Capítulo 28 - Sobrepasada

Capítulo 28 –  Sobrepasada

BPOV

Baje del auto tratando de prepararme mentalmente para una nueva discusión con Benjamín, una que no estaba lista para afrontar porque no sabía cómo, pero que debía enfrentar, tenía la absoluta certeza que no se veía fácil  después de que me viera irme con Edward y el famoso sueño…

Respire profundo y abrí la puerta para entrar a casa, camine derecho al living con la frente en alto de cara a los problemas, me extrañe no ver a nadie así que subí el interruptor para encender las luces y verificar, ¿Dónde estaría Benjamín?  Subí las escaleras aun esperando encontrarme con Benjamín en algún lugar o con Jasper.

Toque en la puerta del dormitorio de Alice asomando la cabeza para verla recostada con Nick a su costado tomando pecho.

-Amiga – ella levanto la cabeza para mirarme - ¿Cómo estás?

-Bien, disfrutando de mi hijo – volvió a mirar a Nick tocando su mejilla mientras el succionaba rítmicamente - ¿Cómo esta Edward y mi sobrino?

-Cansado – me senté en la cama mirándolos – un poco más tranquilo. No sé si le tomo alguna foto a Noah, pero Emmett le paso la cámara digital – me deje caer de espada en la cama - ¿Has visto a Benjamín?

-Vino hace unas horas a buscarte – tomo en sus brazos a Nick para sacarle el aire - ¿Discutieron? – suspire antes de mirarla.

-Sí, desde ayer que me vino a buscar que comenzamos y en la madrugada y hace una hora… no sé qué va a pasar con nosotros.

-Entonces es grave… ¿Por qué se pelearon?

-Alice – suspire frustrada -  primero porque Benjamín nos vio a Edward y a mí conversando en el pasillo y de ahí cambio todo, se puso celoso increpo a Edward con eso discutimos y para más remate… - me sonroje inevitablemente – hable en sueños.

-¿Hablaste en sueños? Siempre lo haces– acomodo al pequeño en la cama -  ¿Cuál es la diferencia ahora?

-Soñé con tu hermano, con Edward – me mordí el labio muerta de vergüenza – y le dije que lo amaba en el sueño…

-Ohhh… - Alice pestañeo muy rápido  - ahora entiendo… ¿Benjamín te cuestiono?

-No es sólo eso Alice – me puse de pie para pasearme – me presiona, él quiere mucho más de lo que tenemos… Benjamín quiere una vida conmigo y yo no puedo hacerlo…

-Porque amas a mi hermano – me pare al escuchar su afirmación -Bella no lo niegues, tu subconsciente lo está gritando…

-O sea me gusta, me enloquece y me moría de ganas de estar con él, pero no puedo… no debo quererlo.

-Amiga, eso no quita lo que sientes  porque el deber no siempre va de la mano con el querer, pero de verdad te entiendo. Así como apoyo que mientras Edward no resuelva sus conflictos no debes involucrarte con él.

-Es tan confuso Alice… Benjamín debería ser el hombre de quien debería enamorarme, debería estar feliz de que él me ame y que quiera formalizar conmigo… pero me agobia, me satura y no puedo, por más que lo intento no puedo.

-Amiga, si quieres mi opinión, creo que no debes seguir ilusionando a Benjamín…

Estaba acostada sin poder conciliar el sueño, mirando el techo de mi habitación batallando con llamar o no a Benjamín. Mi mente era un mar de confusión pero no quería provocar algo más grave, ya que entendía que si él quisiera hablar conmigo o solucionar las cosas me hubiera esperado acá… o ¿fue tanto lo que lo dañe que no quiere verme nunca más? Me volví a dar una vuelta en la cama poniéndome la almohada en la cabeza ahogando un grito de disgusto conmigo misma. 

…

-Pueden dejar sobre mi escritorio el trabajo sobre “El Príncipe de los Ingenios”  – Les dije dando por finalizada la clase volviéndome a mi laptop esperando que se retiraran.

-¿Tiene idea lo difícil que resulto este ensayo? -  me pregunto Alec depositando su trabajo en el escritorio.

-¿Por qué lo dices? – sonreí sabía a lo que se refería

-Les advertí que Google no siempre tiene la respuesta a todas las inquietudes– me levante de la silla apoyándome en el escritorio.

-Esa advertencia lo hizo mucho más confuso – mire por sobre el hombro de Alec, percatándome que Patricio aún estaba en la sala con Bree – ¿Era Cervantes verdad? – Me volví hacia Alec riendo.

-Alec, estamos en la Universidad, no en la secundaria… ¿Pretendes que te de la respuesta? – Tome los trabajos apilándolos para guardarlos en una carpeta.

-¿Es un delito asegurarme que mi ensayo este correcto? – discutió volviéndose hacía sus compañeros que aún quedaban en la sala.

-Tendrás la respuesta cuando sea el momento – comenzando a molestarme, así que termine de guardar todo y tomando el bolso salí de la sala.

Entre en la cafetería buscando una agua mineral, el semestre estaba pronto a entrar en receso por las vacaciones de Pascua.  Mientras pagaba por mi agua sentí la vibración de mi celular, deje sobre el mesón mi bolso para sacarlo. Era un mensaje de Edward enviándome una foto de Noah, mucho más grande que hace unas semanas, hoy pasaría a la clínica.

Camine hasta mi auto parando por la sorpresa de verlo ahí de pie esperándome, de pronto me llene de ansiedad y la intensidad de sus ojos miel me traspasaron. Hace casi tres semanas que no sabía nada de él, al principio estuve esperando paciente dándole su tiempo y espacio, después de eso me preocupe y lo llamaba cada día pero la respuesta era la misma… buzón de voz, ahora estaba acá de pie frente a mí.

-Benjamín…

-Isabella – traque seco al escuchar mi nombre, camine decidida hasta el automóvil accionando el seguro para depositar mi bolso y cosas en el asiento trasero - ¿Cómo has estado? – cerré la puerta con fuerza para encararlo.

-He estado bien, ¿Tú? – Bajo la mirada por un momento - ¿Qué ha sido de ti? – cuando me volvió a mirar se acercó rápidamente a mi tomándome las manos.

-Bella – suspiro – no puedo…

-¿Qué es lo que no puedes? ¿Sabes lo preocupada que he estado? Te llame miles de veces, fui al departamento y todo estaba igual que hace tres semanas, no sabía nada de ti… ¡Fue Jasper el que me dijo que estabas en Londres! No te entiendo Benjamín, sólo necesitábamos hablar…

-Te amo Bella… volví porque te amo y quiero estar contigo – me quede de piedra viendo cómo se acercaba para besarme

-¡Espera! – Lo detuve a centímetros de mi boca - ¿Qué es lo que pretendes?

-Bella, sé que actué mal, que debí escucharte y hablar las cosas, pero debes entender que necesitaba aclarar mi mente, mis ideas y sobretodo mis sentimientos – se acercó a mí y yo retrocedí – déjame hacer las cosas bien ahora mi amor.

-Benjamín – mordí mi labio ansiosa – no creo que sea lo mejor – su boca acallo la mía en un movimiento frenético.

-Cásate conmigo, quiero que seas mi esposa…  - me solté de su agarre respirando agitada.

-No puedo hacer eso Benjamín - él me miro resignado – no quiero engañarte ni engañarme, yo no te amo – una solitaria lágrima cayo por mi mejilla – lo siento, lo siento mucho Benjamín – abrí la puerta del auto.

-¿Eso es todo se acabó? – Cerré los ojos al escuchar su voz - ¿ni siquiera lo vas a intentar?

-Benjamín lo he intentado por todo este tiempo y no he podido – termine llorando – lo intente de verdad, pero no puedo seguir haciéndote daño… lo siento – entre al auto cerrando la puerta – perdóname…

Me quede un tiempo en el estacionamiento de la clínica recuperándome, rebusque en la guantera buscando los klenex para limpiar el contorno de mis ojos estropeado por las lágrimas, una vez más presentable salí del auto en dirección al piso donde estaban aún hospitalizados Leah y Noah.

Estaba por entrar a la habitación de Leah cuando las voces de ellos discutiendo.

-No me vas a obligar Edward…

-Leah, puedes entender que es nuestro hijo, Noah te necesita.

-¿Tú me necesitas a mí?

Decidí que lo mejor era esperar a que salga Edward en la sala de espera, no quería involucrarme en sus problemas maritales, ya tenía yo mucho en que pensar. Estaba por alcanzar la esquina del pasillo cuando sentí los pasos presurosos, me di vuelta viendo a Edward con cara de cansancio y fastidio, pero al verme me regalo una de esas sonrisas que me trastornan, respire mientras esperaba que se acercara.

-Bella… - miro mi rostro con detenimiento - ¿Por qué estabas llorando? – baje el rostro avergonzada.

-No es nada – me mordí el labio esperando que me creyera – ¿Cómo esta Noah? – su sonrisa se extendió volviéndolo arrebatadoramente hermoso.

-¿Estas segura? – asentí – Te tengo una sorpresa, desde hoy permiten visitas para Noah, ya está respirando solo sin asistencia. ¿Quiere verlo?

-¿Verdad? Eso es una noticia fabulosa Edward – lo abrace contenta por él y su hijo - ¿podré verlo?

-Sí – beso mi cabeza y me tomo la mano para guiarme por el pasillo.

Nos entregaron unas batas  y cubre zapatos desechables para ponernos sobre la ropa y nos obligaron a lavarnos muy bien las manos  antes de colocarnos guantes. Miraba enternecida a Edward quien pasaba por esta rutina a diario para ver a su hijo, nada quedaba del ambicioso abogado, cuando se trataba de Noah.

Entramos en una sala donde varias cunas incubadoras estaban acomodadas en la pared conectadas a distintos monitores.

-¿Esme pudo ver a su nieto hoy? – le pregunte acercándonos a la cuna donde estaba Noah.

-Aún no ha podido, llegara en una media hora. Cuando nosotros salgamos  Esme y Carlisle podrán entrar – me volví a mirarlo y para Edward no había más mundo que su hijo.

-Noah Cullen, eres un bebe precioso – le susurre entre la mascarilla, tome su manito entre mis dedos acariciándola, movió su cabeza en mi dirección abriendo lentamente sus ojitos – ¡oh! – él apretó mi dedo con fuerza –Tienes los ojos del color de tú papá… unos hermosos ojos verdes – igual que con su padre me quede prendida de sus ojitos, no sé qué pasaba a mi alrededor pero no existía nada más importante que estar ahí, y un sentimiento de protección me lleno el corazón  por completo.

-¿Desea alimentarlo? – Levante la cabeza buscando a Edward quien estaba de pie junto a la enfermera - Puede alimentarlo – ella sonrió en mi dirección pero yo miraba a Edward quien asintió.

-¿Cómo puedo hacerlo? – volví a mirar al pequeño que aun sostenía mi dedo.

-Siéntese en esta silla yo le pasare al niño para que no se enrede la vía y le entregare el biberón, le enseñare como hacerlo – obedecí tímida mirando alrededor, Edward seguía ahí observándonos sin hablar. La enfermera me entrego a Noah envuelto en una pequeña sábana de algodón. Sentirlo en mis brazos me emociono, era tan pequeño y delicado.

-Tiene que darle el biberón de esta forma para que no trague aire – me indico la enfermera entregándome la mamadera y comencé a darle su leche, sosteniéndolo con delicadeza – lo hace muy bien  - me felicito la enfermera – yo solo sonreí perdida en los verdes ojitos.

-Bella… - levante la vista hasta Edward que termino arrodillándose a mi lado con los ojos llenos de lágrimas – eres un ángel, gracias por estar acá… por hacer esto, no sabes lo feliz que me haces – una lagrima desfilo por su mejilla.

-No podría estar en un lugar mejor Edward – volví a mirar a Noah quien había cerrado sus ojitos, Edward apoyo su cabeza en mi hombro mirando a su hijo, extendió su mano y le acaricio la mejilla… el bebé sonrió soltando la mamadera.

La enfermera nos indicó que debíamos sacarle los gases y le enseño a Edward como hacerlo, él lo meció un poco al niño en brazos sobando su espalda suavemente. Estaba tan llena de emociones, estos dos hombres me lograban enternecer, mirarlos era maravilloso.

Finalmente Noah se durmió y nosotros decidimos salir para que Esme y Carlisle que nos esperaban listos con su vestimenta especial pudieran estar con el bebé.

-Tienen un nieto precioso – les dije cuando nos cruzamos.

-Claro que sí, es un Cullen, – dijo sonriendo Carlisle, para después abrazarme – es igualito a mí – me susurro y yo reí.

-Le dimos de comer – conto Edward mirándome – es decir Bella lo hizo, yo le saque el aire.

-Entonces a nosotros nos tocara mudarlo – nos reímos todos juntos con el comentario de Esme – es mejor que nos vayamos.

Entraron a la sala, yo me volví hacia Edward.

-Gracias por permitirme hacer esto – baje la mirada conteniendo mi emoción, el levanto mi barbilla con delicadeza.

-No tienes que agradecerme nada Bella, siempre seré yo el agradecido por tu afecto – paso su dedo por mi mejilla, por un momento pensé que me besaría pero no lo hizo.

Llegue a casa, subí a mi dormitorio y me tire en la cama descargando todas las emociones que me sobrepasaban… Estaba de nuevo confundida porque yo sabía que no podía dar rienda al amor que sentía dentro de mí… pero cada día era más difícil y aún más porque ese pequeñito lleno mi corazón.

Yo sabía que el amor tiene un poder incalculable, el poder de hacerte tremendamente feliz o el poder de destruirte… pero aun así no le temía a amar, sino que temía a errar, a destruir una familia por culpa de este amor.

¿Qué tenía que hacer? ¿Alejarme como todo este tiempo lo he hecho? ¿Buscar un nuevo escudo? No, no podía hacer eso, no porque ya he hecho daño enamorando sin querer hacerlo… Benjamín tampoco se merecía lo que le hice.

Me saque los zapatos, y comencé a desabotonarme la blusa cuando golpearon mi puerta.

-Adelante – mire hacia la puerta cuando esta se abrió entro Benjamín acompañado de Jasper con el ceño fruncido - ¿Qué sucede? – pregunte.

-Quería que habláramos Bella – miro a Jasper – a solas ¿Puede ser? – me puse de pie.

-Ya hablamos Benjamín, no creo que sería bueno seguir dándole vueltas al asunto.

-Jasper podrías dejarnos solos un momento – Jasper me miro y yo asentí y él salió cerrando la puerta.

-¿Qué es lo que necesitas Benjamín?

-Quiero saber porque rechazaste mi oferta de matrimonio – suspire frustrada… ¡por favor que no sea un obsesivo!

-Benjamín, yo no tengo las mismas expectativas que tienes tú, nuestra relación no funciono por mi culpa y lo reconozco… No puedo casarme con una persona que no amo, ya lo hice una vez pero por razones altruistas, que no sirvieron de nada para sostener una mentira. No quiero eso nuevamente porque ni tú, ni yo nos merecemos vivir una falsedad – le respondí con toda la sinceridad del mundo - El amor debe ser reciproco, la entrega debe ser de ambos por partes iguales y yo no puedo ofrecerte eso.

-Te entiendo Bella… para mi eras la ideal, la única – se giró hacia la puerta - ¿Sabes? – Expulsó el aire de sus pulmones bruscamente – por un momento imagine que seríamos como Jasper y Alice… que lo nuestro sería tan maravilloso como es lo de ellos.

-Lo lamento Benjamín, pero ni tu eres Jasper ni yo soy Alice – cruce mis brazos – lamento todo lo mal que te he ocasionado.

-No Bella, el iluso fui yo… Tú siempre fuiste transparente y clara – me miro con los ojos vidriosos.

-De verdad espero que puedas encontrar una mujer que te amé como lo mereces Benjamín – lo mire fijamente esperando que sintiera y viera la veracidad de mis palabras.

-Adiós Bella – se acercó y beso mi frente.

-Adiós Benjamín – susurre cerrando los ojos, los que abrí cuando él se fue.

Me quede de pie hasta que el torbellino de Alice entro a mi dormitorio dándome un vistazo entro al baño, accionando la llave preparándome un baño de tina.

-Ya amiga, menos dramas, más alegrías… - me tomo por los hombros girándome en dirección al baño - las penas se las lleva el desagüe.

…

A la semana siguiente me sentía mucho mejor no negaba que extrañaba mucho a Benjamín me había acostumbrado a la rutina que teníamos, pero sostener una relación por compañía no era suficiente.

Acelere en dirección al restaurant donde me reuniría con Jacob que estaba de visita en Nueva York, me llamo muy emocionado para contarme que tenía una sorpresa. Entre en lobby del Royal Atlantic ansiosa por ver a mi amigo después de tantos meses. Me acerque a la recepcionista

-Buenos días, vengo a la reserva del Sr. Jacob Black.

-Él la está esperando, acompáñeme – caminamos por el elegante restaurant me fije en la mesa a la que nos dirigíamos estaba Jake con una mujer de cabello cobrizo.

-¡Bella! – Mi amigo me abrazo fuertemente y yo le respondí entusiasta.

-¡Jake! – lo mire de pies a cabeza – Te ves estupendo – de verdad se veía bien su expresión era más relajada. Le sonreí volviéndome a la mujer que ahora que la veía de frente era bastante guapa y joven.

-Bella, te presento a Melissa Graham – le tendí la mano curiosa y ella respondió sonriente mi saludo – mi prometida – fui consciente que abrí mucho los ojos por la sorpresa.

-¡Wow! Felicitaciones – Jake que acomodo la silla para sentarse junto a su prometida, que lucía un hermoso anillo con un solitario.

-Jacob, me ha hablado mucho de usted Srta. Swan – mire extrañada a Jake por la formalidad de Melissa.

-Melissa, puede tutearme, no hay problema en eso – Jake tomo su mano sobre la mesa y le sonrió.

-Bells, ella sabe todo lo que hemos pasado, lo de Charlie, nuestro matrimonio y mi enfermedad… - se miraron intensamente por unos minutos – queríamos que supieras lo nuestro.

-Amigo, que tú seas feliz para mi es importante – le sonreí – Melissa, felicitaciones de verdad estoy muy contenta con esta sorpresa.

Nos sirvieron la comida que disfrutamos entre anécdotas e historias, así me entere que Melissa es secretaría en la empresa de papá y que fue una especie de flechazo que tuvieron a penas se vieron. Ya en el tiempo del café Melissa fue al baño y yo me volví hacia Jake, ansiosa y preocupada.

-Jake, ¿Cómo va tu tratamiento? – dejó la taza sobre la mesa – disculpa que sea tan directa pero entiendes que me preocupas.

-Estoy en tratamiento desde que paso lo nuestro Bella… Melissa ha sido un pilar importante en esto, al principio lo hacía por ti, por no convertirme en la bestia que casi… bueno tu sabes… pero cuando la conocí comprendí que debía hacerlo por mí, para poder tener una vida ¿Qué clase de relación podría tener después de lo que me paso?

-Te entiendo Jacob  y me alegro que estés bien

-La amo, es mi centro de gravedad, mi mundo gira entorno a ella.

-Entonces debes cuidar tú mundo – ambos nos volvimos cuando Melissa se acercó a la mesa - ¿Ya le contaste lo del bebé?

-¿Qué bebé? – les pregunte y ambos me miraron - ¡Voy a ser tía!

Después de enterarme de que Jake y Melissa esperaban un bebé, salimos del restaurant, ellos se fueron al hotel donde se alojaban porque volverían a Seattle en la noche.

Yo comencé a manejar sin tener un rumbo fijo, estaba feliz por Jacob, feliz porque por fin encontró un motivo para volver a ser él, para vivir. Al final llegue al edificio de mi departamento.

Abrí la puerta, hacia tanto tiempo de la última vez que estuve acá… había polvo por todas partes,  recorrí toda la planta, mi dormitorio, el de Jake, la cocina que había remodelado cuando llegamos… camine hasta el ventanal abriendo las cortinas de par en par. El aire entro con fuerza renovando todo lo que había estado encerrado y claustrofóbico, salí al balcón apoyándome en la baranda.

Recordé la película de María Antonieta, cuando el pueblo le rogaba por pan y exigía de ella, su único gran acto fue salir al balcón y reverenciarse ante el pueblo… al final Versalles sucumbió.

En silencio comencé a limpiar el living, sacar el polvo, remover los cojines de los sillones, aspirar la alfombra, no fui consciente de las lágrimas que caían hasta que después de limpiar la mesa de centro una de ellas se estampo en la lisa superficie. Me deje caer sobre la alfombra tomando mis rodillas y hundiéndome en un sentimiento de fracaso, de soledad… yo estaba sola amando a un hombre que tiene esposa y un hijo.

Este capítulo en particular me dio tristeza escribirlo, creo que todos en algún momento nos hemos sentidos superados y buscamos salidas cuando todo se vuelve oscuro y triste, Bella no envidia la felicidad de los demás, solo se pregunta cuando llegara el momento de ella, el momento de realizarse…

Espero muuuuchos comentarios porque a estas alturas creo que me los merezco =P

Agradezco su amor y cariño a mi princesa que crece y crece día a día.

Cariños

Axavenus