda y yo levante la cabeza de su pecho

-¿Qué es incómodo amor? ¿Te sientes bien? ¿Fui muy brusco? – sus ojos estaban cautelosos.

-Estoy bien, no tengo reclamos – le dije coqueta recordando todo lo que habíamos hecho en las últimas horas – te digo que es incómodo, tener que despedirnos por horas y al final siempre me convences para quedarme –

-Es que no quiero que te vayas, adoro tenerte en mis brazos, hacerte el amor y despertarte todas las mañanas… - me acomode más en su pecho, escuchando el latido de su corazón.

-También a mí me encanta despertar en tus brazos – bese su pecho – pero en la mañana me voy y me llevo la ropa sucia que tengo en tú closet.

-Carmen ya se ocupó de eso Bella – comento riéndose y yo bufe, por todas las veces que le he dicho a Carmen que no se preocupe de mis cosas – creo que ella tampoco quiere que te vayas… - ambos nos reímos esta vez

-Entonces tendré que dejar la ropa acá  para tener que cambiarme – clave suavemente mi dedo en su estómago – porque de seguro no me dejaras ir en toda la semana.

-Estas en lo cierto – se acomodó a mi lado girándose, para quedar a mi altura – ahora tenemos mucho que disfrutar – se apodero de mi boca subiéndome a su pecho donde sus manos avariciosas acariciaron mis costados…

Abrí la puerta de la mi casa con Noah en mis brazos, detrás mío Edward con las maletas.

No cabía en mi de felicidad, porque ellos se mezclaban con mi vida, con lugares y personas maravillosas que son fundamentales, es la unión de mi presente y mi pasado.

-¡Niños Bienvenidos! – grito Sue secándose las manos y mirándonos fascinada.

-¡Nana!  - me adelante y la rodee con un brazo

-¿Qué hermoso bebé? ¿Cómo se llama esta preciosura? – Noah la miro y frunció el ceño hasta que Sue extendió los brazos hacia él y sonrió.

-Su nombre es Noah – me volví a Edward que se había quedado atrás y le extendí la mano que él tomo sonriendo – Nana, te presento a Edward Cullen, mi novio – los ojos de Sue brillaron.

-Un gusto Señora – Edward se acercó y la beso en la mejilla – es un gusto – mi nana se enrojeció y yo reí por eso.

-Ah, mi niño, dígame Sue… si al final somos como familia – Edward sonrió divertido – Así que nada de señora, o es Sue o Nana, porque así me llama mi princesa – Extendió la mano y me acaricio la mejilla.

-Entonces será Sue – mi nana asintió mirando nuevamente a Noah – Bueno vamos a la cocina, tengo lista la cena.

Disfrutamos de una rica cena, encantados por como Sue y Noah se llevaban tan bien, ella estaba embobada con el pequeño que de verdad es un amor.

Al finalizar las dos subimos a preparar mi habitación donde dormiríamos Edward y yo, abrí la puerta fijándome en la cuna que estaba dispuesta donde antes tenía mi tocador.

-Es tremendamente guapo... – susurro mientras abría la maleta de Noah y sacaba la ropita de dormir

-Lo es- me mordí el labio – y lo amo con todo mi ser, a él y al bebé.

-Se te nota hija – me tomo la mano para sentarnos en la orilla de la cama – te ves radiante, nunca antes te había visto así – acomodo un mechón de mi cabello detrás de mí oreja – Estoy tan feliz por ti mi pequeña.

-Soy feliz – me recargue en su hombro…

-Parece que después de tanto les toca ser felices. Mira a Jake, formando una familia y él también se ve tan feliz.

-Sí, me alegro por él, merece todo esto.

-Yo me alegro por ti mi princesa, porque al fin las ventanas se abren, para que entre el sol en tu vida.

Mire a Edward desde el espejo mientras se duchaba, el reflejo de su anatomía perfecta, su ancha y musculosa espalda, sus apretados glúteos, sus fuertes y exquisitas piernas, tan alto, tan jodidamente hermoso, a eso sumarle el agua jabonosa cayendo sobre su blanca piel, no me resistí y llamada como por imán solté mi bata de seda dejando que se deslizara como el agua de mi cuerpo, abrí la puerta del shower door, tomándolo por sorpresa abrazando su cintura.

-¿Bella? – se giró mirándome divertido

-Mmmmm – me entretuve tocando sus pectorales, levante la mirada para ver como la de él se oscurecía con mis caricias – eres bello – lamí su tetilla y gemí sintiendo el contraste de su piel y el agua tibia, mis manos fueron más ambiciosas y abarcaron tanta piel como podían, Edward me miraba y sentí el cambio de su respiración, hasta que llegue a mi parte favorita, apreté su pene suavemente…

-Bella… - comencé a mover mi mano rítmicamente, masturbándolo, deleitándome en sus expresiones, sin dejar de mirarnos – Me encanta cuando tomas la iniciativa – jadeo - te deseo amor – dijo con voz ronca y tan jodidamente sensual. Me tomo por la cintura y yo envolví con mis piernas su cuerpo, busco mi boca y nos besamos frenéticamente, tocándonos, amándonos.

-Edward te necesito – ronronee antes de mordisquearle el hombro, el rugido exquisito me hizo temblar para cuando entro en mi firme y fuerte deje caer la cabeza hacia atrás justo cuando Edward apoyo mi espalda en los azulejos de la pared, haciendo que la penetración sea mucho más rápida y rítmica… ¡demasiado buena!

-Eres deliciosa Bella… eres mía, sólo mía… - mis uñas se clavaron en su espalda cuando apretó mis nalgas, volviéndose más violento, mas erótico y caliente.

-Ssssooo-lo tuyaaaa – me estremecí por el poder del orgasmo que crispo cada poro de mi piel, en el estremecimiento Edward salió por completo de mi interior sin soltar mi cintura - ¿Edward que…? – no termine la pregunta cuando me dio vuelta tomando mis manos para apoyarlas sobre mi cabeza y penetrarme de esa forma, sintiendo toda su longitud calzar a la perfección, al final llegando al calor de un nuevo  orgasmo, sintiendo como las estrellas comenzaban explotaban en mí, arqueé la espalda para apoyarme en su pecho

-Ohhh Bella eres exquisita, tan húmeda… - soltó mis manos para acariciar mis pechos y presionar mis pezones, lo que me hizo subirme a la espiral de placer  y explotar en un maravilloso y monumental orgasmo al que él a los minutos me siguió.

Con nuestras respiraciones entrecortadas y mis piernas temblando nos terminamos de bañar. Edward me miraba acostado en la cama, mientras terminaba de aplicarme la crema en las piernas.

-Soy un maldito afortunado – me dijo cuando finalmente después de revisar que Noah durmiera bien me acostaba a su lado – por estar a tu lado y porque seas mi mujer. – Me estremecí con sus palabras

-Más afortunada soy yo – me acomode en su pecho, que era mi lugar favorito para dormir – estoy enamorada de ustedes dos… - ambos nos reímos bajito.

-¿Le guste a tu nana? – pregunto y me erguí para mirarlo.

-Sí, te encontró guapo – se rio suavemente, me volví a acomodar – No te extrañes si te trata como un rey desde ahora… - le susurre agotada por el viaje y por los orgasmos maravillosos que tuve.

-Duerme Isabella – acaricio mi pelo húmedo – Eres mi vida, tú y Noah son mi mundo perfecto.

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Ahhh me encanto escribir este capítulo es tan tierno, y como se titula “Perfecto”, Edward es un amor…

Un beso y un abrazo

Axavenus