Capítulo 26 - El Precio I

Capítulo 26 –  El Precio I

EPOV

Ahí estaba yo, abrazando a la mujer que amo y que aunque parezca el momento perfecto y que desearía durara toda la eternidad, no era así, inspire su aroma a fresas sabiendo que la realidad nos jalaría de vuelta y con ello la separación.

-Se ven tan lindos así – Bella giro su cabeza hacia la puerta y yo la solté sintiendo que soltaba la vida al hacerlo – pero mi bebe tiene que comer – di un paso atrás mientras Alice tomaba a Nicholas de los brazos de Bella.

-Se ha portado muy bien – dijo Bella sonriendo

-Edward… Jasper te está esperando en la sala – pase por el lado de ellas hasta alcanzar la puerta.

-Espera bajo contigo – me volví a Bella quien sonreía, la vi morderse el labio acercándose a mí.

Salimos al pasillo dejando a Alice amamantar a Nicholas en la mecedora, Bella tomo mi mano y la apretó levemente quedándonos parados ahí

-¿Estas bien Edward? – Se acercó mirándome intensamente - ¿Estas tan pálido?

-No estoy muy bien – acaricie su mano con mi pulgar

-¿Qué sucede? ¿Puedo ayudarte en algo? – sonreí por su preocupación, no dejo de maravillarme de ella… levante mi mano para acariciar su mejilla.

-Gracias Bella – repetí la caricia maravillado por la sedosidad de su piel y ella cerro los ojos – me has dado tanto sin siquiera darte cuent…

-Bella – ambos nos giramos hacia la escalera viendo a Benjamín al inicio del pasillo, Bella se alejó de mí en su dirección.

-Ben… - me di cuenta de lo nerviosa que se puso –ya llegaste…mmm… voy a buscar mis cosas para que nos vayamos, espérame aquí… no – se giró para mirarme ahora a mí y después a Benjamín  - Espérame abajo mejor, voy enseguida – abrió una puerta y se metió en ella cerrándola. Me quede mirando la puerta.

-¿Vienes Edward? – el tono de voz de Benjamín era totalmente frio por lo que deje de mirar donde había entrado Bella para mirarlo a él.

-Voy con  Jasper – comencé a bajar las escaleras y él me siguió, entramos al living donde mi cuñado estaba viendo televisión.

-¿Encontraste a Bella? – Le pregunto a su primo.

-Si – respondió el monocorde mirándome, me percate del atisbo de celos en él. Me senté junto a Jasper esperando el momento que quedemos solos para conversar.

-Ella te esperaba más temprano – alzo la ceja mi cuñado mientras pasaba los canales

-Me retrase en la constructora… pero ahora estoy acá – me reí interiormente por su actitud de marcar territorio - ¿Qué haces acá Edward? – pregunto sentándose frente a nosotros.

-Cosas de familia – respondí mirando la televisión, de reojo vi que Jasper se levantó, salió riéndose y murmurando algo que no logre entender.

-¿Qué clases de cosas? – insistió Benjamín mirando la dirección en la que se fue su primo, se volvió a fijar en mí y su expresión era calculadora.

-Benjamín, no tengo porque darte explicaciones

-¿Qué hacías con Bella en el pasillo? – Solté una agría carcajada - ¿Qué quieres de ella? – negué con la cabeza… Si supieras lo que quiero de ella y cuanto la quiero…

-No seas ridículo Benjamín, estábamos conversando… ¿Estas celoso? – Le pregunte alzando una ceja – no deberías, Bella es una mujer virtuosa – bien lo sabía yo - honesta, jamás haría algo incorrecto teniendo un relación.

-Lo sé, no es ella la que me preocupa… eres tú.

-¡Por favor! – Me levante y él también lo hizo enfrentándonos cara a cara

-Te vi muchas veces “cazar” Edward y sé que tú buscas algo más en ella… Es mi novia, es mía – quise rebatirle que ella no era de él, que por amarla me pertenecía…

-¡Ya estoy lista! – ambos nos giramos mirando a Bella que levantaba una ceja y tras ella llegaba Jasper con un par de cervezas en las manos.

-Vamos amor – Benjamín se acercó a ella y tomo el bolso que llevaba – ya es tarde, te espero en el auto – ella lo vio alejarse y después me miro a mí y a Jasper.

-¿Qué paso? – me volví a sentar y Jasper me entrego una cerveza

-Un ataque de celos – le respondí mirándola intensamente, ella se sonrojo.

-¿Celos? – pregunto y Jasper se puso a reír divertido por la situación, ella lo miro avergonzada.

-Bella, si yo estuviera en su lugar me sentiría igual – me siento igual quise agregar… - aunque el debería estar más seguro de lo que tiene – su sonrojo se hizo más evidente y más adorable.

-Bueno, ya me voy… - se acercó a Jasper y beso su frente  - avísame cualquier cosa que necesites con Alice y Nick – el asintió sonriendo – Nos vemos Edward – se acercó a besar mi mejilla.

-Cuídate Bella… - la vi irse por el pasillo, sintiendo la desesperación anterior, como si el efecto anestésico de su presencia ese que adormeció mis miedos y culpas, ahora sin ella viéndola irse con otro hombre, todo eso volvía.

Deje caer la cabeza en el respaldo del sofá, era consciente que Jasper me miraba pero no tenía las fuerzas necesarias para disimular, como toda la vida lo he hecho, era débil, vulnerable lo que siempre temí ser ahora lo era sin disimulo.

-¿Qué pasa Edward? – Jasper apago la televisión y se acomodó esperando mi respuesta.

-Leah tuvo un ataque de histeria… llegue a casa, estaba gritando y tirando las cosas del bebe al suelo – apoye mis codos en mis piernas suspirando – ella odia a mi hijo…

-¿Cómo que odia al niño? – fije la mirada en la alfombra

-Ella no quiere al niño, se refiere a él como mi hijo, pero no de ella… - me atreví a mirarlo su rostro reflejaba confusión – Yo quería un hijo ella no, ella lo hizo para complacerme… no sé qué hacer ahora.

-¿Has pensado que el niño no sea tuyo? – Asentí - ¿Qué vas a hacer al respecto?

-Por el momento esperar que nazca hacer un ADN pero eso no me preocupa lo único que  espero es sea un bebe sano, pero si no fuera mi hijo, no podría dejarlo en manos de ella… - me levante y comencé a pasearme – Ella tiene cero instinto maternal, es tan distinta a Alice y a Bella que sin ser madre es tremendamente maternal.

-Edward, cuando llegue el momento solucionaremos la situación. Por ahora tendrás que buscar la manera de proteger al bebé de su propia madre.

…

Abrí la puerta del departamento, la última vez que había estado ahí fue con Bella, esa hermosa y tortuosa tarde tantos meses atrás. Camine al bar sacando una botella sin importar que mierda era, abriéndola en el camino al sillón, me serví el vaso tomando todo de un trago.

Mi abuelo Anthony siempre tenía frases para todo, él decía: “El que siembra vientos, cosecha tempestades”, cuan cierta eran esas palabras en mi vida.

-¡Tenias tanta razón Anthony Cullen! – brinde al aire vaciando mi vaso nuevamente.

Comencé a formar una familia por los motivos equivocados, por celos, por presiones… incluso por envidia,  cuán distinto es decir que se puede comenzar un hogar sin sentimientos, sin amor, la respuesta es evidente en la mierda de vida que tengo frente a mí.

Me arrepiento, si me arrepiento de haber hecho todo esto, de equivocarme porque he dañado a personas que no tiene la culpa de nada, he herido a Bella y estoy hiriendo a ese pequeño que crece en el vientre de Leah. Seguí bebiendo, buscando la salida, el alcohol ya ni siquiera quemaba mi garganta, sólo necesitaba saber dónde y cómo encontrar la redención por todo el dolor que yo mismo me he causado.

-¿Qué me llevo a esto?  

- El egoísmo, la ambición y la envidia - respondió mi conciencia.

-¿Por qué pensé en Leah para ser la madre de mis hijos?

-Ella es igual a nosotros, tiene las cualidades que siempre hemos valorado en las personas. – me agarre la cabeza sin poder acallar mi mente.

-Yo no puedo ser así… si lo era quiero dejar de serlo – sentí mojadas mis mejillas, me lleve las manos sintiendo la humedad de mis lágrimas…

-¿Estas llorando? ¿Edward Cullen está llorando? –

-¡CALLATE! – Tire el vaso contra la pared, descargándome en audibles sollozos…  ¡CALLATE!....

-¡vulnerable, idiota…!

Me tumbe en el sillón hundiéndome en la penumbra, sintiéndome desollado a carne viva, cerré los ojos intentando mantener un poco de dignidad reteniendo las lágrimas que luchaban por escabullirse por la comisura de mis ojos, lejano siento el sonido de mi BlackBerry, lo dejo ser, pero insiste…

-Si… - me paso la mano por los ojos secando la humedad…

-¡Sr. Cullen! – Me incorpore de inmediato al escuchar a Carmen – la señora no está bien – su voz afligida me asusto por lo que agarre la chaqueta, olvidando el mareo y los grados de alcohol.

-¿Qué sucedió Carmen? – Apreté el botón del elevador al mismo tiempo que la puerta del departamento se cerraba – Cálmese y dígame que le sucede a Leah

-Ella comenzó a llamarlo… - sollozo – y después gritaba, por lo que fui a verla sabiendo que usted no estaba, ella estaba sangrando, sus sabanas… - sollozo más fuerte, mientras mi corazón golpeteaba mis costillas. Mi hijo, que nada le pase a mi hijo…

-¿Estas con ella? ¿Está consciente?

-Sr. Cullen, Eleazar la está llevando a la clínica, no podíamos esperar a que usted llegara – respire aliviado por la iniciativa de ellos.

-Voy para allá… - acelere en dirección a la clínica – gracias Carmen…

Llegue a la puerta de emergencia de la clínica, sin fijarme como me estacionaba, no me importaba nada más que mi hijo. Entre corriendo hasta la estación de enfermería.

-Soy Edward Cullen, trajeron a mi esposa Leah Cullen, que está embarazada – respire agitadamente mirando a la enfermera.

-Sr. Cullen, su esposa acaba de ser ingresada está siendo revisada y se está chequeando la gravedad.

-¿Cómo está mi hijo? Ella sólo tiene 27 semanas – me aferre al mesón esperando la respuesta.

-Sr. Cullen, acompáñeme – rodeo el mesón indicándome que la siguiera  a una sala con sillones – Su esposa y su hijo están siendo atendidos, en este momento los médicos hacen todo el esfuerzo por ambos. Espere acá para que en caso de cualquier noticia personalmente le avisare.

No podía sentarme a esperar, comencé a pasearme una vez que la enfermera se fue, veía pasar gente anónima, y cada vez que pasaba una bata blanca esperaba que me informaran. Ya estaba al borde de mi paciencia, no quería explotar en ese momento por lo que termine sentándome en el sillón agotado física y emocionalmente.

Sentí el aroma a café frente a mí, levante la cabeza viendo a mi padre sosteniendo un vaso de café, me puse de pie y lo abrace, el respondió silencioso a mi gesto.

-¿Cómo supiste? – le pregunte separándome.

-Carmen nos avisó, ella pensó que necesitarías de nosotros – sonreí sin ganas por el buen tino de Carmen – Tú madre está tratando de averiguar algo – me tendió el café nuevamente y lo tome.

-Llevo casi 2 horas sin ninguna noticia – le di un sorbo al café – esto es horrible papá…

-¿Sr. Cullen? – me levante al ver que era un médico – me fije en mi madre detrás de él que avanzaba hacia mí con su rostro pálido de preocupación

-Soy yo, el esposo de Leah ¿Cómo están? ¿Cómo está él bebe?

-Logramos estabilizarla por ahora ella y el bebé están estables, pero es necesaria una cesárea por lo que se le están suministrando medicamentos de preparación para el bebé – Me entendió unos formularios – necesito que los firmes para autorizar el procedimiento – asentí tomando los papeles – usted debe saber que ambos están en riesgo vital, su esposa ha perdido sangre por lo cual una vez hecha la cesaría se le harán transfusiones. En cuanto al bebe las probabilidad de supervivencia se medirán una vez nacido, por  ese motivo derivado a la UCIN, para ayudarlo en la maduración respiratoria – firme la autorización rogando para que todo saliera bien.

-¿Puedo verlos? – el médico tomo la autorización.

-Sólo cinco minutos, acompáñeme… - seguí al médico por los pasillos con mi madre pisando mis talones. En la puerta el médico se volvió a nosotros.

-Ella esta con tranquilizantes para estabilizar su crisis, puede estar dormida, el bebé está siendo monitoreado como le comente – abrió la puerta – Sólo puede entrar una persona, mi madre me dio un apretón en el brazo indicándome que no había problema.

-Todo estará bien hijo, ten fe – entre en la pieza caminando rápido hasta Leah, una enfermera monitoreaba los constantes latidos del corazón de mi hijo a través del monitor. Mire a Leah que estaba dormida, tome su mano, fijándome que tenía varias uñas rotas. La enfermera salió de la habitación dándonos privacidad.

-Leah, debes ser fuerte, por ti y por nuestro hijo… - me sentí tan culpable por no haber estado ahí. Acaricie su vientre en lo que me permitía las bandas de los monitores.

-Bebé, hijo… - sentí caer las lágrimas de culpabilidad – tú también debes ser fuerte, debes luchar con todas tus fuerzas, porque tú eres la fuerza que me mueve, he hecho todo mal hijo, pero te juro que por ti las cosas cambiaran, te amo – Me quede varios minutos sintiendo el movimiento del bebé.

-Sr. Cullen, su esposa va a despertar y debemos preparar todo para la cirugía –me di la vuelta para mirar a la enfermera, quien pestañeo rápido.

-Salgo en un momento – apreté levemente la mano de Leah y acaricie el vientre sintiendo la ondulación del movimiento de mi hijo.

-El doctor Humphrey tiene todo dispuesto para el procedimiento. Cuando este todo listo le avisaran para que pueda estar presente en el parto –Asentí  girándome para salir y esperar cuando sea el momento de ver nacer a mi hijo, casi tres meses antes de lo que debería.

Camine por el pasillo hasta la sala de estar donde mis padres se pusieron de pie al verme llegar, note que Eleazar estaba con ellos.

-¿Cómo están hijo? – pregunto mi madre.

-¿Están preparando a Leah para al cesárea?, me avisaran cuando sea el momento para ver nacer a mi hijo. – me di la vuelta hacia mi leal chofer fijándome en su mejilla que tenía unos profundos rasguños.

-Eleazar, muchas gracias por lo que has hecho – me acerque y le di un abrazo – tú y Carmen han sido de mucha ayuda – él asintió un poco avergonzado.

-¿Fue Leah la de los rasguños? – le pregunte preocupado apuntando a su rostro

-Sí, Sr. Cullen la señora estaba descontrolada.

-Por favor que te revisen esos rasguños… - atisbe tristeza en su mirada y ni siquiera quería pensar en que emociones proyectaba mi rostro -muchas gracias, muchas gracias por todo Eleazar

Me senté junto a mi madre descansando mi cabeza en  el respaldo del incomodo sillón, de pronto me sentía tan agotado física y emocionalmente. Salí del letargo cuando mi madre me movió el hombro, levante la cabeza  frotándome los ojos.

-Edward… Tienes que ir a prepararte hijo – mire alrededor mi padre no estaba, me enfoque en la enfermera que me miraba expectante.

-Vamos – me levante para seguir a la enfermera. Ella me llevo a un pasillo con vestidores y casilleros  pasándome ropa especial para poder entrar al quirófano.

El quirófano inmaculado ya estaba dispuesto cuando entre, mire hacia la camilla y Leah estaba despierta mirando el cielo de la sala. Me acerque sigiloso a ella, cuando estuve a unos cuantos metros giro la cabeza, cuando me reconoció una solitaria lagrima perfilo su nariz.

-No me dejes sola otra vez – susurro – tengo mucho miedo Edward… - acaricie su mejilla para tranquilizarla, mientras sentía a los médicos prepararse para comenzar con el procedimiento.

-Ya estoy acá – levante la vista justo en el momento que el doctor comenzaba con el procedimiento de corte, mire a Leah preocupado por si sentía dolor, pero no hizo ningún gesto que delatara sufrimiento.

Sentado junto a Leah, secando sus lágrimas que no dejaban de caer escuchábamos todo el ajetreo de la cirugía. Supe inmediatamente el  momento que el doctor Humphrey  llego al bebe por la mueca de Leah y por el sonido de la succionadora de líquidos, me puse de pie para mirar el nacimiento, el doctor jaloneaba la cabeza de mi hijo hasta que salió completo, mi hijo, mi perfecto hijo. Seguí con la mirada a la enfermera que se lo llevaba para limpiarlo.

-¿Está vivo? – susurro Leah por lo que me volví hacia ella mirando y midiendo su expresión.

-Sí… en ese momento se sintió un agudo llanto – volví mirando hacia donde estaba mi hijo,  deje a Leah y camine hasta donde estaba él. Su delicada piel era rojiza, la pequeña mascarilla cubría casi todo su rostro, me fije en sus manitos, la fragilidad de su vida.

En eso el neo natólogo se acercó a mi hijo, comenzando con su revisión indicando medicamentos y el traslado a la UCIN.

-¿Ha pensado en el nombre? – me pregunto la enfermera mientras veía a mi hijo ser conectado a vías y cables de monitoreo

-Noah… Noah Cullen

-Gracias Sr. Cullen. Es un nombre precioso– Escribió en la tarjeta el nombre de mi hijo y la coloco en el frente de la incubadora, la que se llevaron finalmente.

Me volví a Leah, a quien ya estaban terminando de suturar, no me miro cuando me acerque a ella.

-Nuestro hijo es hermoso… - me estremecí pensando en su pequeño cuerpo que ya estaba siendo manipulado con agujas y sondas.

-Tu hijo, Edward…

Salí del quirófano muy abrumado por todas las emociones, sin siquiera cambiarme me fui a donde estaba mi familia. No podía creer que aun sabiendo el peligro que corría nuestro hijo, Leah sea incapaz de demostrar afecto o preocupación, no existían en ella ni una pizca de instinto maternal.

-Es un  niño – dije a todos cuando sentí brazos rodeándome y unas palmadas en la espalda, de pronto el aroma a fresas lleno mi respiración y me di cuenta que Bella me abrazaba.

-¿Cómo está el bebé? – pregunto mi madre secando sus lágrimas, y fue en ese momento que Bella me soltó mirándome acongojada y tomando la mano de Esme.

-Lo están tratando en la UCIN – suspire frustrado recordado a mi hijo en la incubadora – Se llama Noah, Noah Cullen – vi a todos sonreír por la noticia me senté agotado en el sillón.

-¿Cómo esta Leah? – pregunto Bella, yo le sonreí ella tan noble y preocupada siempre, aunque Leah no se lo mereciera.

-En recuperación, al parecer sin complicaciones con la cesárea – Ella asintió mordiéndose el labio. - ¿Viniste sola?

-Sí, Jasper viene en unas horas más, Alice está muy preocupada. La voy a llamar para que esté tranquila, que Noah – me brindo una hermosa sonrisa – nació bien y está en tratamiento.  – Se levantó marcando en su celular justo cuando mi hermano y cuñada entraban  fijándose en nosotros.

-¡Edward! – gritó Rosalie soltando a Emmett - ¿Cómo está todo?  ¿Está bien el bebé, Leah? ¿Qué paso?

-Osita respira, no te alteres por favor – Agradecí internamente la preocupación de Rosalie, porque a pesar de todo nunca he sido su persona favorita.

-Noah ha nacido bien, con los problemas propios de su edad gestacional. Leah se recupera de la cesárea – Emmett palmeo mi espalda y  su esposa respiro profundo -  gracias por estar acá.

-Somos familia Edward, eres mi hermano no podía ser de otra forma.

-¿Crees que podamos verlo? – pregunto esperanzada mi madre

-El médico quedo de avisarme cuando puedo verlo, pero no creo que puedan verlos todos.

-Toma – fruncí el ceño frente a la cámara que me extendió Emmett  - así lo conocemos.

Al pasar de los minutos, me sentía somnoliento, no sabía qué hora era ni cuánto tiempo transcurrió desde que me llamó Carmen. Seguía procesando toda la urgencia, el descontrol y la desesperación por que todo saliera bien, en definitiva, aun nos quedaba mucho que pasar para que Noah este realmente fuera de peligro, pero el hecho de que este luchando con su pequeño cuerpo para vivir me reconfortaba el alma… Me he equivocado de muchas maneras, pero con mi hijo no lo haría.

Bella volvió con un set de cafés de Starbucks y unos panecillos, me extendió uno  y lo recibí gustoso por que no recuerdo cuando fue la última vez que comí. Agradecí el café negro que pidió exclusivamente para mí, sabiendo que necesitaba mantenerme despierto por un tiempo más, mi hijo me necesitaba. Gemí con el sabor de la canela cuando le di un mordisco al panecillo, la cafeína hizo su efecto y me sentí mucho más despierto.

-¿Sr. Cullen? – me levante rápidamente -  ya puede pasar a ver a su hijo, le informo que su esposa está ya en la habitación, sólo a ella pueden visitarla otros familiares. Las visitas de su hijo están restringidas a los padres o en su defecto a los abuelos, pero no pueden ser más de dos personas. – Me volví mirando a mi madre

-Me acompañas abuela Esme – ella sonrió

-Vamos hijo – Tome su brazo levemente ansioso por ver nuevamente a Noah.

-Nosotros iremos a ver a Leah – dijo Bella tomada del brazo de Carlisle quien asintió en nuestra dirección – dile a Noah que sus tíos y abuelo lo aman. – mi corazón galopo frenético, eran las primeras palabras de afecto a mi hijo que otra persona me decía, eran palabras y sentimientos sinceros.

-Lo haré Bella – me di la vuelta escondiendo mi vulnerabilidad, y comenzamos a caminar según me indicaba la enfermera.

Nos volvieron a equipar para poder entrar en una sala donde varias incubadoras con pequeñitos bebes conectados a infinidad de cables.

-Se me estruja el corazón – comento mi madre, mirando las incubadoras, nos acercamos a la enfermera que nos indicó cual era la de mi hijo - ¡oh es hermoso! – me quede mirando su pequeño cuerpo  cubierto a penas por un pañal que se le veía enorme y un gorrito azul.

-Hola Noah, soy tu papá – mire a mi madre y ambos con los ojos acuosos, mi pequeño hijo estaba ahí, pero no podía tocarlo, ni abrazarlo – abrace a mi madre quien lloraba mirando a su nieto – Necesitamos ser fuertes por él mamá.

-Lo sé hijo… ¿Le hacemos una foto para que lo conozcan los demás?

Ya eran cerca de las tres de la tarde cuando salí de la habitación de Leah quien estaba sedada nuevamente por que no se encontraba bien después de la cesárea, le había dado nuevamente un ataque de histeria cuando el efecto de la anestesia se estaba pasando.

Rose y Emmett se había ido a buscar a Emma al jardín, mi madre visiblemente afectada se sentó junto a Carlisle quien la reconforto, hasta que decidió llevarla a casa para que descansara un poco. Además ya no podíamos ver a Noah, hasta el otro día.

-Edward ¿Te llevo a casa para que puedas descansar? – levante la cabeza no percatándome que Bella aún seguía aquí.

-¿No es una molestia? - pregunte verdaderamente cansado a pesar de estar sentado, ella se agachó para quedar a  la altura de mis ojos.

-Edward, no es molestia… me siento un poco frustrada en no poder hacer más.

-Con esto haces mucho Bella, el que estés acá – admití avergonzado – después de todo lo que ha pasado.

-Eso no importa Edward, lo importante es que Noah salga de su gravedad y pueda estar pronto con nosotros para que lo llenemos de besos y cariño…

-Bella, eres un ángel – se sonrojo levemente y se puso de pie un poco nerviosa, me tendió la mano para que me levantara del sillón.

-Vamos porque de un momento a otro te caes de cansancio – asentí  tomando su delicada mano.

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Es un capítulo con muchas cosas y de verdad que es triste... pero como se titula todo tiene un precio... espero sus comentarios U.u....

Con mucho cariño

Axavenus