Capítulo 18 - La Propuesta

Capítulo 18 – La Propuesta

BPOV

-¿Qué tal son tus alumnos? – Me pregunto Rose, mientras se limaba las uñas

-Son muy buenos… imagínate que se dieron el tiempo de buscar mi Tesis… debatimos las dos horas en base a esta. Nunca pensé que ellos tomarían mi tesis como prospecto de aplicación a la filología helenística… es apasionante.

-No le preguntes sobre las clases, Rose… nos dará la cátedra – Le tire un cojín a Alice.

-¿Acaso solo nosotros debemos escuchar tus teorías? ¿Qué pasa sobre la fusión de telas para la semana de la moda? – le dije robándole una frambuesa del pocillo que tenía en las manos.

-No me robes mis antojos – me apunto enojada, mientras yo me arrugaba por la acidez de la fruta.

-¿Cómo comes eso?... ¡es demasiado acido! -

-No se te ocurra manchar mi sillón Alice, mira que no me interesa que estés embarazada… - Le increpo Rose apuntándola con la lima.

-¿Por qué estas de mal humor cuñadita? – pregunto mi mejor amiga haciendo un puchero, Rose la miro y dejo la revista a un lado.

-Es mi mamá… ahora se fue donde unas primas que tiene. Te juro que ya nos íbamos a tu casa a dormir.  Llame a papá para que me diera consejos, esta insoportable.

-¿Qué te dijo tú papá? – le pregunte curiosa.

-Me dijo… “si supiera como tratarla querida, no estaría divorciado de ella” – comento imitando el tono ronco de su padre, estallamos en carcajadas.

-Cambiando de tema mí querida amiga Bella – le preste atención - ¿Qué pasa entre tú y mi primo? – La potencia de su mirada me recordó a Jasper.

-Nada, somos amigos, estamos conociéndonos eso es todo – ella arrugo el ceño

-¿Estas consciente que él quiere algo más que una amistad?

-Lo sé, pero no estoy segura aún… o sea es encantador muy guapo, pero no estoy segura, además él no me ha dicho nada claro, así que por el momento disfruto de su amistad – me cruce de piernas alisando mi falda.

-¿Cómo entra en el juego Edward? – Me sonroje y trate de disimular lo inevitable – Te fuiste con él del club, ahora has estrado evitando encontrarte con él… te conozco Isabella Swan.

-Rose, ya he explicado que Edward estaba enfermo y no estaba en condiciones de conducir, lo lleve a su casa y cuide de él – Me levante de hombros - si he estado evitándolo no te voy a mentir.

-¿Paso algo entre ustedes? –Gritó – ¡Bella él está comprometido!

-En ese tiempo no – dijo Alice y yo quería matarla - y espero con todo mi corazón que deje a esa tipa… adoro a mi hermano y sé que esa mujer no es para él.

-¿Estuviste con él Bella? – Rose estaba furiosa, las aletas de su nariz se expandían con cada respiración.

-Rose cálmate… no pasó nada importante, no me acosté con él… y si en algún universo paralelo el decidiera terminar su relación con Leah lo hará por los motivos que él considere… quizás ahí las cosas sean distintas entre nosotros, antes no.

-Edward no es un hombre para ti – relajo la postura – es demasiado frívolo para alguien tan bueno como tú.

-Somos amigos Rose. Estoy al tanto de todas las advertencias que me han dado… pero no me creare un prejuicio sin conocerlo yo misma.

-Bella, no te engañes – levante los hombros con indiferencia, yo me formaría mi propia opinión al respecto – A diferencia de Alice, yo creo que Leah es la mujer ideal para él.

-¿Por qué dices eso?... ¡esa tipa es una arribista! – le increpo Alice.

-Por eso lo digo… tal para cual. – Rose se levantó del sillón – voy a ver a Emma que está durmiendo.

Me acosté agotada por todo el ajetreo del día, entre las clases de la universidad, la veterinaria y la vida social… el tiempo pasa rápidamente. Tome el apunte de trabajo sobre Filología angloamericana que me quedaba por revisar así que acostada comencé a leer. 

Tome mi celular una vez que termine el apunte y revise los mensajes, era normal que Edward me escribiera con frecuencia preguntándome como estoy o bien nos llamábamos sin importar el tema, marque su número.

-Estaba pensando en ti – sonreí fascinada por su voz aterciopelada.

-Eres engreído… - su risa inundo mis oídos  - ¿Cómo estuvo tu día amigo?

-Estresante, creo que tendré que despedir a uno de los abogados, pero en fin. ¿Cómo está todo en la universidad?

-Mejor de lo que esperaba, hoy cerraban las inscripciones y en el último chequeo que hice se había completado el cupo de los veinte alumnos. Es inédito según me comento la encargada docente, no siempre se llenan los electivos.

-Eso es muy bueno, Bella… - el tono de voz cambio - ¿quieres almorzar conmigo mañana?

-Me encantaría… no estaré en NY el fin de semana – suspire aplacando la tristeza

-Lo conversaremos mañana, vamos a tu restaurante favorito – Estar con él sería tan fácil - ¿te gusta o prefieres otro lugar?

-Italiano es perfecto… nos vemos mañana.

-Un beso Bella.

Colgué la llamada suspirando, me encanta Edward, pero no me hago hecho mayores expectativas en cuantos a sus decisiones y lo que realmente resultara de eso… como toda mujer adoro el romanticismo peor no soy una ilusa, y tengo demasiado amor propio como para terminar siendo la otra, así que por el momento me ajusta perfecto nuestra amistad.

…

-Mañana viajo a Seattle – le comente mientras envolvía mis fetuccini en el tenedor.

-¿Vas sola? ¿Tienes que atender asuntos personales? – sus brillantes ojos verdes me miraban expectantes.

-Es el aniversario de la muerte de Charlie - suspire - no me he dado cuenta como ha pasado el tiempo y todas las cosas que han cambiado en menos de un año.

-Te entiendo - dejo la servilleta sobre la mesa y tomo mi mano – Bella cuando vuelvas las cosas serán diferentes.

-¿Diferentes cómo?

-Terminare con Leah – lo mire pensando que era una broma – para este fin de semana, ya no existirá en mi vida.

-¿Estás seguro Edward?... ella sigue preparando vuestra boda.

-Completamente seguro, y por sobretodo quiero que nos demos una oportunidad… - me mordí el labio ansiosa por lo que me está diciendo… - ¿A qué hora es el vuelo? – su cambio de tema me desconcertó.

-Sale a las siete de la mañana retorno el domingo a las nueve de la noche. – Lo vi sacar su celular  y se lo llevo a la oreja.

-Ángela, no volveré a la oficina, aplaza lo que tenía hoy agendalo nuevamente por favor… hasta mañana – lo mire confusa, el solo me sonrío y apretó mi mano - ¿Quieres pasar la tarde conmigo? – sonreí…

-¿Lo dices enserio?

-Terminemos de almorzar. Te llevare a un paseo por el Central Park, y de ahí veremos qué más podemos hacer.

Salimos del restaurant y Edward se dirigió hasta su chofer para despacharlo, iríamos en mi auto, era obvio que no le hacía gracia a mi acompañante, esta vez no habrían flamantes Camaro, ni Alfa Romeo solo mi querido mini Cooper, el me miraba mientras conducía por las calles de NY  en dirección al Central Park.

-Llegamos – le dije mientras estacionaba mi auto…

-No puedo creer Bella que de ser una sexy motorista, pases a manejar un auto como este… ¡Es el polo opuesto! – comento divertido.

-No todo es velocidad Cullen… - respondí abriendo la puerta del auto.

-Ven caminemos – Tome su mano cálida entrelazamos los dedos – el día estaba cálido a pesar de estar entrando en noviembre, caminamos disfrutando del aire otoñal… Mi mente no dejaba de procesar nuestra conversación ¿Existirá la posibilidad de estar juntos?

-¿Qué piensas de los niños? – pregunto mirando en dirección a los juegos infantiles

-Me gustan mucho, estoy muy emocionada con el embarazo de Alice, los cambios son maravillosos… - suspire por lo lejana de esa realidad para mí - ¿Por qué lo preguntas?

-Me gustaría ser padre… creo que a los hijos uno debe tenerlos cuando todavía hay energía para disfrutar de ellos. – abrí los ojos por la sorpresa de sus palabras.

-¿De verdad crees eso?...

-Lo creo. Recuerdo la primera vez que te conocí estabas donde Esme y tenías a Emma en brazos mientras dormía, fue una imagen hermosa. – Mi corazón fue reemplazado por las alas de un colibrí, me pare frente a él deteniéndolo, me miro confundido hasta que me empine para alcanzar su boca, loca por el deseo de besarlo y la ternura de sus palabras.

Rodee su cuello con mis manos cuando mis labios rozaron los suyos, la coordinación del movimiento la perfección de nuestros roces llenos de anhelos, su lengua mojo mis labios ansiosa por explorar mi boca, me deje llevar por mi impulso maravillándome con su aroma, con su sabor… porque entre todas las veces que habíamos estado a punto de besarnos está definitivamente es una experiencia gloriosa… mis manos acariciaron su suave cabello empujándolo levemente hacía mí. Nos separamos y fue doloroso, a pesar de la falta de aire… su frente descanso sobre la mía, sus manos tomaban mis mejillas las que acariciaba con sus pulgares… muy pronto sus labios me tomaron en un nuevo beso, donde el marco el compás, perdí la noción del tiempo y del espacio mientras  exploraba su boca, sintiendo la textura de su lengua… definitivamente me haría adicta a sus besos…

-Eres deliciosa Bella… - susurro en mi boca, depositando un casto beso – me tienes loco – otro beso – no sabes cuándo tiempo he anhelado besarte – otro beso.

-Yo también lo quería Edward… - de pronto me di cuenta que estábamos en el parque parados en la mitad del sendero de gravilla, mire a mi alrededor y me separe un poco de él, no rechazándolo sino cayendo en la realidad de que estábamos en público. Edward pareció darse cuenta de lo mismo pero me abrazo, no dejo que me alejara.

-Vamos a otro lado… - finalmente me soltó tomando mi mano en dirección al auto, me deje llevar. Subimos y comencé a conducir de acuerdo a lo que me indicaba. Llegamos a un edificio en el centro de NY, bajamos al estacionamiento subterráneo…  cuando entramos en el ascensor Edward me envolvió en sus brazos y siguió besándome desesperado, su energía mermaba todas mis defensas, respondí con el mismo ímpetu.

Las puertas del ascensor se abrieron y el me tomo de la mano, yo miraba embobada, llena de emociones e impulsos desconocidos… mi pecho subía y bajaba deseosa de más besos… de descubrir nuevas cosas… Entramos a un departamento espacioso, un gran sofá adornaba la amplia sala, me condujo ahí… me saque la chaqueta mirándolo mientras él hacía lo mismo. Me abrazo por la cintura apretando levemente, me miro a los ojos en ellos había deseo y el calor abrazador y un fervor nunca antes experimentado se despertó en mí…  Lo empuje al sofá apoderada de una energía nueva… me senté a horcajadas sobre él y estampe mi boca besándolo mientras mis dedos pasaban por su pelo desordenándolo, amando su textura… la danza de nuestras lenguas y el calor de tu tacto, cuando nos separamos para respirar su nariz delineo mi mandíbula besando mi cuello y sus manos acariciaron mi espalda sobre el sweater, mi cabeza involuntaria cayo hacia atrás dejando mi cuello a su merced… no pensaba, solo sentía. Jamás me habían besado de esa manera.

-Edward – mi voz ronca no la reconocí, abrí los ojos cuando sus manos se posaron en mis pechos y los masajeaban lentamente… un escalofrío recorrió mi espalda. Mi mente dejo atrás la bruma del deseo y las sensaciones, me tense parándome de sus piernas… él me miro confuso, el fuego abrazador de su mirada me hizo temblar las piernas.

-¿Bella? – Se levantó aún más confundido con mí actuar, el rubor subió a mis mejillas cuando mire sus pantalones y vi que no era la única llena de deseo - ¿Qué sucede? – me tomo la cara con sus cálidas manos, cerré los ojos no podía hablar… controle mi respiración aun con la cara entre sus manos.

-Edward… -susurre – abrí los ojos para mirarlo – no está bien… - él me soltó y me dolió su actuar, pero me permitió pensar con claridad

-¿Por qué no está bien Bella? ¿No lo deseas?... ¿No te gusto? – me dio la espalda esta vez pasando sus dedos por su desordenado cabello.

-Me encantó… pero no quita que sea incorrecto.

-¡No es incorrecto cuando ambos lo queremos!

- ¡Aún estas con ella! – Tome mi chaqueta – mientras esa sea la situación, aunque me duela esto no se volverá a repetir.

-¡Te dije que terminare con ella! Cuando vuelvas ella no estará en mi vida…

-Entonces cuando vuelva, veremos como resulta esto – me mordí el labio ansiosa, él se acercó sacando mi labio de entre mis dientes…

-Bella… te deseo – ronroneo y yo cerré los ojos… buscando fuerzas para mantenerme firme.

-¡No!  - le dije y me aleje en dirección a la puerta, me sujeto del brazo

-¿Por qué no?  - su aliento caliente choco en mi oído

-Porque no seré la otra Edward - Me volví para enfrentarlo – resuelve tus cosas y después veremos qué pasa entre nosotros – me soltó y  aproveche de irme.

Conduje por la ciudad llena de emociones, sus labios en mi piel, sus manos en mis senos… nunca ningún hombre me había hecho sentir así. Llegue a la conclusión que si no existiera la sombra de Leah, las cosas hubieran terminado  en la cama… me estremecí al pensar en cuanto deseaba sucumbir en los brazos de Edward.

Estacione mi auto en el garaje y entre por la puerta de servicio. Subí a dejar mis cosas, entre al baño y mire mi reflejo del espejo… mis ojos brillaban como nunca antes, mis labios estaban rojos e hinchados y mis mejillas sonrosadas… bueno eso es normal pensé con ironía.

Entre al vestidor para sacar mi maleta y comenzar a prepararla no la encontraba me gire para salir y Alice estaba en la puerta.

-¿Buscas tu maleta? – me agarro la mano y me llevo a la cama, me senté mirándola divertida

-¿Ya está todo listo verdad?

-Amiga, soy Alice Cullen ¿Qué crees? – la abrace y bese su mejilla, mi amiga es la mejor del mundo… -¿Bella? – Me incorpore - ¿Por qué hueles a Edward? 

– ¡mierda!... me sonroje.

-Ehh… - ella estaba analizándome  por lo que no me sorprendí cuando grito –Tranquilízate Alice.

-¡Estas con Edward!... ¿termino con la perra?... ¡mi mamá va explotar de felicidad!…

-No Alice, no estoy con Edward… aún – sonreí por la expectativa – En cuanto al tema de Leah – reprimí un gesto de desprecio, pero Alice no disimulo la arcada, me reí – él dijo que iba a terminar con ella…

-Amiga, ¿te besaste con él? – me volví a sonrojar, parecíamos adolescentes hablando de los chicos del instituto

-Si nos besamos – me mordí el labio recordando los besos y las demás cosas – pero no somos nada…

-¿Qué pasará si él deja a Leah?

-No lo sé todavía, pero creo que nos daremos la oportunidad de ser algo más que sólo amigos. Edward me dijo que cuando vuelva las cosas serán distintas.

…

Abrí la puerta de la casa que compartimos con mi padre, dejando atrás la cortina de lluvia que me recibió cuando llegue a Seattle. Todas las cosas estaban como siempre, avance para toparme con el aroma a galletas horneadas… el aroma me trasporto cuando era pequeña y volvía de la escuela. Camine a la cocina guiada por el aroma a vainilla y canela.

-¿Sue? – Estaba inclinada mirando la puerta del horno y se levantó de golpe, una hermosa sonrisa surcaba sus labios y pareció veinte años más joven.

-Bella… hija que alegría verte… - nos abrazamos, su calidez materna me envolvió… - ¡Estas muy delgada! – me reprendió soltándome e indicándome que me sentara.

-Sue, no estoy delgada peso lo mismo que cuando me fui a NY. – Me tendió por sobre la mesa un vaso de leche y unas galletas recién horneadas.

-Estas delgada y no discutas – entorne los ojos mirándola, la había extrañado tanto – Hija, ¿Por qué sigues al otro lado del país? Esta es tú casa.

-Sue, me gusta NY… me he instalado tampoco estoy sola… ¿te acuerdas de Alice Cullen? – Ella abrió los ojos por la sorpresa.

-Claro que me acuerdo de Alice, es difícil olvidarse de esa chiquilla.

-Bueno estoy viviendo con ella y su esposo… además estoy trabajando en la universidad de NY.

Estaba cansada por el viaje, así que me levante de la mesa lavando el vaso de leche y el platillo. Sue me miraba ansiosa, yo sabía lo que ella quería preguntarme…

-Bella… te prepare tu cuarto para que puedas ir a descansar. El servicio es a las 11 de la mañana.

La abrace llenándome de su aroma familiar, ella había sido más que mi nana, era mi madre sustituta, fueron sus brazos los que cobijaron cuando era pequeña y mi verdadera madre ya no estaba.

Subí por las escaleras arrastrando mi maleta, respire profundo esta casa está llena de recuerdos que evocan toda mi nostalgia, me pare frente a la puerta del dormitorio de mi padre.

Tome el pomo de la puerta no muy segura de lo que iba a encontrar ahí… para mi sorpresa todas las cosas de Charlie estaban ahí, su cama estaba tendida como si esperara que el volviera a ocuparla… entre al baño y todo seguía igual. Las lágrimas se derramaron por mis mejillas, salí del dormitorio y me tendí en mi cama, huyendo de los recuerdos dolorosos.

No sé si fueron minutos o horas que me quede tendida encima de la cama, con la ropa todavía puesta cuando Sue entro en la habitación, se sentó en la orilla de la cama. Me incorpore y la abrace, ella acaricio mi pelo.

-¿Cuándo me ibas a contar que te divorciaste? – me susurro sobre mi cabello. ¿Qué fue lo que paso con Jacob? – suspire apoyada en su regazo.

-Las cosas no funcionaron para nosotros, tú sabes que nos casamos porque Charlie nos pidió, no se cual eras las intenciones de mi padre al hacerlo, pero no resulto. Nuestro matrimonio no fue el mejor y ninguno de los dos éramos felices.

-Creo que es una razón de peso para el divorcio – dijo mientras sus manos acariciaban mi pelo – Nunca estuve de acuerdo con tu padre, pero él era mucho más testarudo que tú.

-Quiero a Jake como mi amigo y mi hermano, y lo que más lamento de todo es que nada volverá a ser como antes – sin poder contener por más tiempo las lágrimas me deje llevar y consolar.

Enfundada en el sobrio vestido que Alice empaco para mí, baje las escaleras con el abrigo colgando del brazo. En el living me esperaba mi amada nana con mi ex marido sentado en el sillón. Quise sonreír, pero el gesto resultante fue tan frio que lo deje así.

Jake se puso de pie y camino hacia mí, me envolvió en sus brazos. Este ritual es tan doloroso como lo fue el funeral, me sentía superada y todavía quedaba encontrarnos con tanta gente que asistiría al servicio…

Salude a tanta gente, recibí tantos abrazos de gente extraña. Fue demasiado triste, apenas cruce palabras con Jake al finalizar fuimos al cementerio, debo confesar que de manera autómata camine hasta que llegamos a la tumba de mi padre, ahí ya no pude contenerme y me desarme.

No recuerdo hacer el viaje de regreso a casa, subí las escaleras y me encerré en su habitación, como una especie de catarsis revise sus cosas, su ropa y llore toda la tarde del día viernes… Jacob fue a verme pero no salí de la habitación, no me había dado cuenta cuanto había extrañado a papá… ya cansada de llorar y agotada sentimentalmente me acosté en la cama, comencé a quedarme dormida cuando el sonido de mi celular me saco de mi ensoñación, me levante para tomarlo de la encimera, tenía varios mensajes de Benjamín y Alice durante el día, cada mensaje de mi amigos se volvía más apremiante que el anterior, su preocupación me calentó el corazón un poco.

Baje a la cocina tenía hambre, no había comido nada desde la mañana. Comencé a prepararme un sándwich, me fui a sentar al alero del ventanal, como siempre llovía… Una suave manta cubrió mis hombros cuando mi cabeza reposaba en mis rodillas.

-Te vas a enfriar hija… - Sue se sentó en el sillón próximo a mí, yo seguí mirando hacia afuera.

-Nana… ¿Por qué las cosas de Charlie todavía están ahí?

-Es tú decisión… después del funeral prácticamente saliste arrancando de Seattle, y cuando hablamos por teléfono, nunca mencionas nada de esto… yo no puedo tomar esa decisión por ti.

-Es demasiado doloroso tener todo acá… es demasiado frio. ¿Estará bien donarlo?

-Por supuesto hija, yo me encargare de entregarlo a la iglesia – me levante y la abrace - Ahora ve a descansar, necesitas dormir.

Subí las escaleras entre al dormitorio de mi padre avance tomando mi celular de la cama y dando un último vistazo cerré la puerta.

Me enrolle en el plumón deliciosamente calentito acomodándome para dormir, cuando mi celular vibro, extendí mi mano hasta el velador y lo tome, de seguro es Alice enojada porque no la he llamado.

Mi sorpresa fue enorme al darme cuenta que el último mensaje era de Edward, lo abrí nerviosa, no me había llamado, ni escrito desde que lo deje en el departamento… ahogue un grito cuando leí el mensaje…

¿Quieres ser mi novia?...

Espero tú respuestas cuando vuelvas, quiero mirarte a los ojos cuando me digas que sí.

Un beso

E.C

¡Claro que quería ser su novia!... quería besarlo sin preocuparme de nadie más… la esperanza exploto en mi pecho, llena de ilusiones… feliz porque él me había elegido… estaba dispuesta a darle la oportunidad que me estaba pidiendo, ahora yo le daría una sorpresa a él.

Es lo que necesitaba para sobreponerme a todo el drama y la nostalgia… amo a mi padre desde donde este, él quería mi felicidad, ¿será el momento de arriesgarme?

Llame a la aerolínea para cambiar el vuelo para el sábado en la noche, así llegaría al almuerzo en la casa de mis futuros suegros… me reí de mi misma por lo feliz que me sentía… tenía que admitirlo… me gusta demasiado Edward, con la ilusión bailando dentro de mí me volví a  arropar y me dormí.

Llegue el domingo feliz a casa, al parecer los chicos aún no se levantaban, así que avance por el pasillo sigilosa, para llegar a mi habitación, mientras subía las escaleras me tropecé con Jasper.

-Bella… ¿Cuándo llegaste? – me beso el tope de la cabeza.

-Hola Jazz, recién llegue.

-¿Por qué no avisaste?... para ir a buscarte al aeropuerto

-Jazz… ya estoy acá no te preocupes. Ahora me voy a dar una ducha.

Me prepare para el almuerzo con mucho esmero para brillar, hoy sería un día fabuloso y estaba feliz por ello. Estaba alisando mi largo cabello cuando Alice entro como un torbellino a mi dormitorio preciosa como siempre. Me miro expectante mientras se apoyaba en el tocador, yo acaricie su panza redondita.

-¿Qué haces acá Isabella? – volví a tomar mi cepillo de pelo mientras ella movía rítmicamente su pie.

-Volví antes… nada más – me levante a buscar mi celular porque sabía que ella no se quedaría tranquila con esa respuesta.

-¿Qué estas tramando? – no le respondí, busque en mi celular lo que quería mostrarle y se lo tendí. Lo tomo con la ceja alzada y leyó… me deleite viendo su expresión, su boca formaba una perfecta “O” - ¿Qué le dirás?

-Que sí…

Nos habíamos retrasado por el antojo de Alice que quería comer pie de limón de postre, y nos pasamos a una pastelería para comprar uno muy grande.

Entramos como costumbre por la puerta de la cocina, los chicos pasaron directo al comedor donde ya estaba el resto de la familia. Deje el pie de limón en el refrigerador acomodando el espacio, camine feliz porque vería a Edward, hoy sería su novia.

Entre en el comedor con una sonrisa estúpida clavada en la cara, pero al ver a los comensales me di cuenta que las cosas no estaban bien, de partida porque Leah aún estaba sentada al lado de Edward… Lo vi levantarse mirándome con sorpresa pero el brazo de Leah lo detuvo.

-Amor, yo quiero dar la noticia…

-Leah, espera no lo hagas ahora – le rebatió Edward

-¡Estamos embarazados!… tengo cinco semanas de embarazo – soltó sin anestesia frente a toda la familia.

Sonreí por la ironía, los ojos de Edward eran suplicantes, mire a los demás que estaban estupefactos con la nueva noticia, volví a mirarlo desafiante desde la puerta del comedor, e infundada en una valentía desconocida me acerque a Leah y la abrace.

-Felicidades… Es una maravillosa noticia.

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¡¡¡No me maten!!!

No dejen a mi pequeña sin mamá... 
Necesito todos sus comentarios, reclamos y etc....

Agradezco de todo corazón  sus comentarios, alertas y favoritos….

Muchas gracias… Me hacen muy feliz

Cariños

Axavenus