Capítulo 23 - Tiempo Juntos

Capítulo 23 –  Tiempo Juntos

BPOV

Abrí la puerta de la casa, lanzándole un beso a Benjamín que se subía al auto marchándose al fin, ya bastaba con el cúmulo de sensaciones placenteras que me brindo al amanecer y los diez minutos de besos en la puerta hasta que me dejo entrar en la casa.

Me acomode el poleron que Benjamín me presto junto con unos deportivos, todo me quedaba enorme pero cumplía la función de cubrirme… subí las escaleras hasta mi dormitorio dejándome caer sobre la cama, sonriendo como tonta por todas las cosas que en solo veinticuatro horas cambiaron.

-¿Cómo debo interpretar esa sonrisa? – levante la cabeza de la cama en dirección a mi amiga.

-¿Qué sonrisa Alice? – me encanta hacerla rabiar – no sé a lo que te refieres.

-Si que lo sabes… tienes la palabra SEXO grabada en la frente – unas risas nerviosas se me escaparon – Además no usas tu ropa.

-Ni los zapatos – levante mis pies para dejarle ver un par de pantuflas enormes.

-Ahora Isabella Marie Swan me lo cuentas todo… - se sentó en la cama acomodando la almohada en su espalda – no me hagas obligarte.

-Alice, necesito una ducha… - mentí para ganar tiempo.

-Tienes el pelo mojado… ¡Te bañaste con él! – Flexione las piernas en la cama botando las pantuflas al suelo – no te vas a escapar.

-Alice… ¿Qué quieres que te diga? Benjamín es exquisito, muy delicado y cariñoso.

-¿Y? – su expresión de molestia me causo mucha gracia -¡No me hagas sacarte las palabras a tirabuzones!

-¡Sí! me acosté con él – me mordí y labio de repente ansiosa – dos veces – me sonroje pero sosteniendo la mirada de mi amiga que sonreía de oreja a oreja.

-Wow…  ¿dos veces? ¿En una noche? ¿La primera vez?– dijo divertida.

-O sea, una vez en la noche y otra vez al amanecer…

-¡Que romántico! – Ambas suspiramos y nos pusimos a reír – Entonces ¿Qué te pareció el sexo? – volví a enrojecer por su pregunta.

-Eeehh – balbucee – fue bueno, mejor de lo que esperaba…

-¿Bueno? – me interrumpió -¿No fantástico o glorioso?

-Ahh no se Alice fue exquisito, mejor que lo que he escuchado para la primera vez… sólo que hubo un momento que no me sentí cómoda – tome el dobladillo del poleron de Benjamín para no mirarla.

-¿Qué paso? ¿Por qué te sentiste incomoda?

-¿Tu primera vez fue con Jasper? – la vi sonreír soñadora

-Sí, él ha sido mi vida entera. Esa noche todo fue mágico, romántico – Sentí el retorcijón de mi estómago con sus palabras.

-Eso es lo que yo pensaba de mi primera vez… todo iba bien con Benjamín hasta que lo vi levantarse y quitarse el preservativo. – me miro confundida – y eso me hizo cuestionarme mucho lo que había pasado

-¿Te asusto que él se pusiera un preservativo o que tú no pensaras en eso antes?

-Tú sabes que tomo anticonceptivos no es ese el problema… el asunto es que no fue la fantasía que me imagine, para esta parte importante de mi vida.

-Bella... yo creo que te estas ahogando en un vaso de agua, míralo de esta forma, fue tu primera vez con  un hombre que no pensó en este acto como un trofeo. Te respeto cuidándote no pensando en él.

-Tienes razón, ya no tengo edad para cuestionarme tanto… es una estupidez.

-Amiga, Benjamín es un buen tipo, se ve que te quiere y quizás tú futuro este con  él.

Me acerque a ella para acariciar su pancita, sintiendo el peso de sus palabras poniéndome levemente histérica por un futuro del que no me sentía segura, ni por mi parte ni por parte de Benjamín, ya cargo un matrimonio fracasado y dramas que no quiero repetir.

…

Levante el cuello de mi abrigo, al salir de la oficina de Tanya donde compartimos un café, entre anécdotas y chismes de pasillo de los profesores. Camine hacia mi aula donde dentro de unos minutos tendría mi clase.

La sala poco a poco fue llenándose de chicos universitarios que compartían mis gustos literarios y de lingüística, mi electivo ha tenido una asistencia ejemplar durante estos casi cuatro meses que he dado clases.

-Buenos días. Hoy analizaremos la lingüística en la obra “Los Negros Catedráticos” escrita por Francisco Fernández en el análisis de la filología hispanoamericana.

-Riley, ¿puedes compartir con nosotros de tu impresión de Aniceto? – La clase se volvió hacia él expectante de sus teorías y análisis que de por si siempre eran acertados en cuanto a la personalidad y la interpretación que los escritores quieren trasmitir.

-Bueno creo que la interpretación de la historia es la típica ideología de las clases sociales… que hacen la diferencia mediante el peso de la posesión de las personas… Aniceto no era digno de Rosaura hasta que su padre se hace conocedor de sus riquezas, entonces ya no es una ofensa cortejarla sino más bien un honor por la ambición económica.

-Es un análisis general de la obra, pero la percepción lingüística que se  describe ¿Qué te pareció?

-Lo general de todas las obras escritas en siglo XIX aplicaciones de lenguaje y vocabulario no entendible para el común pueblerino que es espectador de una obra… - mire a la clase en general para que compartieran sus opiniones.

-Concuerdo con Riley – Hablo desde el fondo Alec mirándome fijamente – La población e inclusos las esposas de los aristocráticos eran analfabetos, pocos gozaban de la fascinación de las palabras y su lenguaje es más bien coloquial.

-Es la realidad de la población, pero Londres en la época de Shakespeare la educación también era un privilegio de algunos y en la mayoría hombres, aun así es gestor de grandes obras. ¿No creen ustedes que es la manera de democratizar el uso de la lengua a quienes no tienen ese acceso?

-La verdad no concuerdo con ellos pero si con usted Isabella – debatió Patricio - ¿acaso no es lo que sucede ahora con la literatura general? Todos nosotros hemos aprendido del lenguaje y el significado de las palabras de acuerdo a la misma literatura de hace siglos…

-Por supuesto Patricio – asentí en su dirección – Tenemos todo el movimiento cultural y político del romanticismo, que derivó directamente del deseo de los hombres del conocimiento que la ilustración trajo hacía ellos… Es la emancipación de los sentimientos profundos del ser humano…

Pasamos las dos horas restantes debatiendo la obra y lo trascendente que es la palabra en la formación e idiosincrasia de los pueblos y las generaciones, hasta que terminó la clase. Me volví a mi escritorio para arreglar los documentos  mientras los chicos se retiraban.

-Isabella – me di la vuelta para ver a Patricio caminar entre las sillas a mi dirección

-Dime, ¿en qué puedo ayudarte?

-Me preguntaba si querrías tomar un café conmigo – me quede mirándolo escéptica – Si tú quieres…

-La verdad Patricio que preferiría por el momento pasar, pero agradezco la invitación.

-Ok, de todas maneras sería genial si aceptas…

-No creo que pueda aceptar la invitación – nos volvimos ambos hacia la puerta donde Benjamín estaba apoyado mirándonos, de pronto me sentí incomoda por la situación

-¿Y tú quién eres? – pregunto mi alumno irguiéndose en dirección a Benjamín.

-Es mi novio – Patricio se volvió hacia mí entrecerrando los ojos – Agradezco tu invitación  pero no  creo que sea conveniente.

-Nos vemos la próxima semana – salió sin mirar alrededor, Benjamín lo siguió con la mirada hasta que desapareció por la puerta entonces sonrió en mi dirección.

-Eres furor entre los universitarios – termine de guardar mi laptop riéndome escéptica - ¿No me crees? – Levanto mi barbilla para besarme

-No te creo, Patricio no tenía ninguna intención… - acaricio mi cabello antes de contestar.

-Yo creo que sí y no es el único... te estaba esperando afuera cuando tus alumnos salían y escuche los comentarios.

-¿Estas celoso? – abrace su cintura mirándolo divertida

-Lo estoy y mucho… Si hubieras escuchado todas las descripciones de lo bien que te vez con ese pantalón y las miles de fantasías que generas, me entenderías.

-Ben… deja de hacer el ridículo – lo bese empinándome para alcanzar sus labios – no tienes de que estar celoso, tú eres mi novio.

-Si lo sé y me encanta tenerte para mí.

Salimos de la sala tomados de la mano en dirección al estacionamiento para tomar su auto e ir a almorzar como habíamos acordado en la mañana. Dentro del auto me moría de ganas de besarlo como la noche anterior cuando supuestamente veríamos una película, ya no me reconocía por la fuerza con que mis hormonas ganaban la batalla del pudor, no había pasado ni una semana en que había tenido mi primera vez y al parecer había desatado a la bestia.

Después de pasar la tarde juntos ya que no tendría que ir a la veterinaria Benjamín me llevo a casa donde compartiríamos con los chicos un rato. A veces me sentía una adolescente por las miradas de recelo que Jasper nos enviaba, como si quisiera analizarnos en qué nivel estábamos y yo me moría de vergüenza como si fuera mi padre el que me controlara.

-Hoy es noche de películas… - comento mi amiga apenas entramos al living.

-Yo quería que saliéramos esta noche – me susurro Benjamín en el oído

-Te parece que veamos una película con los chicos y después soy toda tuya -  le respondí sugerente para después besarlo

-Si lo propones de esa manera no tengo ningún problema – me abrazo con más fuerza por la cintura hundiéndose en mi cuello.

-Las manos donde yo las vea – grito Emmett entrando por el pasillo y me sonroje a morir.

-¡Idiota! – Golpee su hombro mientras pasaba - me asustaste

-No, nada de asustarse señorita… tenemos que cuidarla porque la cigüeña ha andado traviesa en la familia… así que nada de hacer cosas que no le corresponden. – Me sonroje mucho más y Benjamín se reía de las idioteces de Emmett.

Me fui hacia la cocina arrancando de las tonteras de Emmett, metí la bolsa de las palomitas con fuerza en el microondas, cuando sentí los brazos Benjamín por la espalda.

-¿Si estas molesta podemos irnos? – Abrí la puerta del aparato y el me acerco el bol para vaciar las palomitas.

-No, es que en realidad estoy cansada y no me siento de humor como otras veces

-Bella podemos irnos  a mi departamento… - me di vuelta con el bol en las manos.

-No es necesario… ve lleva las palomitas yo te llevo una cerveza – me dio un beso en la frente y salió de la cocina. Me quede mirando hacia la puerta pensando en las palabras de Emmett, familia, hijos, etcétera me provocaban ese retorcijón molesto en el estómago, como si fueran cosas muy lejanas a lo que realmente quiero en un futuro próximo. Disfruto estando con Benjamín, es un hombre magnifico, pero no sé si es con él con quien quiero proyectar una familia… ¿Será muy pronto? ¿Por qué siempre piensas tanto Isabella?

-¿Por qué tan pensativa? – Rose me saco de mi ensoñación, me sacudí la cabeza alejando estos extraños pensamientos, abrí el refrigerador para sacar el pack de cervezas.

-No es nada… cosas del trabajo – me mordí el labio mientras Rose preparaba unos sándwich -¿Cómo esta Emma?

-Bien, mi princesa crece cada día más… Ahora está regaloneando con su abuela Esme – miro alrededor - ¿al parecer vas en serio con mi primo?

-¿Por qué lo dices?...

-Porque se de relaciones Bella… Tú y él – hizo el gesto con el cuchillo en dirección al living – ya han pasado a la otra etapa – Entre cerré los ojos – No lo niegues, se nota por el intercambio de roces, de miradas…

-Rose – trague saliva acercándole el frasco de mayonesa – no estoy muy segura de querer algo más de lo que tenemos… por lo menos por ahora.

-Entiendo amiga, marca tu propio ritmo… - sonrió sin mirarme – tu eres una mujer que sabe lo que quiere, cuando llegue el momento podrás decidir.

-Si soy muy cabezota pienso demasiado todo…

-Disfruta lo que estás viviendo, Benjamín es un gran hombre y no lo digo porque sea mi primo… - Apilo los sándwich en una bandeja – él es muy parecido a Jasper, si tú eres la mujer que él esperaba para su vida, ten por seguro que hará todo para enamorarte.

Las siguientes semanas pasaron rápidamente, como cada vez que se termina un año las cosas no siempre son al tiempo que uno quiere y el juego del destino se confabula para hacer que todo se torne borroso y rápido cuando estamos disfrutando.

Alice ya cumplía su semana treinta de embarazo y estaba radiante sabíamos que era un niño, yo disfrutaba junto con ella todas las maravillas del crecimiento de su bebé, aprovechando mis vacaciones invernales salimos de compras por navidad.

Después de una jornada agotadora de compras, deje a Alice en casa y me fui al departamento de Benjamín para prepararle la cena antes de su viaje a Londres. Habíamos tenido nuestra primera discusión porque él quería llevarme a Londres a conocer a sus padres y pasar las fiestas allá…

-Tengo algo que proponerte – me di la vuelta en la cama para mirarlo

-Dime… -pase mis dedos por su pecho trazando líneas sin sentido

-Me gustaría que viajes conmigo a Londres para las fiestas… ¿Qué me dices? – me tense sentándome en la cama, arrastrando la sabana para cubrir mi pecho.

-No creo que sea buena idea…

-¿Por qué no? – se incorporó en la cama para ponerse sus bóxer esperando mi respuesta - ¿Por qué no quieres ir conmigo a Londres?

-Es muy pronto, es sólo eso – se dio la vuelta para mirarme entornando los ojos – no quiero precipitarnos en esto Benjamín.

-¿Qué es lo que te cuesta tanto Bella?... – me levante buscando mi ropa sin importar lo tarde que fuera.

-No me cuesta Benjamín, pero no quiero cometer los mismos errores, no quiero precipitarme cuando no sé donde vamos.

-Te quiero y quiero estar contigo – se acercó quitándome las ropas que tenía en mi mano - ¿acaso no quieres lo mismo?

-Benjamín, si te quiero… pero por favor no me presiones, tú sabes lo que he vivido, sólo te pido que me des tiempo…

La verdad es que me muero de miedo, siento que Benjamín es el hombre que cualquiera pudiera soñar, pero en mi interior no me siento completa, siento que él llena solo una pequeña parte de todo lo que se debería abarcar dentro de mis sentimientos. Por instantes siento que su afecto sobrepasa con creces al mío y me acongoja saber que él tiene más expectativas de esta relación que yo.

-¿Tiempo para qué? Bella no te das cuenta que tú eres demasiado importante para mí.

-También eres importante para mí Ben… - me apoye en su pecho desnudo – Estamos bien así ¿para que apurar las cosas?

-Sólo quería que mis padres te conocieran y que pasáramos juntos estas fiestas.

-Lo entiendo… pero Alice también me necesita acá.

-Preciosa… - me tomo el rostro con las manos acariciándome con sus pulgares – te quiero – beso mi boca…

Extendí el mantel sobre la mesa, colocando el arreglo en el centro las velas y las copas, di un vistazo alrededor revisando si todo estaba donde correspondía, los regalos bajo el árbol, las velas en la mesa de centro, camine al interruptor y programe la luz para que bajara la intensidad. Volví a la cocina por la botella de vino para descorcharla y darle oxígeno, me senté en el sillón esperando a Benjamín mirando el dorado reflejo de las llamas.

La puerta se abrió dejando ver a un sonriente Benjamín quien que camino en mi dirección dejando unas cuantas bolsas en el suelo. Me levante y acorte el camino para saludarlo, buscando sus labios, nos fundimos en un beso tierno   cargado de emociones.

-¿Ya tienes todo listo? – Preguntó mirando alrededor - ¿Por qué no me esperaste?

-Quería regalonearte un poco… - me alzo y enrolle mis piernas en su cintura y él avanzo llevándome hasta el sillón, comencé a sacarle la bufanda - ¿Qué te parece?

-Perfecto como tú… - a horcajadas en el sillón le desabotone el abrigo mordiéndome el labio - ¿a qué estás jugando Isabella?

-A nada, quiero que te pongas cómodo para la cena “querido”

-Me puedo acostumbrar a eso “querida”

Nos sentamos a la mesa para disfrutar la cena que prepare, conversamos de muchas cosas y nos reímos de tantas más. Esta sería nuestra última noche y no nos veríamos en dos semanas, así que estaba dispuesta a dejar mis temores e inseguridades para disfrutar este tiempo juntos.

-Ya es tiempo de abrir los regalos – termine de secar el ultimo plato y guardarlo en la encimera, viendo lo ansioso que se mostraba Benjamín.

-¿Quieres otra copa de vino? – le pregunte mientras él tomaba mi mano jalándome al living

-Después… - me senté en la alfombra y él a mi lado mirándome – comencemos abriendo los regalos – me extendió una caja rectangular plateada con un listón azul

-¿Qué estas tramando? – tome la caja recelosa y la abrí dejando ver el estuche de terciopelo azul, lo abrí accionando el broche dejando ver un hermoso brazalete - ¡Es precioso!

-¿De verdad te gusto? – tomo el brazalete y me lo coloco en la muñeca, estire el brazo  contemplando el brillo que emitía.

-Gracias – Me lance a sus brazos - pero no era necesario que te molestaras con algo tan costoso – puso su dedo sobre mis labios para hacerme callar.

-No comiences con tus remilgos… te mereces mucho más – Me sonroje contemplando la delicadeza de la joya avergonzándome porque de verdad me gustara.

-Ahora mi regalo – Le tendí su presente de repente ansiosa, él lo abrió mirando el reloj Omega Seamaster que elegí para él.

-Fabuloso, Bella me encanta – lo saco de la caja y se lo coloco mirándolo verdaderamente encantado – Yo te tengo otro regalo – me extendió una nueva caja negra, la abrí encontrando un juego de llaves, levante la vista y él me miraba intensamente.

-Son las llaves de este departamento, me encantaría poder pedirte que vivieras conmigo pero sé que no es el momento… pero quiero que las tengas para que te sientas en libertad de llamar está, también tu casa – apreté las llaves en mi mano sintiéndome levemente mareada, sonreí disimulando mi pánico.

-Gracias Ben… yo no sé qué decirte la verdad no me lo esperaba… - balbucee tomando la bolsa que me paso Alice en la tarde como regalo para ambos – Toma este es un regalo de Alice, ella dijo que era para ambos. No pase desapercibida su mirada más que de molestia era de tristeza, tomo la bolsa abriéndola y sacando un manojo de telas y encajes que extendió levantando sobre sus hombros.

-Creo que tendré que traerle otro regalo a Alice desde Londres…

-Yo creo que la voy a estrangular – dije completamente avergonzada por el babydoll de encajes que mi novio sostenía aún en el aire y por nerviosismo de sus palabras anteriores.

-Bella… - me puse de pie tratando de controlar mi ansiedad – discúlpame – susurro avergonzado pasando por mi lado, en dirección a su dormitorio, pestañee varias veces antes de reaccionar cuando la puerta se cerró de golpe. No pude contener las lágrimas acusatorias por mi comportamiento inmaduro e irracional, cuando logre controlarme me fui al dormitorio, entre sigilosa y encontré a Benjamín sentado en la cama mirando algo que tenía en su mano, cuando se dio cuenta que estaba ahí se levantó y lo guardo en el bolsillo de su pantalón.

-Benjamín… -me acerque a él quien no me miraba, pase mis brazos por su cintura – No te enfades por favor.

-¿Qué tengo que hacer para que me quieras y confíes en mí? – me aferre más a su cintura y el cerro sus brazos en mi cuerpo.

-Yo te quiero, de verdad te quiero…

-¿Entonces porque te asustas?

-No lo sé… - respondí con toda la sinceridad del mundo – Tengo tantos temores, dudas y cosas que no me dejan ver lo perfecto que eres para mí.

-¿Tenias sentimientos con alguien antes que conmigo? – me tense inmediatamente con sus palabras, claro yo quería a alguien y ese alguien llenaba todos mis espacios, me fascinaba, me hacía perder la cabeza… pero ese alguien ya no es posible.

-No – Mentí porque que aunque asuma la realidad nada cambiaria – solo tengo miedo, temor a equivocarme…

…

-Te extrañare

-Yo también – lo bese por tercera vez soltando su mano para que pudiera abordar el avión. Lo vi alejarse hacía la zona de embarque y finalmente perderse entre la gente.

Camine de vuelta al estacionamiento, cansada después de pasar la noche con Benjamín y después venir a dejarlo al aeropuerto antes de las ocho de la mañana, es para tener sueño.

Volví al departamento de mi novio a buscar los regalos que él tenía para sus primos y la familia Cullen, aprovechando de dejar ordenado todo. Entre en el dormitorio para tender la cama, cambie las sábanas dejándolas en la cesta de la ropa que la señora del aseo se llevaría. Estire el cobertor  y acomode los cojines, ya estaba lista para salir cuando un pequeño bulto al lado del velador me llamo la atención, me agache para recoger la pequeña caja aterciopelada, retuve el aire por un momento y al abrirla me encontré con que estaba vacía, solté el aire de golpe cerrando la caja y colocándola en la cómoda.

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Mis queridas amigas, acá estoy otra vez con un nuevo capítulo. Como les comente en el adelanto quiero agradecer sus comentarios todos y cada uno de ellos porque me llenan  de alegría y emoción, es gratificante saber que les gusta y que quieren más.
Asi que como dicen por ahí... sus comentarios son mi sueldo jajajajaja...


Un beso las quiero montones.
Muchas gracias…. Me hacen muy feliz

Cariños

Axavenus